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Ana Belén Montes, la superespía al servicio del régimen cubano en el Pentágono, está ya en libertad.
La Oficina Federal de Prisiones (FBP) confirmó que Montes fue liberada el pasado viernes del Carswell Federal Medical Center, en Fort Worth, Texas, con dos días de anticipación a la fecha fijada, luego de cumplir 22 de su sentencia de 25 años de cárcel.
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Montes, que cumplirá 66 años el próximo 28 de febrero, salió del lugar escoltada por un alguacil federal y tomó un avión con destino no especificado.
Inicialmente el FBP tenía establecida su liberación para el domingo 8 de enero. En casos de alto perfil puede proceder a cambiar a última hora la puesta en libertad del reo por razones de seguridad y protección de su integridad.
No está claro el destino de Montes, que cuenta con familiares en Puerto Rico, Orlando y Miami. Dos hermanos suyos, Tito y Lucy Montes, son empleados veteranos del FBI. El hermano era agente especial del FBI y Lucy era analista lingüística y traductora. Un novio de Ana Belén, llamado Roger Corneretto, trabajaba como oficial especializado en Cuba para el Pentágono.
Varios intentos de CiberCuba por contactar a familiares resultaron infructuosos. Su prima Miriam Montes-Mock, residente en San Juan, Puerto Rico, declinó comentar sobre la situación de Ana Belén alegando el deseo expreso de ella y de su familia de mantenerse en "el mayor anonimato posible".
Montes deberá cumplir ahora cinco años de libertad supervisada, con acceso a internet bajo escrutinio federal y limitación para laborar con gobiernos extranjeros o contactar a agentes foráneos sin permiso oficial.
En prisión fue sometida a una operación y tratamiento contra el cáncer.
Montes es la espía de mayor rango que el régimen de Fidel Castro logró infiltrar en las altas esferas militares y gubernamentales de Estados Unidos.
Fue reclutada por la inteligencia cubana en 1985 y escaló hasta convertirse en analista principal de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA), proveyendo información altamente sensible y determinando incluso decisiones de la política de Washington hacia Cuba, pues tuvo a su cargo los informes sobre la capacidad militar del régimen cubano.
Su labor en la DIA fue altamente evaluada por la jefatura de la agencia, que llegó a premiarla por "haber cumplido todos sus deberes de manera ejemplar, mantener un historial sobresaliente e inspirar a otros".
En vísperas de su salida en libertad, historiadores, agentes y cazadores de espías que siguieron su caso o participaron en los interrogatorios tras el arresto, han publicado varios libros sobre el alcance e impacto de sus revelaciones para la seguridad nacional de Estados Unidos.
Fue arrestada el 21 de septiembre de 2001, poco después de los atentados terroristas del 9/11 y en vísperas de la invasión de Estados Unidos a Afganistán.
Agentes del FBI y la contrainteligencia militar estuvieron tras su pista durante años hasta que se decidió su detención, por temor a filtraciones de información que pudiera dañar la estrategia de Estados Unidos en medio de la guerra global contra el terrorismo. Se estima que Montes habría proporcionado datos cruciales que llegaron a gobiernos hostiles a Washington, entre ellos Rusia e Irán.
También reveló información sobre las identidades de 450 operativos estadounidenses, cuatro de ellos agentes encubiertos que reportó a La Habana, y se le considera responsable por la muerte del sargento Gregory Fronius, tras ofrecer información militar confidencial que obtuvo la guerrilla en El Salvador en 1987.
Se declaró culpable de conspiración para cometer espionaje en 2002.
Montes es ciudadana estadounidense de ascendencia puertorriqueña, nacida en 1957 en Nuremberg, Alemania, donde su padre, el doctor Alberto Montes, estaba destinado en una base militar. De regreso a Estados Unidos, se graduó de bachillerato en el Loch Raven High School, en 1975, se licenció en Asuntos Exteriores por la Universidad de Virginia cuatro años después y luego concluyó un máster en la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados de la Universidad Johns Hopkins.
Desde entonces era conocida entre sus compañeros de estudios universitarios por su simpatía con movimientos latinoamericanos de izquierda como el Frente Sandinista en Nicaragua y la guerrilla de El Salvador, aglutinada en el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
Su primer empleo federal fue en el Departamento de Justicia. A partir de septiembre de 1985 se incorporó a la DIA y fue destinada a la base aérea de Bolling, en Washington, como especialista en investigación de inteligencia. Con posterioridad vino su nombramiento como analista sobre Cuba, desde 1992.
Su comportamiento durante el derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate, el 24 de febrero de 1996, en medio de las reuniones de emergencia de la DIA, despertó sospechas de sus colegas y activó el mecanismo de supervisión de la contrainteligencia militar estadounidense. Montes interrumpió una reunión de emergencia para responder a insistentes mensajes de sus contactos cubanos, que recababan información sobre las posibles reacciones de las fuerzas militares estadounidenses ante el suceso.
En una carta manuscrita a un familiar, cuyo contenido fue hecho público en 2013, escribió: "La cárcel es uno de los últimos lugares en los que habría elegido estar, pero hay cosas en la vida por las que merece la pena ir a prisión... O vale la pena hacerlas y luego suicidarse antes de tener que pasar demasiado tiempo en la cárcel".
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