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El novelista cubano Leonardo Padura afirmó que dentro del Estado cubano “ha faltado voluntad política de pedir perdón a artistas e intelectuales” que han sido censurados y perseguidos.
Padura, que ha sido un crítico tibio del régimen de La Habana, se encuentra en Argentina para presentar su último libro Personas decentes y ofreció estas declaraciones durante una entrevista con el diario La Nación.
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El Premio Princesa de Asturias 2015 afirma que, en esta última novela de la serie del detective Mario Conde, que desarrolla una de sus tramas durante el deshielo y la visita de Barack Obama en 2016, tenía la intención de, por primera vez, “hablar de un fenómeno y de un personaje que fueron muy tremendos en la historia reciente de Cuba, ese momento de represión cultural de los años 1970, que se lo llama el quinquenio gris o, mejor, la década negra de la cultura cubana, y la figura del censor, el verdugo, el represor”.
Sin embargo, el escritor cubano culpa de esta política represiva a dirigentes del sector cultural formados como cuadros de los viejos partidos bolcheviques que importaron “ideas sobre la cultura soviéticas y estalinistas”.
Aunque reconoce que esta política se “impuso” a partir del Congreso de Educación y Cultura de 1971, Padura evita señalar la responsabilidad de Fidel Castro y los más importantes dirigentes de la Revolución cubana en la aplicación de esta política eugenésica de Estado en el ámbito de la cultura.
Aún así, el autor de la trilogía Las cuatro estaciones cree que la política cultural no ha cambiado en esencia y que la represión ha llegado hasta hoy, como en el caso de Luis Manuel Otero Alcántara.
“Hay artistas que por su labor social y política han sido reprimidos, como Luis Manuel Otero Alcántara, pero desde el gobierno han sido más cuidadosos a la hora de aplicar una política abiertamente represiva contra distintas manifestaciones. Te pueden censurar. Nunca ha dejado de existir la censura, pero los niveles de represión se han ido modificando con los tiempos”, expone.
Además, afirma, que, durante la época del Quinquenio Gris, período de los años setenta en que muchos escritores cubanos fueron parametrados por sus ideas políticas o su condición sexual, él era un joven que acababa de entra a la universidad y no estaba al tanto del asunto.
“Vivimos en esa época un momento de mucho júbilo porque la juventud es jubilosa (…). Sin conciencia ni información de lo que estaba sucediendo en otros contextos del país. El contexto general era la sovietización de las estructuras políticas, económicas y sociales cubanas”, recuerda.
El novelista se mostró también crítico con la política de línea dura hacia Cuba del expresidente estadounidense Donald Trump, quien “le devolvió al gobierno cubano la posibilidad de la trinchera”.
“Volvió al lenguaje anterior a Obama, e incluso a niveles muy bajos de las relaciones entre ambos países. Obama no fue a Cuba y no hizo lo que hizo porque quería que el gobierno cubano prosperara; él quería cambiar la situación. Y vio que para cambiarla había que cambiar la política, porque la política anterior había fracasado. Si la política de Obama hubiera prosperado, hubiera ayudado a cambiar radicalmente a la sociedad cubana”, opina.
En julio, de visita en Madrid, Padura había comentado que en Cuba la vida de la gente es cada vez más complicada y había sido especialmente crítico con la política monetaria del gobierno cubano.
“Venía a eliminar una doble moneda que existía en el país y que lo que ha hecho fue potenciar la existencia de cuatro monedas: el peso cubano, el dólar norteamericano, el euro y una moneda que solo sirve para comprar en determinadas tiendas que se ha denominado MLC (Moneda Libremente Convertible), tiendas que no están mucho mejor abastecidas que las tiendas normales”, cuestionó.
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