La puertorriqueña Ana Belén Montes, quien pasó 22 años en prisión en Estados Unidos por espiar para el régimen cubano, busca rehacer su vida en su país natal tras ser puesta en libertad la semana pasada.
Montes emitió un comunicado en el que anuncia que llevará su vida alejada de los focos mediáticos, y en el que criticó el embargo económico estadounidense a Cuba.
"Estoy más que contenta de tocar suelo borincano de nuevo. Tras dos décadas bastante agotadoras y ante la necesidad de volver a ganarme la vida, quisiera dedicarme a una existencia tranquila y privada. Por lo tanto, no participaré en ningunas actividades mediáticas", dijo Montes en una declaración difundida desde San Juan y obtenida por CiberCuba.
La espía, quien en febrero cumplirá 66 años, regresó el domingo a Puerto Rico, dos días después de salir de la cárcel FMC Carwswell de Fort Worth, Texas.
En sus declaraciones, hechas a través de su abogada Linda Backiel, pidió a los medios de prensa que no se enfoquen en ella, sino en temas importantes, como los problemas que enfrenta el pueblo puertorriqueño o el embargo económico de Estados Unidos hacia Cuba.
"¿Quién en los últimos 60 años ha preguntado al pueblo cubano si ellos quieren que los Estados Unidos les imponga un embargo asfixiante que los hace sufrir? También merece atención la apremiante necesidad de cooperación global que detenga y dé marcha atrás a nuestra destrucción de nuestro medio ambiente. Yo como persona soy irrelevante. No tengo importancia, mientras que existen problemas graves en nuestro terruño mundial que reclaman atención y una demostración de amor fraternal", agregó.
Voceros del régimen cubano han celebrado en las redes la liberación de la espía.
Leticia Martínez, lefa de prensa del equipo del gobernante Miguel Díaz-Canel, la calificó como una "gran mujer" y "una fuera de serie".
También la Federación de Mujeres Cubanas la llamó "mujer inquebrantable", y afirmó que con "valor, dignidad, altruismo y honor puso en el escalón más alto la paz y la amistad entre pueblos hermanos".
Ana Belén Montes cumplió 22 de los 25 años de cárcel a los que fue condenada, su sentencia se redujo por buena conducta en prisión. En este tiempo fue sometida a una operación contra el cáncer de mama.
Ahora deberá cumplir ahora cinco años de libertad supervisada, con acceso a Internet bajo escrutinio federal y limitación para laborar con gobiernos extranjeros o contactar a agentes foráneos sin permiso oficial.
Fue sentenciada en octubre de 2002, tras ser arrestada en septiembre de 2001 en su oficina de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA), en el Pentágono, donde se desempeñaba como analista senior.
El gobierno de Estados Unidos la acusó de revelar información secreta a La Habana entre 1984 y 2001, incluidos nombres de espías estadounidenses en la Isla.
Montes fue reclutada por la inteligencia cubana en 1985 y escaló hasta convertirse en analista principal de la DIA. Proveyó información altamente sensible, que determinó incluso decisiones de la política de Washington hacia Cuba, pues tuvo a su cargo los informes sobre la capacidad militar del régimen cubano.
Al ser juzgada, se defendió diciendo que las actividades de espionaje que realizó fueron un acto de obediencia de su "conciencia en vez de la ley".
"Creo que la política de nuestro gobierno hacia Cuba es cruel e injusta, y contradictoria al ideal del buen vecino, y me sentí obligada a ayudar a la isla a defenderse de los esfuerzos para imponerle nuestros valores y sistema político", señaló entonces.
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