Administración Biden "perpleja" ante reacción cubana a deshielo bilateral

El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, reforzó la perplejidad de Washington asegurando su no asistencia a la Cumbre de las Américas.

Secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken (en primer plano) y el presidente Joe Biden Foto © Twitter / The Hill

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Este artículo es de hace 2 años

La administración Biden está "perpleja" por la reacción del gobierno cubano a su anuncio de deshielo bilateral, reconociendo que la política de Donald Trump fue devastadora y acusando al Departamento de Estado de usar lenguaje "hostil", dijo a CiberCuba una fuente próxima al Departamento de Estado, que rehusó ser identificada.

El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, reforzó, en las últimas horas, la perplejidad de Washington asegurando su no asistencia a la Cumbre de las Américas; en contradicción con reclamos anteriores de su canciller y la ofensiva desplegada por La Habana entre sus aliados en la región, incluida la convocatoria urgente de una sesión de la debilitada Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA).


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"En las condiciones en que se han producido todos estos procesos relacionados con la cumbre y por la actitud mantenida por el gobierno de los Estados Unidos, les puedo asegurar que yo no asistiré, en ningún caso, a la Cumbre de las Américas", declaró Díaz-Canel, relevante anuncio que el Partido Comunista relegó al séptimo de ocho párrafos de una nota sobre la reunión gubernamental aparecida en Granma.

“El presidente cubano parece no haber entendido que Estados Unidos está tratando de cambiar el viejo enfoque de apostar por nuevo orden mundial y regional, por una apuesta bilateral con cada país, basada en el realismo”, apuntó la fuente.

El experimentado senador demócrata Bob Menéndez, presidente del influyente Comité de Relaciones Exteriores del Senado, advirtió que la apuesta Biden implicaba "enviar el mensaje equivocado a las personas equivocadas, en el momento equivocado y por razones equivocadas" y la reacción del gobierno cubano confirmó su recelo y consternación.

El Partido Demócrata y, especialmente, quienes defienden un new deal con La Habana, “chocan con la pulsión neoconservadora de políticos republicanos; que ha generado grandes obstáculos en las relaciones con Nicaragua, Venezuela y Cuba; y resulta que ahora aparece el régimen cubano reconociendo -públicamente- que Trump fue devastador para ellos”, apuntó la fuente.

"Desde el 2019, el bloqueo se recrudeció en extremo, aprovechando de manera oportunista el contexto de la pandemia de la Covid 19, la crisis internacional y la consecuente depresión económica. Sin exageración, las consecuencias de este cerco pueden calificarse como devastadoras. El incremento de la migración es muestra de ello". aseguró la nota del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, que cayó como un jarro de agua fría entre los defensores de una reversión parcial de las sanciones, reveló la fuente.

Ese párrafo, reconociendo que la política de Trump fue "devastadora" para el régimen, ha supuesto "un varapalo para los defensores de un deshielo parcial" entre ambos países, apuntó la fuente. que calificó de "paradójica" la postura de La Habana, aunque admitió que puede estar "envalentonada", porque el anuncio de Washington se produjo en medio de la avalancha migratoria cubana y unas horas después de aprobar un Código Penal más represivo aun que el anterior.

Un hándicap notable de La Habana es la carencia de verdaderos expertos en Estados Unidos por jubilación y/o desplazamiento de Alina Amaro Alayo, Ramón Sánchez Parodi Montoto, Néstor García Iturbe y Jesús Arboleya Cervera, entre los mayores conocedores de los entresijos de la política norteamericana, circunstancia que también se evidenció durante el embullo Obama, cuando Raúl Castro apartó -delicadamente- a Josefina Vidal y su Departamento de Estados Unidos, en favor de su hijo Alejandro Castro Espín, frustrado administrador de la Base Naval de Guantánamo, pese a su currículum en gestión de prisiones, como arguyó ante negociadores norteamericanos.

En Washington no pasó desapercibido el desconcierto del vicecanciller Carlos Fernández de Cossío, quejoso porque los americanos solo querían hablar de asuntos migratorios, cuando su gobierno creía que la cita era para volver al estatus Obama; rechazado con sonoro y suicida portazo por Raúl Castro Ruz.

La reiterada negativa de Cuba a recibir deportados es otro motivo de perplejidad en la Casa Blanca y de fricción entre lobbies de Washington y Miami, admitió la fuente, que contrastó el récord de deportaciones conseguidos por el "duro" Donald Trump frente a los magros resultados del "prudente" Joe Biden.

La fecha del anuncio de las doce medidas estuvo condicionada por la pandemia de coronavirus, la necesidad de restablecer acuerdos migratorios y los propios intereses de Estados Unidos, "preocupado por la suerte de 20 norteamericanos presos en Cuba, de los que apenas se habla" y las deportaciones pendientes, incluidos los llamados excluibles, que permanecen en cárceles norteamericanas o bajo custodia, desde su llegada en 1980, a través del puente marítimo de Mariel, subrayó.

Washington y La Habana mantienen en reserva las identidades de veintena de norteamericanos que permanecen detenidos en Cuba, excepto el caso de la cubana americana Alina López Miyares, presa en una cárcel cubana desde 2017 bajo acusaciones de espionaje.

Los intereses norteamericanos no tienen porqué coincidir con los de la oposición y el exilio y "sería deseable que la mayoría de los cubanos lo entendiera", pero la reacción de La Habana "casi ha dejado sin argumentos a los defensores del deshielo", subrayó la fuente; que desvinculó las protestas del 11J en Cuba con un probable retraso en el anuncio de Washington, pese a que el gobierno norteamericano las calificó de “máxima prioridad”, entonces.

Estados Unidos ni siquiera incluyó temas medioambientales en su intento de relanzar una agenda bilateral; pero La Habana no ha reclamado nada en este asunto y Miami tampoco lo ha señalado, concluyó.

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Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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