Un derrumbe ocurrido en la noche del viernes en La Habana confirmó los temores del cubano Orlando Martínez, paralítico de casi 60 años que al CiberCuba entrevistó en octubre de 2020 y que denunció el estado ruinoso del inmueble en el que vivía.
Obligado a desplazarse en silla de ruedas por más de 37 años, Martínez permanecía a la espera de una solución por parte de las autoridades a su situación habitacional. Luego de que derribaran el piso encima del suyo, su vivienda fue declarada irreparable e inhabitable en 2016. Desde entonces esperaba ser enviado a un albergue adaptado a su discapacidad física.
Aunque por el momento los medios oficialistas no ofrecen información del siniestro ocurrido en el municipio Diez de Octubre, ni de la posible existencia de heridos o víctimas mortales, el derrumbe viene a confirmar, lamentablemente, la urgencia en la que se encontraba este cubano que acudió a CiberCuba para denunciar el peligro que le acechaba en su edificio.
Después de la publicación de su historia, Martínez tuvo una entrevista con el director municipal de la Vivienda. Según contó una persona cercana, al minusválido se le hicieron mil promesas. Sin embargo, esperando que se cumplieran, sucedió lo inevitable: Martínez perdió la casa y arriesgó su vida con el colapso anunciado del edificio.
Ahora, el anciano está en la calle con el resto de vecinos del edificio. Según las fuentes que hicieron llegar la noticia e imágenes a esta redacción, por el momento ninguna autoridad se ha pasado por la zona, ni ha ofrecido apoyo institucional alguno a los vecinos.
La gravedad de la situación era más que evidente en 2020. Cuando llovía, dentro su casa caían chorros de agua que le obligaban a que resguardarse en un rincón con una sombrilla, y a esperar a que escampara.
Luego de gastar todo el dinero ahorrado en la lucha contra el cáncer que acabó con la vida de su madre, Martínez vivía solo en la vivienda que heredó de sus padres y que desde hacía más de 5 años estaba en peligro de derrumbe.
Con secuelas para toda la vida del accidente que lo dejó en silla de ruedas, Martínez tiene que recibir transfusiones de sangre cada tres meses porque la hemoglobina le baja muchísimo. "Le falta el aire y aun así no deja de trabajar. Él no quiere ser una carga para nadie. Aunque no lo diga, no tiene nada", añade su vecina.
Su parálisis no le impidió buscarse la vida. Empleado en talleres de trabajo manual, Martínez ganaba una miseria hasta que llegó la legalización de los pequeños comercios privados, que aprovechó para dedicarse al trabajo por cuenta propia. Hizo dinero, se casó dos veces y vivió esa etapa de su vida con cierta normalidad.
“Él pudo coger un espacio de un taller de celulares y apenas tiene la opción de vender algo, porque [el Gobierno] no le permite comprar artículos en el mercado mayorista y tampoco le deja comprar en las tiendas para revender”, contó en 2020 una vecina a esta redacción.
"En Diez de Octubre todo el mundo lo conoce. Me da rabia ver cómo han hecho muchísimas casas aquí y al Gobierno no le importa cómo está viviendo Orlando. Como es un infeliz, no les importa. No se merece vivir como está viviendo", recalcó.
Todos los días enfilaba por la Calzada de Diez de Octubre en su vieja silla de ruedas y pedía de favor a los transeúntes que lo empujasen loma arriba. Así recorría más de dos kilómetros hasta su trabajo, en el que había días que ganaba algo, pero otros que regresaba en blanco.
En 2020, CiberCuba preguntó a Orlando Martínez, qué pensaba cuando escuchaba a las autoridades decir que no van a dejar a nadie atrás. "No sé qué pensar. Yo ya no me creo nada", respondió a esa pregunta.
La vivienda es uno de los temas por resolver del gobierno cubano y a pesar de que el discurso oficial aboga por su construcción, de acuerdo a lo que estipula la Constitución, la realidad es que el incumplimiento de los pronósticos se reitera en cada período.
Los cubanos que desean construir se enfrentan a la falta de materiales e insumos, elevados precios y trámites burocráticos que hacen muy difícil el acceso a la vivienda.
Los datos más recientes publicados por la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), revelan que en 2020 se construyeron en Cuba solo 32,874 viviendas, de las cuales 19,009 fueron levantadas por el sector privado o particulares.
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