La Empresa de Bebidas y Refrescos Ciego de Ávila (EMBER) renta sus locales y hasta se dedica a la siembra de viandas hortalizas en uno de sus parqueos de vehículos para sostenerse como entidad ante la falta de azúcar y alcohol para sus tradicionales producciones.
Según declaró al periódico oficialista Invasor el director de la EMBER, Juan Carlos Poveda López, el difícil contexto empresarial estatal los ha obligado a abrirse a actividades secundarias que les generen otras entradas para mantenerse a flote, ya que por la falta de sus principales materias primas solo ahora producen, en comparación con su potencial, el 24% de los refrescos, el 32% de las bebidas alcohólicas, 80% de los vinos y el 100% del vinagre.
“A todas esas producciones ha habido que reformularles las materias primas fundamentales”, explicó Poveda López, quien afirmó, además que “la fabricación de bebidas en el país está fuertemente afectada por dificultades con la producción de azúcar y alcohol, y de ahí los aprietos en el cumplimiento de sus objetos sociales”.
Esta empresa se propuso 220 millones de pesos en ventas netas para 2022, un plan que están lejos de cumplir ante la baja productiva por la falta de sus principales materias primas.
No obstante, para no declararse en quiebra recurrieron a una estrategia que implicó "diversificar" sus producciones, además de introducir las ofertas de servicios como una manera de generar otros ingresos, bajo la mentalidad de que “kilo a kilo, se llega al peso”.
El directivo admite que nada de esas alternativas va a suplantar los valores que representan sus producciones de bebidas alcohólicas y refrescos, pero no tienen más opción que buscar otras entradas de dinero, por lo que ahora se dedican a fabricar otros productos no incluidos en su objeto social o dar servicios.
En esta empresa, que atiende a las provincias de Ciego de Ávila y Sancti Spíritus en estos momentos, refiere, se producen vasos para establecimientos de la gastronomía con botellas picadas, que antes se dañaron en la industria, además de envasar mermeladas concentradas y comercializarlas en puntos de ventas minoritas.
“Vendemos, en uno de esos puntos, comida elaborada (congrí con carne de res, vianda y ensalada, que sale a unos 230 pesos la completa) y, en los otros tres del Parque de la Ciudad, ofertamos vino seco condimentado con ajo y cebolla, vinagre condimentado con ajo y cebolla, y el vinagre con jengibre, que lo hacemos solamente en Sancti Spíritus”, añade el directivo.
También reelaboran mermeladas para convertirlas en jugos y refrescos; arriendan a trabajadores por cuenta propia sus camiones; rentan su salón de protocolo con servicio gastronómico incluido y decidieron sembrar vegetales y viandas en lo que fuera el parqueo para los termos de Comercio y Gastronomía.
En esa parcela, asegura el director de la EMBER, se obtienen entre 32 y 40 kilogramos de viandas y hortalizas que se destinan al comedor de la empresa, además de vendérseles tres veces por semana a los trabajadores.
“La intención es que cinco de las unidades de la Gastronomía local, de las que funcionan con la nueva forma de gestión, reciban los vegetales y viandas nuestros, frescos y preparados”, dijo, además.
El reporte del citado medio no hace referencia a producciones para ventas en divisas y todo parece girar en torno a las alternativas para mantener activa una empresa que comercializa para el mercado en pesos.
Recién, también trascendió la noticia de que la empresa mixta Las Lomas, que elabora los refrescos Fiesta, lleva años con una producción mínima debido a que no paga las deudas a sus proveedores de envases y del concentrado con que se elabora la bebida.
La fábrica, ubicada en el municipio Santa Cruz del Norte, en Mayabeque, tiene una única línea de envasado de refresco carbonatado en formato de latas de aluminio, con un contenido de 355 mililitros.
“La producción no se ha podido cumplir como lo habíamos planificado por diversas razones. Entre ellas, resaltan las deudas en divisa a los proveedores de materia prima, fundamentalmente latas y concentrados”, dijo a Cubadebate Edelvy Valdivia Gonz, director adjunto de la empresa.
Por su parte, a finales de mayo, directivos de la empresa mixta Los Portales, productora de las aguas minerales y refrescos de la marca Ciego Montero, achacaron la escasez de refrescos gaseados de producción nacional en Cuba al hecho de que no hay latas para envasarlos.
“A partir del 2019, vivimos una situación muy seria con la lata, pues tenemos un endeudamiento por falta de liquidez de financiamiento externo. Esto es lo que ha provocado que, de manera significativa, no podamos seguir trabajando con esa línea”, reconoció Teresa Tejo Ramos, directora de esta empresa mixta.
A principios de año, autoridades de esta empresa culparon al embargo estadounidense por la escasez de refrescos de producción doméstica que afecta las redes de venta en moneda nacional, e incluso las tiendas en Moneda Libremente Convertible (MLC), aunque estas sí reciben surtidos de bebidas no alcohólicas importadas.
Según el diario oficialista Granma, la fábrica Los Portales, ubicada en Pinar del Río presenta, desde 2018, déficit de materias primas básicas. En 2020, por ejemplo, solo elaboraron 112 millones de pomos de plástico, menos de la mitad de lo que se hizo en 2019, mientras que en 2021, apenas produjeron 86 millones.
De acuerdo con el director de la planta de producción de esta empresa, el "bloqueo" (embargo) de Estados Unidos y la pandemia de COVID-19 resultan las causas principales del estrepitoso descenso en ese renglón productivo.
Sin embargo, aunque los refrescos y las bebidas de producción nacional apenas se producen por falta de alcohol o de azúcar, las deudas, entre otras carencias, en la última semana una cubana mostró refrescos cubanos Ciego Montero a la venta en un mercado de la ciudad de Montreal, en Canadá.
La cubana Thais Lisset, residente en esa ciudad canadiense y CEO del emprendimiento Pixel Cubano, compartió una foto de los refrescos que se encuentran en existencia en el mercado Sabor Latino, y que según se lee en su página web, se distingue por llevar “19 años conociendo y acompañando a las familias latinas en Canadá”.
“¡No sé desde cuando yo no veía estos refrescos en Cuba! ¡Y vengo a reencontrarme con ellos en Montreal! ¿Alguna explicación lógica?”, escribió Lisset en Twitter.
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