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Dos residentes de Baracoa, Guantánamo, denunciaron las precarias condiciones de vida que tienen, agravadas por enfermedades crónicas, ante la indiferencia de las instituciones que deben velar por el bienestar social en Cuba.
José Manuel Hernández Sánchez y Roberto Adame Delfín han acudido ante instancias del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social y diputados de su zona de residencia respectivamente, sin obtener ninguna ayuda, contaron en un video publicado por el Observatorio Cubano de derechos Humanos (OCDH).
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A Hernández Sánchez, casado con una mujer enferma y ama de casa, no le alcanza para pagar ni la corriente ni los impuestos al banco. “¿Por qué han levantado calumnias contra mi persona? Si yo no tengo entradas económicas, que me verifiquen y justifiquen (su decisión de no prestar ayuda)”, pide.
Aunque se dirigió al coordinador de trabajadores sociales de su zona para tramitar su problema, este le aseguró que “podía dirigirse a donde él quisiera”: su caso no tenía solución.
Otras autoridades le hicieron saber que, según el nuevo Código de Familias aprobado en septiembre, los hijos debían mantener a los padres, por ello no tenía derecho al subsidio.
Adame Delfín, de 77 años, vive solo, padece de los riñones y un asma que le obliga a llevar el medicamento a todas partes en el bolsillo de su camisa. Comenta que le dieron la chequera por su dura situación pero que actualmente sus condiciones son peores.
“Ahora no tengo de qué vivir”, resume y asegura que, a pesar de haberle descrito su situación a la delegada del Poder Popular de su zona, ella nunca le dio seguimiento y lo tomó como un asunto sin importancia.
El pasado mes, el excombatiente Pascual Zúñiga denunció también en Guantánamo el abandono del Estado a los excombatientes de Angola y la policía lo amenazó con abrirle una causa penal.
Incluso, en septiembre la prensa oficialista reconoció las duras situaciones de vida que enfrenta hasta un exjugador de voleibol cubano Abel Sarmientos, que sobrevive reparando zapatos y como custodio en una farmacia.
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