Fallece la cineasta cubana Lourdes Prieto

Su obra como directora abarca una decena de documentales que realizó con especial sensibilidad, aproximándose a los temas y personajes tras investigar en profundidad sobre ellos, señaló el crítico de cine Luciano Castillo.

Lourdes Prieto recibe el Gran Premio Caracol de Cine de No Ficción por su obra “Hay un grupo que dice…" © Radio Rebelde / Abel Rojas Barallobre
Lourdes Prieto recibe el Gran Premio Caracol de Cine de No Ficción por su obra “Hay un grupo que dice…" Foto © Radio Rebelde / Abel Rojas Barallobre

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Este artículo es de hace 3 años

La cineasta cubana Lourdes Laura Prieto Pérez-Castañeda, considerada una de las grandes documentalistas del cine cubano, falleció este martes a los 70 años, víctima del cáncer.

“Anoche falleció víctima de una penosa enfermedad la cineasta Lourdes Prieto. Nuestras condolencias a familiares y amigos. Fue excelente documentalista y Directora asistente de muchas películas cubanas”, expresó Lourdes de los Santos, presidenta de Asociación de Cine, Radio y Televisión de la UNEAC (Unión de Escritores y Artistas de Cuba).


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Su carrera como cineasta estuvo marcada por la pasión y la resolución que distinguió su trabajo, según reseñó el crítico de cine Luciano Castillo en Cubacine, quien alabó la vasta y sólida cultura que caracterizaba a la realizadora.

“Cuanto cineasta tuvo el privilegio de contar con ella en su equipo de realización, reconoció la satisfacción por la entrega de una profesional tan competente”, afirmó Castillo, destacando su prestigio como ayudante de dirección de varios realizadores cubanos que vieron en ella una profesional con una sólida formación y una gran habilidad ejecutiva, una cualidad muy apreciada en la industria del cine.

Asistente de dirección de Pastor Vega en Retrato de Teresa (1979), Amor en campo minado (1987) y En el aire (1988), Lourdes fue promovida en los 90 a directora asistente de directores que marcaron esos años con sus obras.

Adorables mentiras (1991), de Gerardo Chijona; El elefante y la bicicleta (1994) y Lista de espera (2000), de Juan Carlos Tabío; tuvieron a Lourdes como directora asistente. Como tal también se desempeñó en Guantanamera (1995), de Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío.

En tanto ayudante de dirección de estos realizadores, Lourdes se ocupó de coordinar las distintas fases de producción de esos filmes: preparación, rodaje y posproducción; unas funciones para las que demostró una celebrada capacidad.

La figura del director asistente o ayudante de dirección es clave en los rodajes cinematográficos. Junto al director de fotografía, el director asistente es el principal aliado del director de cine durante la fase de producción y su principal responsabilidad es elaborar el plan de rodaje y, sobre todo, hacer que se cumpla. En el set de filmación asume la jefatura del departamento de producción y actúa como enlace del director con los jefes de los otros departamentos (vestuario, iluminación, etc.).

Sueño tropical, de Miguel Torres; Reina y Rey, de Julio García Espinosa; Golpes a mi puerta, del argentino Alejandro Saderman; o Maité, de los directores vascos Eneko Olasagasti y Carlos Zabala, fueron otros de los filmes en los que Lourdes dejó su huella como directora asistente.

Sin embargo, su talento abarcó otras áreas de la cinematografía. Según reseñó Castillo, “el argumento original urdido por Gerardo Chijona y Eduardo del Llano para la cinta Perfecto amor equivocado (2004), dirigida por el primero, partió de una idea de Lourdes Prieto. Ese título cerró su filmografía como directora asistente”.

Su obra como directora abarca una decena de documentales que realizó con especial sensibilidad, según Castillo, aproximándose a los temas y personajes tras investigar en profundidad sobre ellos.

Para el ojo que mira: Mendive (1993), Bajo la noche lunar (1998), Rumor del tiempo (2000), Conversando con Ruth (2001), La magia del laberinto (2009) y Mirtha (2015), fueron algunos de sus documentales más celebrados por la crítica.

En 2019, Lourdes realiza sus dos últimos documentales: Evocación, sobre Saúl Yelín, promotor del cine cubano, y El guarachero soy yo, sobre la afamada comparsa reglana. “Daba gusto colaborar con alguien como Lourdes Prieto, quien se consagraba por completo a cuanto se proponía”, aseguró Castillo.

Para este crítico, en la filmografía de Lourdes sobresale el largometraje Hay un grupo que dice… (2013), que -según Castillo- trasciende la crónica sobre el mítico Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC para abarcar el complejo contexto cultural, político y social en que surgió y dejó una profunda impronta y retrato de toda una época.

“Una gran documentalista. Sus últimas obras fueron verdaderas joyas”, consideró Mario Piedra Rodríguez. “Sumo mi condolencia por la muerte de un estupendo ser humano, una compañera de estudios universitarios, una amiga querida. Ya uno empieza a sentirse, o lo es, superviviente”, indicó Luis Toledo Sande.

“Lo siento mucho, sabía que estaba muy malita, con su dolencia irreparable. La conocí personalmente cuando comenzó a investigar para su maravilloso documental Hay un grupo que dice… Incluso tuve la gran satisfacción de presentarla en la conferencia de la Cátedra Santiago Álvarez ante los estudiantes de nuestra Optativa. Precisamente disertó sobre ese documental. Los jóvenes quedaron maravillados por ella y su obra”, aseguró Teresita Herrera.

“Nos deja el recuerdo de persona fiel a sus sueños y deberes siempre asumidos con entereza profesional. Lograba humanizar sus acciones con el sello peculiar de su atractivo modo, su ‘corazonear’ lo alegre, lo importante. Beso Lourdes. Que infinitas claquetas aplaudan tu improbable adiós”, expresó el actor cubano Patricio Wood en redes sociales.

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