Olga Damas, una anciana cubana residente en la isla, denunció haber sido abandonada por el sistema de salud cubano y cuestionó con dureza la llamada "protección al adulto mayor" de la que presume el gobierno.
En una publicación en Facebook este lunes, Damas explicó que fue operada en el hospital "Fructuoso Rodríguez" el 31 de octubre 2021. Argumenta que en ese centro de salud fue víctima de un mal proceder porque le pusieron "una prótesis de cadera incompleta", algo que precisa que no le informaron en el momento.
Añade que tras darle el alta estuvo sola en su casa "sin protección social" alguna, recibiendo ayuda de un vecino hasta que fue "recogida por unas amistades", de las que dice que tienen tantos problemas como los de ella.
"Estoy tirada en una cama, sin sillón ni nada, y sin recibir una respuesta a pesar de las gestiones en el Fructuoso para dar solución a mi problema", se quejó.
"¿De qué potencia médica se habla? ¿De qué código de la familia y protección al adulto mayor? Escriban menos y hagan más. Lo que hace falta es que se cumpla lo que tenemos. Cuestionemos menos al mundo y arreglemos al nuestro", concluyó, y acompañó su publicación de una foto suya acostada en una cama en que se le puede ver en un estado de extrema fragilidad.
En los últimos años, las redes sociales y los medios independientes han dado visibilidad a una creciente cifra de ancianos cubanos que subsisten en la isla en situaciones de extrema vulnerabilidad.
Ya puede ser por temas de salud mal atendidos -como en este caso- que por la crisis habitacional o por la falta de recursos económicos para hacer frente al alto costo de la alimentación, que deben asumir con pensiones irrisorias.
En lo que respecta a la salud, a los problemas generales en la infraestructura sanitaria se suma la escasez de medicamentos y la gran pérdida de poder adquisitivo para la tercera edad en Cuba, en especial tras la implantación de la llamada Tarea de Ordenamiento económico.
A comienzos de este mes, un anciano cubano confesó que después de trabajar duro toda su vida, la jubilación no le alcanza para subsistir por la crisis económica y la inflación.
“Nunca viví del cuento. En su momento hice lo que debí hacer. Ahora me siento salarialmente maltratado, sin retribución. Padezco de anemia, no puedo salir a la calle por el riesgo a una caída. Mi situación necesita respuesta. Quiero ser medido con la misma regla que miden a todos, pero el asunto es que la regla se ha quedado corta”, relató un adulto mayor cienfueguero al medio oficialista 5 de Septiembre.
Al drama de ancianos empobrecidos por una ridícula pensión en medio de un galopante aumento de precios, se suma la soledad en que ha quedado sumida toda una generación cuyos hijos, en muchos casos, abandonaron el país.
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