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Un meme de partidarios del régimen cubano, utilizando la imagen del gobernante Miguel Díaz-Canel para denunciar su exclusión de la IX Cumbre de las Américas, provocó la reacción de la polémica tuitera y esposa del mandatario, Lis Cuesta Peraza, que se llegó a definir como “la dueña del mango”.
“Ayyy, Kachi, juro que no soy la autora del cartel, pero sí la dueña del mango”, contestó la funcionaria del ministerio de Cultura -cuyo título de Primera Dama fue desautorizado por el propio Díaz-Canel- a una usuaria que le avisó: “Mira cómo te piropean el mango”.
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La autora del tuit original, identificada en su perfil como Tere Felipe, compartió un cartel con una imagen de Díaz-Canel y un texto que decía “El mango que se perdió la Cumbre de las Américas”.
“Y es cubano”, añadió la usuaria, quien comparte, como foto de encabezado en Twitter, la imagen de un grafiti que dice “Con la derecha solo me masturbo”, dejando claro su filias y fobias ideológicas.
El absurdo mensaje, que deja en evidencia el desconocimiento sobre la realidad y el argot de los cubanos, fue compartido por la usuaria identificada como Kacha, quien etiquetó a Lis Cuesta para avisarle que le estaban “piropeando al mango”.
Ajena a toda imagen protocolaria propia de la dignidad del cargo que ostenta su esposo, la funcionaria Lis Cuesta contestó al aviso marcando su territorio. “Soy la dueña del mango”, le dijo Cuesta a Kacha, dejando claro que tiene cogido al “dictador de su corazón” por el pedúnculo o rabillo.
Mientras miles de madres cubanas se solidarizan con el mensaje desesperado de Amelia Calzadilla en las redes sociales, la esposa del hombre de paja designado por el dictador Raúl Castro para gobernar Cuba presume de ser “la dueña del mango”, utilizando en su tuit el tono más vulgar imaginable en la esposa de un dignatario.
El enésimo error de comunicación de Lis Cuesta llega justo después de que Calzadilla aludiera a la ñoñería e hipocresía de los mensajes de la funcionaria, publicitando su amor por “el dictador de su corazón” y otras zarandajas propagandísticas que irritan cada vez más a una población que vio dar “la orden de combate” al mango filipino cuando las históricas protestas del 11J en Cuba.
Cuesta, organizadora estrella de eventos del régimen y conocida popularmente en redes sociales como la “Empellatriz”, parece ignorar deliberadamente el malestar social reinante en la sociedad cubana, el mismo que movió a utilizar masivamente el verso del rapero Aldo El Aldeano para bautizar al gobernante cubano como “Díaz-Canel singao”.
Empeñados en desconocer la realidad que les manifiestan miles de cubanos a diario, los gobernantes cubanos siguen jugando a la “guerra mediática”, luchando contra “matrices de opinión” y creyéndose una casta “cool y sexy”, legitimada por las masas a las que puede entretener con mensajes de mal gusto, con los que tratan de parecer más cercanos y semejantes al cubano de a pie.
Con el corazón “en modo estropajo” por los apagones, con el optimismo barato frente a los derrumbes provocados por las lluvias, la esposa de Díaz-Canel le hace un flaco favor en el terreno de la legitimidad popular.
En vez de acercarlo a la gente, la funcionaria no hace más que resaltar la distancia que los separa de los cubanos de a pie, esos que cada cierto tiempo tienen que sufrir la chabacanería de los arrebatos de amor de Cuesta, su indiferencia hacia el sufrimiento de madres y familias cubanas, y su constante chancleteo contra los “odiadores”.
Eso en el mundo virtual. En el real, en las calles de Cuba, los ciudadanos andan angustiados tras un poco de comida, de medicamentos, de gasolina, detrás de la guagua, del último en una cola, detrás de los dólares para irse del país, en lo que constituye el gran drama nacional de estos tiempos.
Tiempos en los que el aparato de comunicación del régimen evidencia su grado de “sofisticación” llamando “mango” a Díaz-Canel, por sus presuntos atributos de belleza, mientras el país pasa hambre y las empresas estatales dejan podrir quintales de fruta que no llegan a la mesa de los cubanos.
El “mango” de Lis Cuesta no para de decir que la situación en el país es “compleja y tensa”, con apagones, desabastecimiento, crisis generalizada y futuro más que incierto. Pero la que lo sostiene por el rabillo, sigue bailando una danza macabra y burlona con el lenguaje, ajena y menospreciando los sentimientos que despiertan sus mensajes entre la ciudadanía.
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