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El escritor y humorista cubano Jorge Fernández Era no acudirá a una citación de la Seguridad del Estado, en la sede de la estación policial de Zapata y C, en el Vedado, aseguró este lunes en sus redes sociales, donde colgó una copia de la convocatoria represiva.
"A Zapata y C no iré por mis propios medios, ya bastante malo que está el transporte", subrayó en su publicación en Facebook.
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Hasta el momento de redactar esta nota, no ha sido posible establecer comunicación con el escritor para conocer su situación personal.
Un oficial de la Seguridad del Estado, que se identificó como Manuel Fernández García, acudió el viernes al domicilio familiar de Fernández Era, en la barriada capitalina de Santos Suárez, le pidió lo acompañase hasta una de las esquinas próximas y le entregó la citación para este lunes al mediodía (hora local).
Fernández Era narró la inesperada visita, con su habitual estilo sarcástico:
"Allí me revela que investiga las 'intenciones' de La Joven Cuba, y que le han asignado la publicación. («Ah, ¿tú también eres colaborador?», pregunto. No le gusta).
"En dos ocasiones declara que prefiere una conversación conmigo, «en el marco del [Centro Juan] Marinello». Le expreso que estoy dispuesto a discutir con él y con quien sea en cualquier contexto, pero que me molesta la insistencia con esa institución del Ministerio de Cultura en que trabajo hace ocho años. Me entrega el papelito, tan chapucero que no disimula un número escrito sobre otro, que le da cierto aire de «resuelve con ese, que no hay modelos para tanto».
"Pregunta si están claros los términos (fecha, hora, lugar, objetivo…). Respondo que sí, que lo que no queda claro es la legalidad de la citación misma. Que por qué, por ejemplo, viviendo yo en San Agustín y residiendo de manera extraoficial en Santos Suárez, tenga que dirigirme a Plaza (de la Revolución).
«Eso nada tiene que ver». «Lo dices tú, y yo como ciudadano tengo derecho a dudar» (tampoco le gusta).
"Antes de dar por concluido el cordial pitén cuatriesquinero con un «Nada más que hablar, que tenga un buen día» (hasta las amenazas y los chantajes los hace con educación, la verdad), afirma acertada, y premonitoriamente, que Jorge Fernández Era se comunicará de inmediato con Alina Bárbara López Hernández, coordinadora de La Joven Cuba. Me advierte que no me deje llevar por lo sucedido con ella ante una citación similar. «Matanzas no es La Habana —apunta a propósito del fiasco de sus colegas atenienses—. Allá se violaron las leyes».
"Yo: «¿Y cuántos han sido procesados judicialmente por ello?» (le gusta mucho menos; no he dicho que el compañero que me atiende carga con un pésimo sentido del humor).
"Hoy salí de casa y me dirigí a la Fiscalía Provincial, donde presenté, al igual que hizo Alina en octubre, y prácticamente en los mismos términos en que lo escribió ella, una formal queja con vistas a una acción de nulidad.
"Pregunto: Si la «revolución» que defienden el primer teniente y sus superiores goza del «apoyo mayoritario» de miles de intelectuales de las más diversas ramas del saber: ¿por qué el miedo de sentarlos a discutir civilizadamente con nosotros, los «confundidos» y «descarriados», en un lugar con mejores condiciones acústicas que una unidad de la Policía Nacional Revolucionaria?
"¿Quién explica que no haya un periódico donde se le dé espacio al Debate Cuba (que no es Cubadebate)? ¿Cómo puede denominarse «de ideas» una batalla que no involucra a todo aquel que las posea, sino solo a los que dicen sí porque sí, sí pero no y sí porque si digo no…?
"Que alguien me demuestre que Granma, Juventud Rebelde, Trabajadores y la cohorte propagandística dirigida desde el Departamento Ideológico del Comité Central del Partido ¿Comunista? de Cuba hacen periodismo revolucionario.
"Que me enseñen un párrafo cuestionador de políticas de Gobierno que deciden destinos, sueños y realizaciones personales y colectivas.
"Acúsennos de lo que les dé la gana a los que escribimos en La Joven Cuba, pero tengan la decencia y el coraje de publicar sin tachaduras cualesquiera de nuestros artículos. Sería oportunidad invaluable de revelar la calaña de la que estamos hechos.
"¿Mi columna dominical es sarcástica e irónica?: qué culpa tengo de nacer en un país tan divertido y con dirigentes tan simpáticos.
"Que me citen, que me detengan, que me esposen, que me interroguen, que me encierren si van a ser felices con eso. Lo difícil será mutilar mi libertad de reír con el chiste de que guardaré silencio".
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