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En casi tres años de prisión en Cuba, el abogado canadiense Benjamin Tomlin ha visto cómo se deteriora su salud, al punto de poner en riesgo su vida y de llegar a pensar que las autoridades cubanas y canadienses esperan a que muera para, con él, enterrar los errores cometidos en el manejo de su caso.
“Ahora la hernia ha llegado al punto en que está afuera [del cuerpo] todo el tiempo; ahora mismo tengo que mantener las piernas levantadas contra la pared para tratar de mantenerla en su lugar, y probablemente por eso el testículo está inflamado”, dijo Tomlin a CiberCuba. “Tengo miedo de morir porque me dijeron que esto podría pasar”.
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Salud en cuenta regresiva
En octubre de 2019, Benjamin Tomlin comenzó a sentirse mal y a solicitar atención médica -frecuentemente negada- en la prisión para extranjeros La Condesa, en Mayabeque. Solo un año después recibió diagnóstico de su malestar: se trataba de una hernia inguinal. En ese momento, ya tenía inflamación en un testículo “y la razón era porque la hernia no había sido tratada”, dijo.
“Cuando salió en los medios digitales y redes sociales fue cuando me dijeron que me iban a trasladar a un penal de máxima seguridad para operarme, solo que eso no estaba pasando. Me mantuvieron aislado, no hablaba con nadie y me amenazaban mucho”, dijo Benjamin.
El traslado se hizo efectivo a finales de julio del pasado año sin informar a su familia hacia donde lo llevaron. A través de personas solidarias se supo, finalmente, que lo tenían en la cárcel de máxima seguridad conocida como Combinado del Este. Casi siete meses después, aun no le han extirpado la hernia.
En octubre de 2021 fue sometido a un procedimiento quirúrgico para tratar la inflamación en el testículo que, para este momento, a dos años y cuatro meses de que aparecieran los síntomas de la hernia, había alcanzado proporciones inconmensurables y una apariencia de espanto, según declaraciones de la familia a CiberCuba.
“Todavía la hernia no ha sido tratada. La razón por la que decimos que lo que hacen aquí es inhumano es porque no tienen las condiciones y los recursos”, dijo Tomlin en una clara referencia a la crisis de la salud pública en Cuba.
De La Condesa al Combinado
La intención del traslado, más que para tratarlo, fue para mantenerlo aislado de sus compañeros en la cárcel para extranjeros La Condesa, donde vivía en un régimen penitenciario de menor rigor correccional en represalia a su pedido de atención médica y a sus denuncias sobre las condiciones del penal. La confirmación vendría de parte del jefe de la prisión.
“Cuando me trajeron al Combinado, después de que salió el artículo en julio, el jefe de la prisión aquí me trajo y empezó a golpear el escritorio y me dijo ‘si dices una palabra nunca me vas a olvidar, nunca vas a olvidar lo que te va a pasar. Te pondremos en un lugar especial y me recordarás por el resto de tu vida’, y rompió la mesa gritando como un loco”, recuerda el abogado.
El artículo de julio al que Tomlin hace referencia a una huelga de hambre liderada por reos hispanos en La Condesa quienes brindaron testimonios a CiberCuba de los malos tratos que recibían, en la que el canadiense no tuvo participación.
Al menos una decena de presos extranjeros en La Condesa han denunciado a través de diferentes vías en los medios y en redes sociales antes y después de la estancia de Tomlin en esa prisión.
El más reciente caso fue el del búlgaro Andrian Georgiev, víctima de una golpiza propinada por un reeducador del centro penitenciario por pedir asistencia médica. Tras la denuncia, Giorgiev también fue trasladado con la misma excusa de recibir tratamiento médico, y fuentes cercanas al reo aseguran a CiberCuba que su estado de salud continúa siendo muy delicado.
Sin embargo, el régimen de Cuba, sediento de cabecillas y líderes, decidió trasladar al canadiense como medida ejemplarizante. Más aun, le han negado el derecho a la reclusión de mínima seguridad, que aligera el tiempo de condena y le permite alcanzar en breve tiempo la libertad condicional. “¿Por qué me niegan la mínima si tengo buen comportamiento?”, se pregunta Tomlin.
“Me dijeron que mantuviera la boca cerrada y no hablara de estas cosas. No hablas de tu salud, no hablas de las condiciones de aquí ni de tu caso, de lo contrario te van a dar anotaciones por indisciplina severa, vas a perder tus privilegios de llamadas telefónicas y te van a poner en la celda de aislamiento. ¡Al diablo con esto!”, dijo Benjamin ante su delicada situación de salud.
Condiciones en cárceles cubanas y la ley
Informes de Amnistía Internacional, Human Rights Watch, el Observatorio Cubano de Derechos Humanos y otras organizaciones sin fines de lucro vienen alertando desde hace hace décadas sobre el agravamiento de las condiciones penitenciarias en Cuba atendiendo a una disminución alarmante de “los niveles de nutrición, de atención médica y de higiene en las prisiones”. La documentación asegura que la negación de asistencia sanitaria, las condiciones inhumanas en que se encuentran los presos y las medidas punitivas alcanzan en varios casos el nivel de tortura.
El confinamiento en solitario, la sustracción de camas o colchones, la prohibición de la comunicación familiar, la reducción de porciones de comida, así como la falta de agua y de ventilación conllevan a “pérdidas dramáticas de peso debido a las escasas raciones alimenticias, problemas de salud graves que a veces hacen peligrar sus vidas debido a la atención médica insuficiente y abusos por parte de guardias u otros internos”.
A lo anterior se suma la intimidación y la amenaza de oficiales del Ministerio del Interior en las cárceles que “aplasta la libertad de expresión dentro de los muros de las prisiones por medio de cargos penales y procesamientos de los presos ya condenados que denuncian abiertamente las condiciones y el trato inhumanos en las prisiones”
Lo anterior se agrava por el colapso económico en la isla, la crisis sanitaria por la pandemia, así como de un aumento en la represión que ha disparado la población penal tras los 790 procesados desde las protestas antigubernamentales del 11J, según datos oficiales.
En el caso de reos extranjeros en cárceles cubanas, especialmente canadienses, hay vias para enviarlos de regreso a sus paises, reconocidas en el art. 6 del Código Penal vigente. La Instrucción Especial No. 9 de 2009 del Tribunal Supremo Popular, no publicada en la Gaceta Oficial, otorga a extranjeros en cárceles cubanas no residentes los beneficios de excarcelación anticipada e incluso la posibilidad “de la salida del territorio nacional, bajo las condiciones que resulten pertinentes”.
También existe un tratado entre Cuba y Canadá que hace posible la extradición, mientras que la Instrucción No. 201 de 2012 les atribuye beneficios de Libertad Condicional, suspensión de trabajo correccional con internamiento y Licencia Extra-Penal. Sin embargo, ninguna de estas alternativas ha sido aplicada a Tomlin, quien lamenta que el gobierno canadiense no ha hecho lo suficiente para aliviar su delicada situación.
El silencio o la vida
“Necesito ayuda y me preocupa….no, me aterra estar bajo anestesia general aquí en el hospital del Combinado”, advirtió.
Tomlin tiene motivos para estar aterrado. Constantemente lo amenazan con quitarle el derecho a comunicarse con su familia, incluso, durante la vacunación contra la Covid-19 como represalia a los que se negaran a vacunarse con los inmunógenos cubanos.
Cuando finalmente consintió, un incidente con lo que parecían agujas usadas provocó el cuestionamiento del canadiense a la enfermera a quien exigió mostrarle la envoltura de la aguja para cerciorarse de que no era de uso. Lo que es un protocolo normal a la sanitaria le pareció una ofensa, sin embargo, las autoridades del penal detuvieron la vacunación hasta que volvieron a llamar a los reos, curiosamente, cuando surtieron la enfermería con agujas nuevas.
Además de las pobres condiciones higiénicas e irregularidades en protocolos sanitarios, la carencia de recursos y el pobre acceso a atención médica son también una preocupación para el abogado.
“No he podido ver a un cirujano, me encadenan durante muchas, muchas horas, los tobillos amarrados a mis muñecas; a veces los guardias -que pueden ser muy crueles- los amarran demasiado fuerte y me hacen subir y bajar escaleras sin razón con cadenas alrededor de mis piernas. Es humillante, es cruel, es inhumano y, además de la negligencia médica, es una forma de tortura médica”, agrega.
Miedo a la muerte
Tomlin sabe que la muerte es una posibilidad real. La ha visto de cerca. En agosto de 2020 el venezolano Omar Núñez Núñez murió por falta de asistencia médica en La Condesa. Omar “era hipertenso” y “estaba haciendo un infarto al miocardio por las características del dolor” que sentía, asegura un médico que se encontraba entonces en el penal.
Llamaron al guardia para advertirle esa noche, pero no hubo remisión “y al otro día en la mañana falleció”. De acuerdo al doctor “ellos maquillaron todo y no hubo culpables”, refiriéndose a los oficiales del Ministerio de Interior a cargo del penal.
Algo parecido sucedió con el ciudadano bahamés Cleveland Curtis Winder, fallecido en octubre de 2018. De acuerdo a testimonios de un amigo del bahamés en el Combinado, Curtis tuvo una intoxicación con hígado y también, como a Tomlin y a Núñez, le fue negada la atención médica. La negativa, aseguran varias fuentes, dio lugar a una serie de complicaciones con desenlace fatal.
Núñez fue cremado y sus cenizas aún esperan ser repatriadas a Venezuela, mientras que el cuerpo de Curtis fue devuelto, sin órganos, a Bahamas. Ambas familias quedaron con más preguntas que respuestas sobre las circunstancias de sus fallecimientos, según sus propias declaraciones a CiberCuba.
Estos son apenas dos ejemplos. Investigaciones de la ONG Archivo Cuba ha logrado documentar 311 muertes de presos en Cuba por denegación de atención médica o por complicaciones de salud.
La ONG aclara que la cifra es apenas un subregistro, pues "los números reales de muerte o la causa de muerte de personas bajo custodia son imposibles de corroborar, ya que el Gobierno cubano mantiene un secreto absoluto sobre esta información y no permite el monitoreo de organizaciones internacionales de derechos humanos, incluida la Cruz Roja".
Al final, el abogado canadiense se ha sentido forzado a denunciar su situación de salud porque de ello depende su vida. Lamenta que el gobierno de Canadá no haya realizado esfuerzos para sacarlo de esta situación, a través de un traslado a su país de origen y que las autoridades cubanas lo hayan condenado sin pruebas.
Benjamin Tomlin era empleado de la empresa Canada Development Investment Corporation cuando fue detenido en agosto de 2018 a su llegada a Cuba y acusado del delito corrupción de menores. Fue condenado en marzo de 2019 a 10 años de prisión en un juicio sin garantías procesales plagado de inconsistencias donde no pudo ser identificado por la supuesta víctima, una joven de 15 años que aseguró no haberlo visto nunca en su vida. Hasta día hoy, el canadiense mantiene su inocencia.
“Necesito ayuda y es increíble que la única manera para que ellos reaccionen es si hay una gran historia sobre esto en la prensa. No hay pruebas en mi contra. Esto es un jodido secuestro”, dijo el canadiense.
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