El músico Abel Lescay, condenado a cinco años de libertad limitada por manifestarse pacíficamente durante el estallido social del 11J, se mostró en desacuerdo con la condena a prisión del trovador oficialista Fernando Bécquer, tras violar la sentencia del tribunal por abusos sexuales.
“Desde que sé que Fernando Bécquer está preso me siento mal. No estoy de acuerdo con que nadie esté preso menos en Cuba, pues ahí se violan todxs Ixs derechxs del humano y eso es básico. Menos un cantautor de este país importante para toda una generación y un compositor con al menos más de 5 canciones relevantes y únicas representativas de la música cubana de los años 10 del presente siglo”, escribió Lescay en un controvertido post de Facebook que luego borró.
“Para mí de niño era un placer verlo junto a Berazain aquí en mi pueblo. Su filosofía me marcó y hoy esto me preocupa. De adolescente le escuché decir, para risotada del público, que el trovador hace canciones para ligar jevitas y quizás esto me marcó. Lejos de justificar sus actos y en discordancia total con su actitud (que le hace eso a una de mis hermanas y no sobrevive tan gordo y feo como es) pido que hagamos la cosas con real justicia desde el amor. Y aunque el cochino se haya confundido toda su vida y se haya vuelto a confundir la semana pasada, estemos claros que fue Lis Cuesta la que lo metió preso por un tema absurdamente político”, agregó.
Las declaraciones de Lescay, por cuya excarcelación se articuló buena parte de la sociedad civil cubana, causaron malestar en la comunidad feminista cubana y, en general, el mundo independiente.
“Lescay no quiere que un artista se convierta en presidiario, como si ser artista -que yo creo que es una palabra que a Bécquer le queda grande- fuera una licencia para cometer delitos. Una licencia para violentar. Una licencia para abusar sexualmente de mujeres y traumatizarlas de por vida. Luego Lescay se victimiza, se ofende, porque una de las víctimas de Bécquer le escribe por interno y -según él- lo amenaza. Pobrecito Lescay. Dice que él solo estaba expresando su opinión. Pobrecito”, comentó al respecto la periodista Mónica Baró en un extenso post de Facebook.
Por su parte, el periodista Mario Luis Reyes, cuyo reportaje en la revista independiente El Estornudo sobre los abusos sexuales de Bécquer a decenas de mujeres, destapó el caso por primera vez, considera que los comentarios de Lescay son reflejo de su posición de privilegio y de la estructura machista de la sociedad cubana.
“Fernando Bécquer está preso y yo estoy un poco más tranquilo porque allí tendrá mucho más difícil seguir manipulando a otras personas para abusar de ellas, pero debo decir que en realidad yo no estoy tranquilo. No lo estoy porque el daño que hizo a decenas de mujeres es irreversible, y ni siquiera la breve sensación de justicia que da saber que está condenado y separado de la mayor parte de la sociedad lo puede borrar”, reflexionó al respecto.
El trovador cubano Fernando Bécquer fue enviado a prisión el pasado martes por violar la sentencia por abusos sexuales que dictó un tribunal en octubre pasado, que establecía tres años y cuatro meses de limitación de libertad, sin internamiento.
La nueva decisión del órgano judicial responde a que Bécquer “ha incurrido recientemente en graves hechos que incumplen, de manera flagrante y notoria, los requerimientos de buena conducta y respeto a las normas de convivencia social, a que venía obligado en cumplimiento de la mencionada situación legal, tal y como había sido previamente advertido”.
El músico había publicado días atrás la letra de una canción misógina en sus redes lo que había causado revuelo en la esfera pública cubana.
El escrito de Bécquer fue inmediatamente rechazado en las redes por cientos de internautas y criticado públicamente por la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), que advirtió que “no habrá impunidad”, y por la esposa del gobernante Miguel Díaz-Canel, Lis Cuesta, quien dijo en Twitter que era “imposible tolerar insultos, agresiones y expresiones violentas contra niñas y mujeres”.
El juicio contra Fernando Bécquer, quien ha utilizado su apoyo al régimen cubano como escudo para esquivar una condena, tuvo lugar el pasado octubre en La Habana y, durante más de 12 horas, unas 30 víctimas testificaron en contra del trovador por cometer acciones violentas de índole sexual sin su consentimiento.
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