La pintora cubana Carmen Herrera, radicada en Estados Unidos desde mediados de la década de 1950, falleció a sus 106 años este sábado en Manhattan, Nueva York.
La artista nació en La Habana el 31 de mayo de 1915. Su padre fue editor del diario El Mundo y su madre era reportera. Herrera siendo joven estudió arquitectura, pero abandonó su carrera tras casarse con el profesor de literatura estadounidense Jesse Lowenthal, con quien emigró de Cuba y se estableció en Estados Unidos.
Las pinturas de colores radiantes de esta artista cubana pasaron inadvertidas durante más de 6 décadas, hasta el inicio de este siglo. En 2004, siendo una mujer viuda de 89 años, vendió su primera obra y comenzó a ser reconocida por los galeristas estadounidenses.
En 2019 su cuadro "Blanco y Verde" se vendió en la subasta de Sotheby's por 3.900.000 dólares. El beneficio de las ventas se entregó como ayuda financiera para jóvenes mujeres excepcionales que se forman en el centro de estudios Miss Porter's School.
Los estudios de arquitectura de Herrera marcaron en gran medida su obra pictórica, que se suele definir como abstracta, minimalista, de líneas extremadamente limpias, con recurrente uso de formas geométricas.
Sus obras se encuentran en la actualidad en colecciones permanentes de distintos lugares del mundo. Se pueden visitar en museos como el Whitney de Arte Estadounidense en Nueva York, Hirshhorn y el Smithsonian en Washington, así como el Centro de Arte Walker en Minneapolis o el Tate Modern en Londres.
Sobre su pasión por la pintura, Herrera señaló en 2009 que era "una compulsión que da placer". Aseguró que a su avanzada edad nunca se había preocupado por ser famosa.
"Nunca en mi vida tuve idea del dinero y pensaba que la fama era una cosa muy vulgar. Al final de mi vida estoy recibiendo mucho reconocimiento, para mi sorpresa y mi placer”, dijo.
Herrara sufrió la discriminación de su arte por ser mujer. AP compartió una anécdota de la artista en que narra cómo un galerista en Nueva York le negó la posibilidad de exponer.
"Carmen, tú puedes pintar círculos alrededor de los hombres artistas que tengo, pero no te daré una exhibición porque eres una mujer", dijo el galerista cuyo nombre Herrera no reveló.
Sin embargo, la pintora cubana convirtió el silencio, el aislamiento, en una fuente de creación. Dijo que ser una desconocida le ofreció la ventaja de poder trabajar libremente, sin ataduras, en aquello que más le complacía, su arte.
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