Después del calvario vivido con el arribo de los uniformes, la naciente Liga Élite de Béisbol enfrenta ahora un nuevo obstáculo en su camino al éxito: la escasísima cantidad de aficionados que se dan cita en los estadios para ver los partidos del evento.
Un vistazo a las cifras de espectadores en cada cuartel general (ojo, los datos que se ofrecen en el sitio oficial de la pelota cubana son generalmente aproximados) da cuenta de que el tope conseguido hasta ahora son unos 3500 fanáticos en el Calixto García holguinero, en tanto el resto de los conteos fluctúa entre 900 y 2000.
Otro botón de muestra: en el gran escenario del béisbol doméstico, el Latinoamericano de la capital, el choque dominical entre Agricultores y Portuarios apenas congregó a 1600 personas.
En cuanto al espectáculo deportivo, el certamen ha ofrecido desafíos peleados de principio a fin, pero siempre desde las limitaciones de calidad individual (poco slugger natural, lanzadores de velocidad paupérrima) de un deporte golpeado por la emigración de centenares de sus mejores figuras.
Por ahora el único invicto es la escuadra de Tabacaleros (en representación de Pinar del Río, Artemisa e Isla de la Juventud), que suma tres triunfos sin revés. Después se ubica Agricultores (Las Tunas y Granma) con par de victorias y un fracaso, y a seguidas, con 1-1, marchan Cafetaleros (Holguín, Santiago de Cuba y Guantánamo) y Ganaderos (Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y Camagüey).
La penúltima plaza la ocupa Centrales (Matanzas, Cienfuegos y Villa Clara), con un festejo en tres salidas, y el sótano corresponde a la novena de Portuarios (Mayabeque e Industriales), derrotada en tres oportunidades.
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