El gobierno cubano entregó una planta eléctrica a Floro Rodríguez, un pipero que sufrió quemaduras graves durante el incendio en la Base de Supertanqueros de Matanzas, en agosto pasado.
A Rodríguez, de 71 años y uno de los primeros heridos en el siniestro, se le premió con una planta generadora de electricidad luego de recibir el alta médica del hospital Faustino Pérez, donde fue sometido a injertos de piel por las quemaduras profundas en su espalda, cuello y brazos.
La planta, que "mete un ruido del cara..." -al decir del anciano-, fue instalada recientemente por el gobierno de Matanzas en su humilde casa, en la periferia de la ciudad, cerca de la Empresa del Combinado Industrial Lácteo (ECIL), donde trabaja como conductor de una pipa, según contó la periodista Yunielis Moliner, quien ha informado sobre la evolución de Rodríguez en el perfil de Facebook de la emisora local Radio 26.
El aparato es una compensación del gobierno por el impacto de una explosión que mantuvo al trabajador ingresado más de un mes en el Hospital Provincial Clínico Quirúrgico Comandante Faustino Pérez; un "alivio" ante los apagones incesantes en el país.
El anciano, que ha relatado su experiencia traumática durante el siniestro, contó que se encontraba con su pipa de agua a unos metros del tanque número 1. Se alejó para merendar y en ese momento lo hirió el impacto de la explosión.
Rodríguez explicó que corrió con todas sus fuerzas hasta que lo montaron en una guagua y lo trasladaron al servicio de urgencias médicas en el Pediátrico de Matanzas.
La magnitud de sus quemaduras era tal que no era capaz de experimentar dolor. Las dos últimas semanas de su estancia en el hospital fueron complicadas para el chofer de pipa, porque a su edad los injertos de piel “pueden resultar sumamente dolorosos”, explicó la periodista en una nota anterior sobre la evolución médica del paciente.
Pidió, incluso, que atendieran a otras personas primero, porque no sabía la profundidad de sus lesiones. "Fíjate que a ellos les dieron el alta y yo sigo aquí", comentó durante su hospitalización.
Otro conductor de pipa, Yasmani Villalonga, también recibió injertos de piel a raíz de la gravedad de las quemaduras tras la explosión de uno de los depósitos de combustible en la zona industrial de Matanzas.
A finales de septiembre, la esposa denunció que las autoridades de Matanzas y los compañeros de Villalonga se habían olvidado de él. "Se nota la ausencia de esas llamadas sanadoras, del detalle y de la acción de quienes deberían estar más atentos por su evolución y de la situación de su familia", dijo la mujer a Radio 26.
El incendio en la Base de Supertanqueros de Matanzas se desató el pasado 5 de agosto por el impacto de un rayo en un tanque de crudo de la instalación. Como consecuencia del siniestro, murieron 16 personas, entre bomberos profesionales, reclutas del Servicio Militar Obligatorio y personal de servicio. Otras 130 resultaron lesionadas, de las cuales siete aún permanecen hospitalizadas.
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