El sacerdote cubano Alberto Reyes afirmó este miércoles que al sistema político no le importan las personas, las ven solo como piezas necesarias para mantener una estructura de poder, en una profunda reflexión sobre la libertad de expresión en Cuba.
En una publicación de Facebook donde aborda el concepto de dignidad en relación con la libertad de expresión, el párroco de Guáimaro, perteneciente a la diócesis de Camagüey, escribió que se ha perdido la conciencia de dignidad por la manipulación política.
Según sus palabras, el valor de una persona y su dignidad es intrínseco a ella pero a veces se vincula al discurso político, que transmite el mensaje de que “la persona vale si se integra a un programa político o ideológico, si defiende una determinada línea de pensamiento, si participa socialmente a favor de un proyecto partidista”.
“El mensaje oficial deja claro que la persona pasa a ser un ‘ciudadano de segunda’, mal mirado y tildado de ‘desafecto’. Y si, más allá de esto, la persona expresa su desacuerdo con el programa político vigente o, más aún, osa oponerse a él, ya no sólo es mal mirado sino que entra en la categoría de ‘opositor’, y se arriesga a que se le niegue el derecho a expresarse e incluso el derecho a la libertad o a permanecer en su propio país”, argumentó el eclesiástico.
En su texto, Reyes aludió a la importancia de reconocer y defender el valor propio ante el peligro de anularse como personas y dejar de existir, por el miedo a la mirada inquisidora y la persecución del gobierno.
“Así se puede vivir, y así se puede morir, y puede que, en recompensa, la persona nunca ‘tenga problemas’ con ‘el sistema’, pero al precio de no existir, de renunciar a su libertad de expresión, al precio de ceder su valor a un sistema político al cual esa persona no le importa, porque es vista simplemente como una pieza necesaria para mantener una estructura de poder”, dijo el sacerdote.
Reyes se refirió al miedo esencial que carcome a los cubanos y que llega a convertirse en terror, al punto de no plasmar en un voto personal y secreto lo que verdaderamente piensan, porque… “nunca se sabe”.
En su publicación, el terror a ese gobierno y a vivir como esclavos de un sistema al que no le importan las personas, lleva a los ciudadanos a "hacer lo imposible" para que sus hijos abandonen el país, y optan por la separación antes que enfrentarse a un gobierno "que se ha erigido como fuente del valor de los individuos".
El sacerdote había reconocido en meses pasados que no veía a su pueblo feliz, por el contrario, lo veía agobiado, "arrojado a una existencia que es continuamente hostil”.
“No debe ser consolador vivir entre un pueblo que en su presencia los aplaude y en su ausencia huye en masa o sale a las calles pidiendo libertad”, sostuvo el sacerdote entonces.
El sacerdote también ha hecho varios llamados a la unidad en apoyo a los presos políticos cubanos tras las severas condenas impuestas a participantes en las protestas del 11J, al tiempo que pidió a los que imparten justicia en Cuba que entiendan que están actuando mal.
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