Una mujer residente en Homestead, ciudad floridana del condado de Miami-Dade, fue puesta bajo arresto domiciliario, acusada de abuso infantil agravado, por encerrar a su hijo en una jaula para perros durante los dos primeros días de 2022.
Fuentes policiales citadas por América TeVe han revelado que Adriana Alvarado Gutiérrez, de origen cubano, encerró al menor a modo de castigo por supuestamente autolesionarse y agredirla a ella.
El niño está diagnosticado con trastorno negativista desafiante y síndrome de déficit de atención con hiperactividad, padecimientos para los que recibe asistencia farmacológica.
Para intentar validar su testimonio, la madre de 42 años le levantó la camisa a su hijo delante de los agentes de policía, para enseñarles los moretones que, según ella, el niño se habría autoinfligido. También mostró en sí misma las huellas de patadas que ella había recibido.
Una trabajadora del Departamento de Niños y Familias fue quien informó a la policía sobre lo que estaba ocurriendo en el domicilio de la mujer, pues la ahora acusada se lo habría contado con la mayor normalidad.
La policía de Homestead acudió el lunes pasado en la vivienda, situada en la cuadra 200 de Northeast 12th Avenue.
Tras ser presentada a la corte penal de Miami-Dade, una jueza ordenó que, a la espera del juicio, Alvarado quede confinada en casa de su madre, en La Pequeña Habana. Únicamente podrá acceder a su hijo bajo custodia policial.
Por su parte, NBC reportó que el padre del menor, identificado como Jorge Alberto González, tomó distancia de la actitud de la madre y dijo que no aprobaba el castigo. El niño está ahora bajo su custodia.
Acerca de la conducta del menor, Ire Díaz, presidenta de la Advocacy Network on Disabilities, dijo a la cadena informativa que el “trastorno negativista desafiante se caracteriza, en los niños, por no responder a las intervenciones ordinarias para modificar el comportamiento. Tienden a no seguir las reglas y a ser rebeldes. Son como los niños rebeldes, pero multiplicados por diez”.
“Según mi experiencia en el trabajo con familias, quienes recurren a este tipo de actuaciones extremas no están tratando de castigar a sus hijos, sino de mantenerlos a salvo y mantenerse a salvo ellos mismos. Las familias con las que nos hemos encontrado en casos así sienten que han agotado todos los demás recursos”, concluyó.
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