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Un cubano que se encuentra preso por su participación en las protestas del 11 de julio denunció que no ha recibido asistencia médica en el Combinado del Este.
Daisel González Álvarez, de 23 años, debe tomar periódicamente un medicamento para las secuelas de la sífilis que padeció tiempo atrás. Sin embargo, desde que fue detenido el 14 de julio, no ha tenido acceso al fármaco ni a ningún tipo de atención médica.
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El joven residente en el municipio Güira de Melena, en Artemisa, relató a la agencia independiente CubaNet que durante las manifestaciones del 11 de julio, cuando la policía empezó a reprimir a los asistentes, él y otros manifestantes empezaron a lanzarle piedras a una tienda de la cadena Panamericana.
Tres días después agentes del orden lo arrestaron y lo llevaron a la estación de policía local, donde lo mantuvieron tres días en un calabozo. Después lo trasladaron para la unidad de Reloj Club, en La Habana, y allí permaneció otros tres días, hasta que el 20 de julio lo ubicaron a esperar el juicio en su contra en el Combinado del Este, concretamente en el cuarto piso, en el ala norte del edificio 3.
El detenido denunció, además, que en todo este tiempo ha sido objeto de constantes insultos y agresiones verbales.
Tampoco ha recibido la visita de ningún oficial penitenciario, lo que sí ha sucedido con otros manifestantes presos junto a él. Solo le han informado a sus familiares que lo acusarán de sabotaje y daños a la propiedad.
Hasta que fue encarcelado, González Álvarez trabajaba como panadero en una unidad estatal. Está casado y tiene una niña de meses.
El joven aparece registrado con el número 210 en el listado que elaboró la organización jurídica independiente Cubalex, con los nombres de los cubanos arrestados por participar en las manifestaciones de julio pasado.
Según los datos recopilados por Cubalex, la cifra total de arrestados es de 1,125, de los cuales más de 500 permanecen aún en prisión.
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