Las protestas populares en Cuba se incrementaron durante el pasado mes de septiembre, a pesar del aumento de la represión gubernamental contra estas iniciativas ciudadanas desde el estallido del 11 de julio.
El Observatorio Cubano de Conflictos (OCC) contabilizó 312 manifestaciones en el mes recién concluido, 14 más que en agosto, cuando se reportaron 297.
En lo que va de año la cifra de septiembre solamente es superada por las del mes de julio, cuando hubo 584 protestas al calor de los sucesos del llamado 11J.
De las 312, al menos 141 fueron por motivos económicos y sociales, y 171 por motivos políticos y civiles.
"La tendencia de crecimiento (de las protestas) no ha variado pese al incremento del terror estatal. Desde septiembre de 2020 (42 protestas) hasta septiembre 2021 (312 protestas) se ha mantenido constante el aumento de las protestas, mes a mes", explicó OCC.
Advierte a quienes consideran excepcional el estallido social del 11 de julio (584 protestas con participación de unos 187,000 cubanos) que en lo que va de año "se han acumulado ya un total de 2,718" manifestaciones, incluidas nuevas formas de protesta como rezar en público.
"Se confirma que el terror estatal desatado en esta “guerra contra todo el pueblo” no logra su propósito de contener las protestas, sino que continúan multiplicándolas al tiempo que se incrementa la pérdida de capital simbólico (credibilidad, prestigio, influencia), del régimen de gobernanza vigente y del gobierno que lo administra, tanto entre la población como más allá de las fronteras cubanas", expresa OCC.
A la laceración del capital simbólico del poder en Cuba contribuyen, por ejemplo, las experiencias de la represión contadas por los artistas Hamlet Lavastida y Katherine Bisquet, recientemente desterrados del país, y las huelgas de hambre de algunos activistas detenidos como Luis Manuel Otero Alcántara y Maykel Osorbo, que continuamente encaran al poder y lo desmoralizan, señala el informe.
Llaman la atención las convocatorias para rezar en público en favor de los cambios en la isla y otras 29 acciones cívicas de protesta en 10 provincias, "dos tendencias novedosas que se expresaron pese a la represión y el terror posterior al 11 de julio". El informe señala que a ello se agregaron los cacerolazos, una modalidad muy latinoamericana, pero sin arraigo anterior en Cuba.
Entre las principales causas del incremento de las manifestaciones, habla de una tormenta perfecta autoinducida por la política nacional que favorece el estallido social y tiene su base en el colapso del sistema de salud y desabastecimiento de medicamentos, la inflación descontrolada la inseguridad alimentaria y creciente hambruna, la inseguridad energética y el bloqueo de la posibilidad de que el sector no estatal pueda beneficiarse del comercio e inversiones procedentes de EEUU.
Esa organización recuerda que el régimen aprobó en 30 días varios decretos y proclamó "a la carrera" acciones para dar prioridad a la atención social a los barrios marginales tras el 11J.
Estos hechos, explica el Observatorio, reafirman la conciencia de que la élite de poder solo hace concesiones bajo presión pública efectiva, como la del 11 de julio. "La represión y el terror no logran neutralizar a esta nueva generación de ciudadanos disidentes", subraya la organización.
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