Una migrante nicaragüense de 32 años murió ahogada mientras intentaba cruzar el Río Bravo para alcanzar la orilla estadounidense.
La mujer, identificada por Gabriela Espinoza Pérez, intentó cruzar junto a su pareja, pero él consiguió su objetivo mientras que ella pereció tras ser arrastrada por la fuerte corriente.
Testigos de la tragedia ocurrida el pasado lunes afirmaron que la joven -que este jueves 24 de marzo cumplía 33 años- intentó luchar contra la fuerza de las aguas, pero no consiguió salir con vida.
“Quiero morirme, le pido a Dios que me quite la vida. Sin ella no tengo sentido. Yo me siento como que quitaron un pedazo de mi corazón”, dijo desde Nicaragua su madre, María Mercedes Piedra, en conmovedor testimonio recogido por Noticias Telemundo.
Medios locales mexicanos que fueron testigos de la tragedia indicaron que paramédicos y bomberos intentaron sin éxito reanimar a Espinosa Pérez durante diez minutos. Los familiares de la víctima han pedido ayuda para que su cuerpo sea repatriado.
En lo que va de año se ha disparado notablemente la cifra de migrantes que cruzan el Río Bravo en su afán de alcanzar la orilla estadounidense.
Solo el pasado fin de semana 2,500 migrantes cruzaron el río Bravo hacia Estados Unidos pero al menos 20 perdieron la vida en el intento, según reportó el citado medio de prensa.
Otro caso estremecedor, pero con final más afortunado, fue el de una niña de cuatro años que cruzó el Río Bravo en brazos de un traficante de personas que al llegar a la orilla la abandonó en territorio estadounidense. Momentos después la pequeña fue rescatada y puesta a salvo por agentes de la patrulla fronteriza, quienes además persiguieron al coyote.
En el caso de los cubanos, la entrada irregular por la frontera sur de EE.UU. marcó récord de 16,550 personas durante febrero. Se trata la mayor cantidad para un mes en más de dos décadas.
En los últimos días son numerosos los relatos de cubanos que cruzan el Río Bravo en las más variadas circunstancias y, desgraciadamente, con una suerte desigual en el logro de su objetivo.
En días recientes fue noticias el cruce de Beatriz Batista, joven cubana animalista que pasó 50 días en un centro de detención para migrantes, hasta que fue puesta en libertad.
Otra historia afortunada fue la del cubano Jorge Carlos Santana Dumont, quien incluso salvó a una niña y a su madre -también de origen cubano- de morir ahogadas al cruzar el Río Bravo, algo que fue confirmado en emotivas imágenes por la propia mujer, momentos después del incidente.
Muy triste, por otra parte, la historia del cubano Guillermo Alan Matos, cuya esposa de 25 años, la uruguaya Alessa Nadines Patiño, y su pequeño hijo fallecieron en el intento. Los tres se adentraron al río juntos, pero la fuerte corriente arrastró a la mujer y al niño, sin que el cubano pudiera hacer nada por ellos.
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