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El gobernante cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez y el Centro Fidel Castro felicitaron a Gema, la hija mayor del espía Gerardo Hernández Nordelo y de su esposa Adriana Pérez, quien cumplió siete años el 6 de enero último.
La pequeña nació en 2015, apenas unas semanas después de que Hernández Nordelo, Antonio Guerrero y Ramón Labañiño regresaran a la isla sin cumplir las sanciones que un tribunal federal estadounidense les había impuesto por cometer actos de espionaje en ese país. A su llegda, ya estaban en el país otros integrantes de la fracasada Red Avispa, René González y Fernando González, quienes sí sirvieron todos los años que requerían sus respectivas sentencias.
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Según refiere el periodico oficialista Granma, durante 2013 y 2014 se realizaron negociaciones entre La Habana y la Casa Blanca que incluyeron la gestión de un tratamiento de reproducción asistida para Adriana Pérez, esposa del agente cubano. El senador demócrata Patrick Leahy sirvió como mediador y garante del proceso.
En 2013, el político estadounidense viajó a La Habana con su esposa, Marcelle Pomerleau, enfermera de profesión para entrevistarse con Adriana. Sorteando las leyes del sistema penitenciario federal que no permite visitas conyugales, inició el proceso en 2014 con un primer intento fallido de inseminación artificial. La segunda tentativa se realizó con éxito desde Panamá. Las autoridades del régimen cubano costearon todos los viajes y gastos médicos del procedimiento.
Hernández Nordelo fue el jefe de la Red Avispa en Estados Unidos hasta 1998 cuando fue descubierto, encarcelado y juzgado. Tras regresar a Cuba en un canje negociado por Barack Obama y Raúl Castro, cumplió diferentes funciones al servicio del régimen y en septiembre de 2020 asumió el puesto de Coordinador de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR).
Es además diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular desde su Novena Legislatura. En las redes sociales y la vida pública ha sido notoria su participación, con mensajes sobre la crisis de alimentos que atraviesa la isla, agudizada por la pandemia del coronavirus. En más de una ocasión, insistió en que los cubanos debían sembrar cultivos y criar animales en sus patios a modo de atenuante ante el hambre y la falta de alimentos.
Tras el estallido social del 11 de julio, el ex espía sirvió de portavoz a la dictadura y recorrió barrios humildes de La Habana, epicentro de muchas de las protestas que estremecieron al país. En su visita a La Güinera, Hernández Nordelo trató de aparentar tranquilidad a pesar de saber que justo allí fue asesinado uno de los manifestantes.
Algunos meses después, ante la amenaza del 15N y la Marcha Cívica por el Cambio, el ex agente de la Seguridad del Estado aprovechó un recorrido por la provincia de Pinar del Río para respaldar al régimen y condenar “las acciones injerencistas y desestabilizadoras provocadas desde Estados Unidos”.
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