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Eduardo Cosme, jefe de dotación del cuerpo de bomberos del Aeropuerto Internacional Juan Gualberto Gómez, en Varadero, recordó a sus compañeros fallecidos en el incendio de la Base de Supertanqueros y confesó que no puede dejar de llorar cuando piensa en esa tragedia.
“Pienso en todo eso y lloro, sí lloro sin parar porque no puedo creer todavía que haya pasado está tragedia. El comando ya no será el mismo de antes porque se le arrancó la mitad de su Familia”, confesó Cosme, en un sentido post en Facebook.
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El bombero rememoró cómo eran sus amigos muertos y qué aspecto de la personalidad de cada uno los distinguía en el día a día del comando de bomberos.
“Qué raro va a ser: llegar a las 7:45 AM y no sentir a Pablo peleándole a Luis Ángel porque no ha recogido sus cosas para salir a coger la guagua: ‘Apúrate mijito deja la guanajera con el teléfono y los cigarros, se nos va la guagua, muévete’. le decía casi siempre Pablo a Luis Ángel”, comentó refiriéndose a los bomberos Luis Ángel Álvarez Leyva y Pablo Ángel López Martell, dos de los fallecidos.
Su relato continúa incluyendo más particularidades de las relaciones humanas que se establecieron entre los bomberos que perdieron la vida, mucho de ellos jóvenes que habían apenas comenzado el Servicio Militar Obligatorio.
“Qué raro va a ser no escuchar a Elier cantando o mejor dicho gritando para que Lázaro, Pedro, Aballi y los demás choferes les griten que se calle al palestino ese o me digan: ‘Cosme de dónde tú sacastes al oriental este’. Qué raro va a ser yo entrar de guardia y no ver a Ese Gigante de Nazco con la Tablilla lista para decirme: mira, Cosme, ya está todo aquí, sólo tienes que revisar con los choferes que entran los camiones y las áreas del comando con los soldados”, recordó en alusión al joven oficial de 24 años Elier Manuel Correa Aguilar, jefe de carro de Bombero profesional en el Comando Aeropuerto de Matanzas, quien murió en un hospital a consecuencia de graves quemaduras.
“Qué raro va a ser extrañar fajarme con Fabián porque no ha hecho los despachos de guardia ni las actas de servicios y decirle que no se iba para su casa hasta que no tuviese más de 5 copias de cada uno, o como me decía: ‘Cosme, compadre, regálale una caja de cigarros a tus soldados ñiooo, dale que tú eres millonario. Qué raro va a ser no escuchar esa voz que retumbaba las paredes y pensabas que era alguien fajándose contra cien personas y sólo era Adriano hablando con Alberto, discutiendo por cualquier cosa, hablando de sus tatuajes o diciéndome que sus fotos editadas eran mejores que las mías”, continúa el relato de Cosme, esta vez con referencias a los jóvenes fallecidos Fabián Naranjo Núñez y Adriano Rodríguez Gutiérrez.
El relato del jefe de bomberos termina recordando al joven recluta Leo Alejandro Doval Pérez de Prado y describiendo la fuerza destructiva del incendio.
“Qué raro va a ser no ver a Leo hablando de fútbol o diciendo el parte de los medios de los carros como si llevase 2 años en el comando se los aprendió de memoria en sólo un día, su inteligencia es infinita. Qué raro va a ser cuando yo vuelva y no vea sus rostros, llegar y no ver esos dos carros que para mí eran de juguete, Gigantescas moles rojas que fueron devoradas por llamas inmensas que no tuvo piedad y acabo con todo lo que a su alrededor encontró”, concluye.
El pasado jueves, el régimen cubano reveló la identidad de las 14 personas desaparecidas tras la explosión del segundo depósito de combustible durante el incendio en la Base de Supertanqueros de Matanzas, pero omitió publicar sus edades en medio de múltiples cuestionamientos de la sociedad civil.
Las víctimas desaparecieron en la madrugada del sábado 6 de agosto, cuando explotó un segundo tanque de fueloil, muy próximo al lugar desde donde los bomberos intentaban sofocar las llamas del primer depósito incendiado el día anterior, para evitar que la combustión se propagara.
Testigos que lograron escapar afirmaron que el fuego abrasó a los bomberos y al resto de las personas desaparecidas, cuyos nombres son: Adriano Rodríguez Gutiérrez, Andy Mitchel Ramos Sotolongo, Areskys Quintero Orta, Diosdel Nazco Vargas, Fabián Naranjo Núñez, Leo Alejandro Doval Pérez de Prado, Luis Ángel Álvarez Leyva, Luis Raúl Aguilar Zamora, Michel Rodríguez Román, Osley Marante Guerra, Osmani Blasco Sosa, Pablo Ángel López Martell, Raciel Alonso Martínez y Rolando Oviedo Sosa.
Algunos nombres habían sido publicados por la prensa independiente. CiberCuba logró identificar a 13 de los desaparecidos, con base en publicaciones de amigos y familiares de los mismos en redes sociales, y entrevistas a varios de ellos. De esa manera, se conoció que cuatro de los fallecidos eran reclutas del Servicio Militar Obligatorio (SMO) y tenían entre 19 y 20 años.
La información oficial confirmó la pertenencia de estos cuatro jóvenes al SMO, aunque no se divulgaron sus edades ni las del resto de las víctimas.
Por su parte, el pasado viernes, el cortejo fúnebre con los restos de los 14 bomberos fallecidos partió en la tarde hacia el cementerio de San Carlos de esa provincia, donde se les dio sepultura.
La prensa local publicó varias imágenes en Facebook del momento del inicio del traslado a las 6 pm desde el Museo de los Bomberos de la ciudad de Matanzas hacia la necrópolis.
Poco antes de que saliera el cortejo fúnebre, llegaron al Museo de los Bomberos el gobernante Miguel Díaz-Canel y el General Raúl Castro como máxima expresión del tributo del régimen a las víctimas del desastre.
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