El gobierno cubano colocará una central flotante en la bahía de La Habana como solución emergente ante la crisis energética del país, admitió Lázaro Guerra Hernández, director técnico de la Unión Eléctrica de Cuba (UNE).
“Las instalaciones energéticas llevan mucho tiempo de construcción; cuando hay crisis energética hay que buscar soluciones que sean rápidas y que no comprometan el futuro”, afirmó Guerra Hernández al diario oficialista Granma.
Igual detalló que “la tecnología de centrales flotantes se utiliza, normalmente, en situaciones de crisis. Siempre se trata que la generación propia asuma la demanda, pero en momentos de crisis energética mundial, que ha provocado déficit de generación en muchos lugares, se acude a esta tecnología”.
También expuso que ante la crisis de apagones que padece el país desde junio, "resulta muy efectivo poner en marcha esta central flotante por el corto tiempo de adquisición y puesta en marcha", aunque la solución sea aplicar una aspirina a un derrame cerebral.
De acuerdo con el directivo, esta central flotante se empezó a negociar a finales de septiembre con la empresa turca Karadeniz Holding y “para diciembre se prevé que esté generando”.
Insistió que las instalaciones energéticas llevan mucho tiempo construirlas, y ante situaciones de crisis como las del país, “hay que buscar soluciones rápidas”, además de aclarar que las centrales flotantes se utilizan por periodos limitados y después se pueden desmontar.
También aseguró a los que están preocupados por su impacto ambiental, debido a su tecnología basada en combustibles fósiles, que la planta “cumple con las normas ambientales en cuanto a las emisiones de gases, el ruido y las posibles vibraciones", pero sin detallar datos técnicos sobre porcentaje de emisiones, nivel de ruido y medidas de seguridad para evitar que sus desechos vayan al mar.
Esta central flotante sería la cuarta de su tipo en el país, ya que otras tres operan en la bahía del Mariel desde 2019, por igual acuerdo con la empresa turca Karadeniz Holding, y que generan unos 200 MW al Sistema Eléctrico Nacional.
Según el jefe técnico de la UNE, la nueva central flotante se emplazará cerca de la termoeléctrica de Tallapiedra, desde donde se le instalará una línea eléctrica directa a la subestación de Melones.
Aseguró, además, que en estos momentos se preparan las condiciones para habilitar la línea de evacuación de energía necesaria, una vez que la central se emplace en su lugar.
Aclaró también que esta no se puede echar a andar en cuanto llegue a la rada habanera, porque requiere de un proceso de anclaje y colocación de grandes bloques de hormigón en el lecho marino para fijarla al suelo.
Sin embargo, aseguró, esperan que en diciembre se encuentre generando unos 130 MW adicionales a lo que se aporta actualmente por esta vía.
Guerra Hernández detalló que estas centrales operan con motores diésel, al igual que los grupos electrógenos que existen por todo el país, otra medida emergente para solucionar la crisis energética del país que ya se volvió eterna.
Las centrales flotantes no son más, explicó, que una barcaza a la que se le coloca motores de fuel oil. De las tres que trabajan en Mariel, dos tienen cuatro motores, y una dos. La de La Habana cuenta con siete.
Las centrales flotantes en funcionamiento en Cuba, dijo el directivo, aportan el 7% de la electricidad total del país en un año, porcentaje que se incrementará hasta un 12% cuando entre en operaciones la patana de la bahía habanera.
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