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Teatro de la Caridad en la ciudad de Santa Clara. Corría el mes de noviembre del año pasado. Varios artistas locales deleitaron con sus interpretaciones a un auditorio ávido de espiritualidad después de las estresantes jornadas de la COVID.
Entre esos artistas estaba el versátil Juan Manuel Campos, quien a la par de cantar, tocó su violín y el piano, como solista y acompañante de sus colegas.
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Desde que me lo presentaron, una conexión se estableció entre nosotros y es que ese muchacho de pequeña estatura es un gigante del arte, un apasionado de la belleza.
A partir de ahí traté de “cazar” sus conciertos hasta que descubrí dónde estaba este portentoso músico.
Llegué a Estados Unidos en febrero de este 2022. Desde que comencé a vivir en este país he estado totalmente vinculado a la música y el arte; aquí hay muchos artistas cubanos y en especial de Santa Clara, mi ciudad y… en cierta forma pienso que me estaban esperando, sin yo saberlo.
Conocí a tu niña, a tu esposa. ¿Muy difícil dejarlas detrás, que te impulsó a irte?
Por supuesto que es muy difícil dejar a la familia detrás, solo queda la esperanza de un futuro mejor que allá era totalmente imposible y eso me motiva a seguir luchando a diario.
Me impulsó la ambición de una vida mejor para los míos y para mí y la de poder crecer un poco más en mi carrera y sobrepasar el techo que supone Cuba para cualquier persona y en este caso, artista.
El futuro siempre es incierto, pero estoy bastante contento con el presente y el trabajo que estoy realizando ahora mismo.
Salías airoso en cuantos eventos te presentabas desde edades bien tempranas. ¿Hay diferencias entre aquel niño que ganaba todos sus concursos y este hombre exitoso?
No creo que haya mucha diferencia entre ese niño de los concursos de violín y quien soy ahora. Siempre fue la música mi impulso y hasta ahora lo sigue siendo, lo que no resta que jugara a la pelota.
Agradezco mucho la enseñanza que tuve, mis maestros y lo más importante, la familia de músicos que tengo. Mi madre Elizabeth Martínez, profesora de piano durante toda su vida y mi padre Juan Campos, trovador desde que nació; mi hermano Carlos Fernando Campos, trombonista y farandulero, excelentes músicos todos.
Juan Manuel Campos es una hermosa realidad. Sus presentaciones y conciertos en el Real Café de Miami, Teatro Miami-Dade County Auditorium y Alfaro's cobran día a día nuevos seguidores. Para este joven músico soñar es convertir la vida en linda y cotidiana realidad.
¿Qué define al Juan Manuel hombre, al Juan Manuel músico?
El Juan Manuel hombre y el Juan Manuel músico apuestan siempre por el amor, así lo defino.
¿Consideras que este 2022, que pronto acabará, ha sido el más productivo de tu carrera teniendo en cuenta lo que has hecho hasta ahora y por supuesto con el atraso que trajo aparejado la pandemia?
Este ha sido un año importante en mi vida profesional, totalmente. He compartido con muchos artistas, he conocido a muchas personas increíbles, he colaborado en conciertos, grabaciones y eventos de muchos tipos; he expandido mi quehacer diario y he sido muy bien recibido, he cantado y tocado en nuevos escenarios y eso me hace feliz.
Además de tu excelencia como músico destacan tus dotes histriónicas como actor teatral. ¿Podrías desarrollarte como actor en Miami que muchos aseguran es la tumba de los artistas o te quedarías solamente con la música?
Incursioné en la actuación de una manera peculiar, formando parte de un espectáculo donde mi mayor papel era cantar y tocar mis instrumentos, violín y piano.
Claro, también hacía pequeñas acciones teatrales en consecuencia de la historia que se contaba; puede ser que lo vuelva a hacer algún día, no lo sé.
¿Cómo llegas a conocer al incomparable Falete y compartir escenario con Lázaro Horta, Gema Corredera y Amaury Gutiérrez, entre otros?
A Falete lo conocí a través de las redes sociales, que hoy día son tan importantes y necesarias; ambos gustamos de la música que hacemos cada uno y quisimos hacer una colaboración.
En principio iba a ser con motivo de la pandemia cuando todos estábamos encerrados y no se podía actuar en público. Aún no lo hemos hecho pero algo lindo va a salir ya que tienen muchos puntos en común su música y la mía; es un gran artista y admiro mucho su trabajo.
Amaury Gutiérrez es uno de los motores impulsores más grandes que ha tenido mi vida musical y mi carrera como cantante en sentido general, amigo de mi padre Juan Carlos Campos.
Me recibió en este país. La primera invitación que tuve para cantar fue junto a él en un concierto suyo, días después de que yo llegara. Así ha seguido siendo y nos une un vínculo fraterno, es algo que tiene a Santa Clara y su gente por el medio; hablo de personas, lugares, canciones.
Lázaro Horta es un artista y un ser humano increíble; lo conocí también aquí, teníamos amistades en común y a pesar de ser matancero es un gran amante de Santa Clara. Llegué a él gracias a la señora Leyda Quesada, una de las mujeres más increíbles que he conocido, quien fuera directora y creadora de las mejores cosas y lugares culturales del centro del país.
Ella siempre me hablaba de Lázaro, al igual que de Amaury. Escuchábamos su música juntos y me incitaba, algo que agradezco, a interpretar las canciones de estos dos grandes.
Conocer a Gema Corredera es algo grandioso, divertido y que no se olvida nunca. Hemos compartido escenario por mediación de Lázaro Horta y ha sido una experiencia que queremos repetir, además de los almuerzos que nos prepara el maestro Horta cuando estamos ensayando o gestando algún concierto.
Actualmente colaboro mucho con Lázaro en sus espacios, en su estudio de grabación y pronto vamos a estrenar una colaboración donde se nos verá cantando juntos y compartiendo música
¿Qué es el arte para ti, arte que no podías desarrollar en toda su magnitud en Cuba, según tú mismo has afirmado?
La música y el arte son mi vida, son mi modo de vida. Cuba tuvo muchos y grandes artistas. Lo único que para poder colaborar con ellos o conocerlos tienes que irte del país.
Ha sido sublime poder reencontrarlos en otras tierras donde han podido alcanzar su reconocimiento sin techo, sin importar cómo piensan, donde se da el verdadero valor a su arte.
Según los tiempos de cólera que corren en Cuba y fuera de ella ¿a qué pudieras temerle?
Le temo mucho a la desesperanza y el desespero que tiene mi gente en Cuba, no se puede vivir sin ilusión y, lamentablemente, cada vez se aleja cualquier esperanza a una mejoría para nuestro pueblo.
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