El mitin de repudio contra el dramaturgo y activista Yunior García Aguilera llegó este domingo hasta la puerta de su apartamento, como muestra un video publicado por Archipiélago en sus redes sociales.
No bastó con la turba enardecida (más de 50 personas gritando en los bajos del edificio), ni con los policías de uniforme que vigilaban hasta el rellano de la escalera. Tampoco con alejar a la prensa extranjera hasta donde no pudiera ver ni filmar una eventual detención. Ni que agentes de la Seguridad del Estado apostados en la azotea del edificio maniobraran con una gigantesca bandera cubana hasta tapar la ventana por la que García Aguilera había colgado un mensaje.
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El CDR fue conminado a hacer su labor combativa, y allá fue la misma anciana que ha aparecido en videos previos, la semana pasada, encabezando un acto de repudio y advertencia al impulsor de la Marcha Cívica por el Cambio.
En el video puede verse cómo la cederista le dice a Yunior que "usted está al servicio de los enemigos de nuestro pueblo".
"Eso no es cierto", le responde, calmado, el dramaturgo.
"Esta comunidad y este pueblo no le vamos a permitir ningún show mediático. Estoy defendiendo la historia mía, la de mis hijos, la de la Revolución, la de mis nietos", continúa, exaltada, la anciana.
"Te lo dije el otro día: no le vamos a permitir esta actividad, este barrio es de los revolucionarios", añade.
Agentes de la Seguridad del Estado y simpatizantes del gobierno cubano acarreados en autobuses impidieron a García Aguilera salir este domingo de su casa par manifestarse en solitario, tal como lo había anunciado.
Frente al edificio de tres plantas en la barriada popular de La Coronela, al oeste de La Habana, donde el activista vive con su esposa, se congregaron unos 50 personas dando vivas a la revolución y a Fidel Castro, coreando lemas como “Patria o muerte, venceremos” y consignas a favor del gobierno.
La calle fue cortada con un autobús amarillo, por lo que García colocó una sábana blanca en una de las ventanas de su departamento y se asomó varias veces vestido de blanco con una flor en las manos. Luego colgó un cartel en que se leía: “Mi casa está bloqueada”.
Archipiélago había propuesto a los cubanos poner telas de color blanco en las ventanas o balcones como forma de protesta.
Poco después, el cartel y la sábana blanca que colocó García quedaron tapadas por varias banderas cubanas gigantes que agentes de la Seguridad del Estado colgaron desde la azotea.
García había informado su decisión de caminar en solitario, vestido de blanco y con una flor del mismo color desde el parque del Quijote hasta el Malecón, como una forma de protesta tras la denegación del permiso para la marcha este 15 de noviembre.
El domingo, ese parque habanero fue tomado por simpatizantes del gobierno y se instaló allí una feria popular con música y payasos.
Mientras en La Habana Vieja, en las inmediaciones de una estatua al prócer José Martí, se congregaron jóvenes de organizaciones progubernamentales en una actividad a la que asistió el mandatario cubano Miguel Díaz-Canel.
Díaz-Canel dijo que el mitin -en el cual se usaron pañoletas rojas para distinguirse de los atuendos blancos propuestos por los grupos contestatarios- era “una acción antiimperialista” en medio de un proceso de “perfeccionamiento” del socialismo y para contrarrestar, señaló, “las campañas para subvertir el orden interno” en la isla.
El gobierno insistió en que las marchas convocadas por Archipiélago y otros opositores están orientadas y financiadas desde Estados Unidos. García Aguilera ha rechazado en varias ocasiones esos señalamientos que carecen de pruebas.
La marcha prevista para hoy lunes se produce en medio de la reapertura de fronteras a los turistas y una “nueva normalidad” tras 20 meses de pandemia de COVID-19.
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