La industria pesquera de Sancti Spíritus no alcanza a cubrir la demanda de alimentos de ese territorio, pese a una nueva inversión en equipamiento valorada en 100 mil dólares.
Pese a la instalación de una moderna máquina embutidora y de una conformadora de albóndigas, hamburguesas y croquetas, lo que posibilita casi triplicar la producción en una jornada de trabajo, las elaboraciones de la industria pesquera están afectadas sobre todo por los bajos niveles de captura en los embalses, ríos y otros escenarios de pesca, explicó a la Agencia Cubana de Noticias (ACN) Erich Pérez Márquez, director de la Unidad Empresarial de Base Indupir Sancti Spíritus.
El funcionario agregó que la sustitución de materias primas importadas, por otras de producción nacional figura entre las estrategias para mantener la oferta de alimentos en medio de las limitaciones existentes.
No obstante, se abstuvo de precisar cómo piensan desarrollar este plan, más allá de informar que ya usan harina de maíz, de arroz y de condimentos naturales, en la elaboración de croquetas, a las que, además de con porciones de pescado, enriquecen con cárnicos de diferentes tipos, como el cerdo o el ovejo.
Pérez reconoció además que resulta muy complicado mantener la estabilidad de los surtidos con los problemas de abastecimiento de materias primas. Ante esta falta, incursionan en otras opciones, como los ahumados de diferentes tipos de pescados y de carne de ovejos porcionada.
Por otra parte, de acuerdo con Gustavo Varona, jefe de la planta de producción, la puesta en marcha del nuevo equipamiento ha permitido también humanizar las labores, pues hasta el momento los diferentes surtidos se obtenían de forma casi artesanal.
Han además instalado una nueva planta de hielo con capacidad de producción diaria de 10 toneladas, lo que ofrece mayor garantía para conservar la materia prima y ofertar el producto a las micro, pequeñas y medianas empresas, que hasta ahora no contaban con la oferta.
Los trabajadores de esta empresa han procesado en lo que va de años 1,200 toneladas de producto. El plan que se había proyectado para 2022 es de poco más de 2,000 toneladas.
Mientras que la industria para el consumo nacional atraviesa por dificultades debido a la escasez de materia prima, a finales de agosto trascendió que las empresas de la industria pesquera en Granma esperan este año poder sobrecumplir su plan de exportación de langosta, principal rubro económico dentro del sector en la provincia.
En Camagüey, por su parte, se conoció hace unos días que la industria pesquera proyecta producir al menos 1,700 toneladas de camarones para la exportación en el actual 2022, una cifra en riesgo de no ser alcanzada tras limitaciones en la importación de alimentos para el cultivo intensivo de este crustáceo.
El pasado abril, el gobierno cubano aseguró que busca aumentar el consumo anual de pescado a ocho kilos per cápita para el 2030 y centra esa estrategia en la cría intensiva y extensiva de peces en estanques y embalses naturales de la isla.
“Se asume que no habrá más incremento de las producciones provenientes del mar y tenemos que buscar una forma de darle pescado a población, y es por la acuicultura, en cualquiera de sus gestiones, por lo que hay que explotar eficientemente todas capacidades productivas que hoy están instaladas en el país”, apuntó el director de Regulaciones Pesqueras y Ciencias del Ministerio de Industria Alimentaria, Ariel Padrón Valdés.
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