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No quiero ser portador de malas nuevas, mas le adelanto que ningún cubano ganará este año el Bate de Plata. Siento decirlo así tan de porrazo, y lamento que los nacionalistas más febriles me tildarán de pesimista o algo peor aún. Pero no veo razón alguna para alimentar sueños estériles.
Ayer, cuando se hizo el anuncio oficial de la candidatura al premio a los toleteros más destacados en cada posición, salieron a relucir los nombres del inicialista Yulieski Gurriel, el designado Yordan Álvarez y los jardineros Randy Arozarena y Lourdes Jr. Enseguida, como es natural, el fanático insular se frotó alegremente las manos. Sin embargo, al menos esta vez no toca premio.
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Le propongo repasar estadísticamente cada uno de los casos y contrastarlo con el aval de sus rivales.
Aquí hay demasiado poco que decir: Guerrero cargará con la distinción de modo unánime. Cierto es que Gurriel lideró a la Liga Americana en average (e incluso a todas las Mayores en elevados de sacrificio con un total de 12), pero lo del dominicano fue de escándalo: el muchacho encabezó a la MLB en carreras anotadas (123), jonrones y bases recorridas, y presidió su circuito en porcentaje de embasado, slugging, OPS (1.002) y OPS+. El MVP todavía lo tiene que pelear, pero este premio, no. Ya es suyo.
Rutilante en materia de promedio, a la campaña del espirituano le faltó el aderezo de las conexiones que se largan del estadio. Seamos honestos: cuesta ser Bate Plata en la inicial cuando 13 jugadores que defendieron esa almohada te superaron en cuadrangulares en tu propia liga.
Aquí tampoco veo chance, a pesar de que los elegidos serán tres y ello dilata el abanico de posibilidades. Ambos cubanos cerraron a todo tren el curso, pero a la postre los penalizaron sus discretas actuaciones de la primera mitad de campeonato. Basta con un golpe de vista a la tabla para advertir que los dos van bastante a la zaga del resto en materia de bambinazos y remolques (en este último indicador solo aventajan a Mullins, limitado de mayor productividad por su condición de primer bate).
A mi juicio, la selección final podría recaer en Judge, Tucker y Teoscar.
Llamado a marcar con el hierro del madero las próximas temporadas ligamayoristas, el “Papi Álvarez” –como siempre le digo- ganaría sin apremios el galardón si no fuera porque Shohei Ohtani cumple la función de designado en los partidos donde no sube a la lomita. Y contra las fuerzas sobrenaturales no se puede. Definitivamente, no.
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