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El primer episodio de la nueva temporada de Anthony Bourdain: No Reservations del controversial chef, escritor y viajero a Cuba, coincide con la nueva política del gobierno del presidente Barack Obama de eliminar algunas restricciones a los viajes de ciudadanos estadounidenses a la isla. En los primeros minutos del episodio que se transmitió la noche del lunes por The Travel Channel, Bourdain explicó que estaba consciente de que su viaje no iba a complacer a muchos que se oponen a cualquier tipo de contacto con la isla y deja una serie de dudas acerca de si el programa estuvo sometido a restricciones de contenido por parte de las autoridades. En una entrevista reciente con USA Today, el presentador había comentado que a pesar de que Cuba es todavía un país comunista, en donde normalmente se vigila a los visitantes, él y su equipo pudieron desplazarse con libertad, hablaron con la gente de la calle y pudieron disfrutar de la cultura local, de su cocina y especialmente de su ron. Anthony Bourdain es un chef neoyorquino de ascendencia francesa por vía paterna, que saltó a la fama cuando era chef ejecutivo de Brasserie Les Halles, uno de los restaurantes de mayor prestigio en Nueva York. En el 2000, publicó su bestseller Kitchen Confidential: Adventures in the Culinary Underbelly, basado en Don’t Eat Before Reading This, un artículo suyo publicado en The New Yorker, que mostraba el lado oscuro y oculto del mundo culinario. A raíz del éxito alcanzado por la publicación, la cadena The Food Network le ofreció su propio show de televisión sobre comidas y viajes, A Cook’s Tour en el 2002, y más tarde, en el 2005, se lanzó la serie Anthony Bourdain: No Reservations por The Travel Channel. En sus programas, el presentador recorre el mundo mostrando la cultura de diferentes países a través de su gastronomía. Con el episodio del lunes, dedicado a Cuba, Bourdain asegura que se ha cumplido un viejo deseo suyo de hacer un programa en la isla “antes de que llegue el cambio”. En el programa de una hora, el chef se rinde ante los encantos de La Habana Vieja, sus viejos autos y su arquitectura, y ante la pasión de los fanáticos de la pelota, los frijoles negros y el ron, aunque durante toda la transmisión no se puede dejar de percibir el tono superficial con que se tratan los temas en un show donde el principal objetivo es simplemente señalar los atractivos turísticos de los lugares que visita. El béisbol tiene un lugar destacado en el episodio. “La religión es la pelota’’, dice el presentador de 54 años antes de mostrar imágenes de un juego de ligas menores, y la idea se mantiene en una posterior visita al Estadio Latinoamericano, con el expatriado estadounidense y experto en béisbol cubano Peter Bjarkman para un juego entre Industriales y Ciego de Avila, y a la “Esquina Caliente” en el Parque Central, donde varias decenas de aficionados discuten acaloradamente sobre el deporte y hasta tienen “tarjetas de miembros y licencia para hablar sobre la pelota”. En el estadio, Bourdain expresa su desagrado por lo que parece ser un sustituto de perro caliente y expresa, en tono de chiste, que el mayor fracaso de la revolución es que no se sirva cerveza durante los juegos. Bourdain visita el restaurante El Aljibe donde conversa con el fotógrafo Roberto Salas, quien le muestra algunas fotografías clásicas de Fidel Castro y le relata la historia de cómo un joven del Bronx terminó viviendo en la isla trabajando para el gobierno. Luego, el presentador sigue a Elizabeth Espinoza, propietaria del paladar Los Amigos en sus compras por un mercado abarrotado de vegetales, carnes y frutas hasta llegar a su casa, en donde atiende a unos 200 comensales diarios. Otras visitas que hace son a El Templete, un restaurante para turistas bajo la dirección de un chef vasco, contratado para revitalizar la cocina de la isla, o hacerla más atractiva para el turismo, y al bar Puerto de Sagua, en La Habana Vieja, un lugar que no ha cambiado desde la década de 1950. Bourdain dice estar impresionado por la calidez y franqueza de los cubanos, por su sentido del humor y su generosidad. Durante el programa, surgen comentarios y preguntas que van más allá de lo que se muestra en cámara o lo que le dicen sus guías, como cuando pregunta qué pasa con las personas que viven en las viejas residencias cuando son restauradas, o como cuando surge el comentario de que no todos tienen acceso a los restaurantes porque los precios son muy altos y el sueldo promedio es de $20 al mes, o que el estadio se llena en un día de trabajo (martes) porque la mayoría de los fanáticos son desempleados. Todos estos comentarios quedan sin respuesta. Después de todo se trata sólo de un programa de turismo. Lo mejor de la isla es su gente, sugiere Bourdain en un momento del programa, porque pese a las penurias que pasan desde hace mucho tiempo para comer y sacar adelante sus familias se las han arreglado para conservar su sentido del humor en medio de 50 años de racionamiento, agregando, otra vez tratando de hacer un chiste, que los mayores fracasos de la revolución son tres: el desayuno, el almuerzo y la cena, pero nuevamente dejando la idea inconclusa sin dar mayores explicaciones. El programa concluye celebrando la belleza de la arquitectura cubana, que a pesar de los edificios en ruinas aún muestra sus encantos. “La Habana es la ciudad más hermosa que he visto en Latinoamérica o en cualquier lugar del Caribe”, dice Bourdain. “Aun cuando se esté derrumbando, no hay nada como ella, es hermosa”. Al final, despidiendo el episodio, Bourdain reitera su invitación a visitar Cuba, a ver lo que podría perderse “una vez que llegue el cambio”, pero nos deja con la sensación de que una hora es muy poco tiempo para mostrar todo lo que se debería ver de la isla, y a la vez es demasiado tiempo para decir tan poco sobre la vida en ella. El programa cierra con imágenes de La Habana Vieja y la voz de Bourdain, “Hay que visitarla porque La Habana es hermosa... dolorosamente hermosa... y aún está ahí”. El episodio “Cuba” de “Anthony Bourdain: No Reservations” se repite el domingo 17 a las 9 a.m., el lunes 18 a las 8 p.m., el martes 19 a las 3 a.m. y el sábado 30 a la 1 p.m. por The Travel Channel. Fuente: El Nuevo Herald
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