El niño de dos años que sufrió heridas graves en la explosión del Hotel Saratoga fue dado de alta del Hospital Pediátrico Juan Manuel Márquez, de Marianao.
Arón Dávila González salió el viernes del centro de salud, totalmente restablecido y sin ninguna secuela, según mostró un reportaje transmitido en el Noticiero Nacional de la Televisión.
Xiomara de la Caridad González, madre del menor, relató que el día de la tragedia iba con el pequeño por la calle, pues le tocaba ponerle la vacuna contra el COVID-19.
"Tengo al niño cargado y cuando voy por el separador (del semáforo) del Saratoga siento una explosión. Yo no sé para dónde cogió el niño, ni supe nada. Siento que hay mucha nube de polvo que no me deja ver, mantuve la calma porque no sabía qué había alrededor mío, si me podía caer, pero en ese momento hubo como una brisa que me dejó ver al niño delante de mí", detalló.
Después de la confusión inicial, la mujer vio a un botero, un señor mayor, que la llamaba insistente desde el carro.
"Él me dice: 'Vamos, vamos', pero casi lloroso por la misma situación que había pasado. Yo quisiera en algún momento si él me está viendo o alguna familia, porque yo quiero agradecerle", añadió.
El chofer los llevó a ambos al hospital Hermanos Ameijeiras, en Centro Habana, donde los médicos encontraron en la cabeza del menor un objeto extraño de unas dos pulgadas y media, que había penetrado el cerebro como un proyectil y estaba alojado muy cerca del área motora.
Arón fue llevado al salón de operaciones, donde los especialistas levantaron el fragmento óseo e identificaron el pedazo de madera, que tenía también tierra y fragmentos de metal muy pequeñitos, todo lo cual fue retirado.
"Se cuidó todo muy bien, hoy el niño está sin secuelas", subrayó la doctora Peggys Oleydis Cruz, especialista de segundo grado de neurocirugía del Ameijeiras.
Días después de la primera cirugía, la evolución favorable de Arón permitió trasladarlo al pediátrico Juan Manuel Márquez. Allí estuvo varios días críticos en terapia intensiva, presentó complicaciones y tuvo que ser operado nuevamente con riesgos importantes.
La madre de Arón calificó a su hijo como "un guerrero desde que nació", porque vino al mundo a los ocho meses de gestado, y ella fue al salón de parto con 180 y 160 de presión.
El menor fue el más joven de las víctimas de la explosión del Hotel Saratoga, y el que más crítico estuvo durante varios días. Junto a él permanecieron otros cuatro niños ingresados en terapia intensiva.
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