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El profesor cubano Julio Adriel Merladet Olazábal, quien fue expulsado de su trabajo por sus críticas en Internet al sistema de salud pública, tuvo que ponerse a vender productos agrícolas para sobrevivir.
El joven, residente en el municipio granmense de Jiguaní, compartió en su muro de Facebook una foto suya junto a una tarima donde hay malangas y ajíes, con un borrador y tiza en la mano, que ahora usa para apuntar los víveres que oferta.
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"Les dije que de hambre no me iba a morir, todo legal e incluso a más bajo precio que como están los productos, para que no exista laguna alguna por donde marcarme", señaló Julio Adriel.
"Borrador y tiza en mano, pero esta vez no para dar clases (ese privilegio me lo quitaron simple y llanamente por cometer el 'grave delito' de decir la verdad). Ahora los utilizo para poner los productos en la pizarra de precios, pero me siento libre. No me va a utilizar más nadie. Pero vean lo que pasa cuando ya no nos necesitan, cuando no defendemos sus derechos", recalcó.
Esta semana Julio Adriel, quien enseñaba Historia en el IPVCE Silberto Álvarez Aroche, relató a CiberCuba que la dirección del centro lo separó de su puesto por difundir en sus redes sociales videos críticos del sistema sanitario, luego de que en agosto su esposa e hija estuvieran horas buscando asistencia médica en medio de la ola de coronavirus.
La sanción que le impusieron, con un claro basamento político, le sirvió para entender cómo funciona el régimen.
"Me gané el respeto de los profesores y los estudiantes por mi forma de trabajo, incluso de aquellos con mayor experiencia, que ven a los más jóvenes con escepticismo", declaró.
Tras recibir la medida, el joven de 26 años compartió un video en el que subrayó que en Cuba no hay libertad de expresión, un derecho que está regulado en el artículo 54 de la Constitución.
También detalló cómo lo afecta la expulsión, pues es padre de una niña de 11 meses y su esposa, también profesora, está de licencia de maternidad.
"¿Pensaron en cómo iba a mantener a mi niña, en lo que voy a tener que hacer ahora?", preguntó a los responsables de su situación.
Julio Adriel había comenzado a vender especias en la calle para alimentar a su familia.
"Quieren obligarme a que cometa algún delito para meterme preso, pero no se los voy a permitir, porque eso es lo que hacen con todos los que piensan diferente", advirtió.
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