Casi 2,600 campesinos de Las Tunas llevan desde abril pasado esperando por que se les pague en moneda libremente convertible (MLC) la leche que vendieron a la industria láctea.
Un reportaje del diario Granma reveló que hay 2,596 ganaderos del territorio a quienes el Estado les debe un total de 104,972 pesos en esa moneda.
A seis meses de que el gobierno cubano autorizara la venta liberada de leche y sus derivados como vía para incentivar la producción de alimentos, Las Tunas es una de las provincias que más leche ha entregado a la industria por encima del plan fijado con los ganaderos, motivados por que la empresa de productos lácteos local fijara una la tarifa de 15 centavos en MLC por cada litro comprado fuera del plan contratado.
Pero el entusiasmo de los campesinos, una vez más, chocó contra la demora y la falta de organización entre el sistema de la agricultura y el banco, al no haberse definido a estas alturas el procedimiento para el pago, y el que los campesinos no tengan aún su cuenta en MLC, ha llevado a la acumulación de miles de pesos en deudas sin saldar a los productores.
"Nos sacrificamos y luego nos pagan cuando les parece; hay productores que están desestimulados, sin contar el precio elevado de los insumos. No es fácil producir sin soga, sin zapatos, sin un alambre o sin guantes adecuados", denunció al periódico Elio Piñeiro Hidalgo, vicepresidente de la cooperativa de producción agropecuaria (CPA) Calixto Sarduy, del municipio cabecera.
Otro ganadero, identificado como Alfredo Ortiz, ha entregado hasta el cierre de agosto 3,800 litros por encima de su plan, y asegura que puede garantizar otros 8,000 este año, pero solo si le pagan lo que le deben, porque necesita "comprarle aditamentos a mi tractor y la única vía es esa".
"Cuando se pagó por vez primera la leche a nueve pesos, muchos campesinos se sumaron, pero, además de no pagarse aún el MLC, también nos dijeron que solo lo pagarían si la utilizaban en las producciones que se comercializan en esa moneda, y eso no es lo que expresan las medidas. ¿Cómo sé si la que yo entregué fue la que ellos usaron?", cuestionó Ermes Rodríguez, vicepresidente de otra cooperativa.
En abril de este año, el gobierno anunció que para poder vender de forma liberada la leche y sus derivados, los ganadores tendrían primero que cumplir los planes de entrega contratados con el Estado.
El nuevo sistema establece que aquellos que incumplan su plan, recibirán 7,50 pesos por litro de leche de vaca entregado a la industria. A los que cumplan y sobrecumplan lo pactado, se les debe pagar nueve pesos el litro.
Los campesinos cubanos llevan años pidiendo libertad para distribuir y vender a quien quisieran los frutos de su trabajo, así como el derecho de fijar el precio de venta de acuerdo al mercado, algo a lo que el aparato burocrático socialista siempre se negó, a pesar de que solo se "garantiza" la leche a los niños de hasta siete años.
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