El gobierno cubano reportó pérdidas en más de 400 empresas estatales durante el mes de enero y anunció la puesta en marcha de “un proceso para analizar, una por una, las empresas del sistema estatal socialista que han proyectado pérdidas para este año”.
El objetivo de este proceso, según Cubadebate, es el de “proponer las medidas para revertir la situación en cada uno de los casos” y avisó que estas medidas “no serán las mismas para todas” las empresas.
El anuncio se realizó tras un nuevo encuentro del gobernante Miguel Díaz-Canel y el primer ministro, Manuel Marrero Cruz, con representantes del sistema empresarial cubano. En armonía con la política económica de la “continuidad”, el gobernante “indicó estudiar a profundidad cuál es la situación de cada una de estas entidades” y pidió “que cada una se prepare y ponga lo mejor del talento que hay en ellas en función de avanzar”.
A pesar de reconocer la existencia de más de 400 empresas con pérdidas al comienzo de 2022, el viceprimer ministro Alejandro Gil Fernández afirmó que “los datos macroeconómicos expresan que estamos sobrecumpliendo las utilidades, sobrecumpliendo las ventas, que estamos cerca de los niveles previstos de exportaciones, que una buena parte de las empresas son rentables”.
Según Gil Fernández, todo ello responde al comportamiento “planificado”. El también ministro de Economía y Planificación informó que el 72% de las empresas (1,232) obtuvo utilidades. De ellas 1,178 pertenecen al sistema empresarial estatal. Es decir, un 95% de las empresas rentables, según Gil Fernández, florecen en el sistema socialista de economía planificada por el Estado.
En el caso de las empresas que tuvieron pérdidas (457 en total), más del 97% pertenecen también al sistema empresarial estatal (446). De todas estas empresas estatales deficitarias, el 93% se concentraron “en la agricultura, la industria azucarera, la industria alimentaria, la construcción, el transporte y las empresas de subordinación local”. Solo en 16 de ellas “se concentra el 50 por ciento del valor de las pérdidas”, precisó el ministro.
Este año no ha arrancado con altos niveles de actividad, reconoció Gil Fernández. Sin embargo, apeló a los clásicos comodines en su explicación. Según el ministro, este mal arranque se debe “a las restricciones que pesan sobre nuestra economía”.
Ante este panorama confuso, en el que las autoridades lo mismo reconocen deficiencias que constatan que todo marcha según lo “planificado”, el ejecutivo de Díaz-Canel se propone concluir el proceso de evaluación antes de junio.
Según el citado medio oficialista, “la investigación derivará en la presentación de un informe final con los resultados, las medidas y los plazos de ejecución de estas”. El objetivo es que 2022 sea el año “para estremecer la empresa estatal”, afirmó Cubadebate.
Sin embargo, para este año, 87 entidades del sistema empresarial estatal (que incluyen los sectores de agricultura, transporte, industria alimentaria, energía y minas, industria azucarera, recursos hidráulicos, entre otros) planificaron pérdidas por un valor de 12,657 millones de pesos, aunque Gil Fernández reconoció que “estas proyecciones se hicieron en un contexto que no tomó en cuenta los actuales incrementos de los precios”.
“Planificar pérdidas es una estrategia que no puede continuar, porque el diseño que se ha hecho para el sistema empresarial estatal establece que el mismo tiene que ser rentable, eficiente, que tiene que operar con utilidades, con ganancias razonables, justas”, indicó.
“La situación de las empresas con pérdidas tiene que cambiar, para bien. Como se nos ha indicado y está en los documentos rectores del país, este tiene que ser un año de transformación de la empresa estatal, de avanzar hacia la eficiencia”, añadió sin precisar si entre las medidas para hacer rentables estas empresas, el gobierno de Díaz-Canel contempla un plan de privatizaciones de las mismas.
Para “desatar las fuerzas productivas y avanzar en autonomía”, el ministro llamó a acabar con la “irrentabilidad” de las empresas socialistas. Para Gil Fernández, no se puede “resolver el problema de las pérdidas trasladando todos los costos a los precios, lo cual tendría un impacto inflacionario y no nos garantizaría poner a la empresa estatal como sujeto económico principal y sujeto económico que opere con un alto nivel de eficiencia y rentabilidad”.
“Para que la empresa estatal socialista se estremezca y dé resultados favorables a la economía”, habrá que tomar “decisiones, asociadas sobre todo a la reducción de los gastos indirectos, a la disminución de los costos y a la búsqueda de una mayor eficiencia”, insistió.
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