Recuerdo a nuestro entrevistado de hoy, Yordanis Despaigne, en uno de los más bravíos sparrings que he visto en la Finca, centro de alto rendimiento del boxeo cubano, década del 2000; sus aniquiladores golpes penetraban la defensa del rival y hacían suyo el ring.
¿Qué hace en estos momentos el santiaguero, dónde vive?
Un placer conversar contigo, que bien que no olvides aquellos sparrings que sosteníamos en la Finca. Vivo hace 14 años en Miami y desde 2016 soy entrenador de Mundo Boxing. Son siete años en los cuales he tenido la gran oportunidad de entrenar a excompañeros míos como Guillermo Rigondeaux.
¿Qué es Mundo Boxing?
Mundo Boxing es una academia que radica en Miami en el Tropical Park creada por el profesor Pedro Díaz y en la que yo pertenezco al cuerpo técnico. Trabajamos con profesionales, allí se preparan boxeadores de varias nacionalidades que en ocasiones vienen a hacer campos de entrenamiento. También hemos tenido la oportunidad de preparar a campeones mundiales. En otros casos son peleadores que radican aquí y hacen la carrera con la Academia.
Mundo Boxing también es una compañía que tiene su propia marca y ofrece venta de toda la indumentaria de boxeo con excelente calidad. Entre otras funciones, prestamos servicio de desarrollo con los talentos y también con el fortalecimiento de la salud física en general; en fin, es un gran combo lo que ofrece Mundo Boxing.
¿Has crecido en esa academia?
Mucho. Mi papel como entrenador ha crecido y mucho le debo al profesor Pedro Díaz, quien ha compartido toda su experiencia conmigo. La relación entre nosotros es excelente desde que yo era atleta; en el trabajo en las esquinas en el cuadrilátero hemos formado un equipo magnífico.
Ahora estamos desarrollando también nuevos talentos que sigan ayudando al crecimiento de Mundo Boxing. Pienso que me queda mucho por hacer aún y gracias a Dios estoy teniendo la oportunidad de trabajar en busca de esa realización.
¿Tu familia?
Es todo para mí, ha sido mi motor impulsor en estos primeros años difíciles y lo es ahora pues le dedico todos mis triunfos.
Despaigne, muchos hablan de que a pesar de seguir conquistando medallas, el boxeo cubano dista del vivido por ti, de esa época dorada dirigida por el profesor Alcides Sagarra. ¿Cuál es tu opinión?
El boxeo cubano, independientemente de los resultados, no es el mismo. Por ejemplo, no se trabaja con el relevo y dan muy pocas oportunidades a los más jóvenes. Suceden cosas como atletas participando en cuatro Juegos Olímpicos. Eso se veía antes pero en el boxeo moderno, no, pues pasan al profesionalismo.
Precisamente ¿qué opinas de los púgiles cubanos que se han abierto paso en el profesionalismo?
Es muy bueno, los peleadores cubanos demuestran su calidad y a la vez ganan por su trabajo. El boxeo es un deporte de contacto y se debe pagar por el esfuerzo. Espero que en un futuro no muy lejano las puertas de Cuba se abran al mundo del profesionalismo por completo.
Es cierto que se ha dado un primer paso con la incursión de boxeadores auspiciados por la Federación Cubana, pero eso no basta.
Mira, ahora mismo a Robeisy Ramírez, doble campeón olímpico y ganando lauros en el universo profesional. Púgil muy inteligente sumado a la experiencia que trae con él ¿te imaginas los resultados, hasta dónde puede llegar?
Otro es David Morrel quien despunta como un grande: juventud, explosividad y dedicación. También está el caso de Yoelvis “La Joya” Gómez, abriéndose paso a fuerza de nocauts.
¿Qué decir de los que, pertenecientes a otra generación, decidieron por un futuro mejor e hicieron carrera como el propio Guillermo Rigondeaux, Yan Barthelemy, Odlanier Solís, Yudel Johnson, Erislandy Lara, Yuriorkis Gamboa y yo mismo, unos con mejores resultados que otros, pero todos con la mirada puesta en lograr con nuestros puños una vida plena para nuestras familias?
¿Qué crees que te depare el futuro?
El futuro, salvo imprevistos, uno lo hace. Yo voy a seguir adelante, avanzando en mi rol ahora como entrenador, con gran dedicación y entrega, convencido de que los buenos resultados no se harán esperar. El futuro se lo labra uno y yo estoy muy seguro de lo que quiero.
¿Situación del deporte cubano en la actualidad?
No es un secreto. Para mí el deporte cubano en general, no sólo el boxeo, va en declive y son múltiples las razones. Por ejemplo, los que dirigen el deporte hoy en Cuba son políticos que no tienen conocimiento alguno del deporte.
Las condiciones son pésimas, las instalaciones deportivas en el país completo están desatendidas, no se preocupan por las necesidades mínimas de los atletas. La indumentaria deportiva es escasa por no decir nula, los implementos, sea cual sea la disciplina, están en ruinas, son antiguos.
A eso añádele la disminución de eventos municipales, provinciales y nacionales factor fundamental que atenta contra del desarrollo. Antes existían los inter escuelas, los inter pre, la base tan necesaria que apoyaba la selección de talentos para el alto rendimiento ¿ahora qué? Se derrumba la pirámide tan cacareada de antaño.
Otro gran problema fue la desaparición de las ESPAS provinciales y la reducción de matrícula en las EIDES y equipos nacionales. ¿Cómo lograr los éxitos de décadas anteriores? Son risibles los resultados en los Juegos Centroamericanos y del Caribe que ganábamos sin oposición y en los Panamericanos donde escoltábamos a un gigante como Estados Unidos.
¿Cuáles son los orígenes de Yordanis Despaigne?
Mi camino comienza en el santiaguero pueblo del Caney donde con 11 años empiezo con mi primer entrenador Manuel González, aunque mi pasión era ser pelotero. Con Manolito estuve un año hasta que fui promovido a la EIDE de Santiago de Cuba y tras cuatro años pasé directamente a la ESPA nacional en La Habana.
En ese entonces el prestigioso Pedro Roque dirigía a los juveniles.
Efectivamente. Entre los años 1996 y 1998 estuve en ese centro bajo la égida de Pedro Roque, tiempo del que guardo muy buenos recuerdos. Comenzamos a tener topes internacionales; para mí fue fácil la adaptación. En ese momento la escuadra juvenil contaba con boxeadores de mucha calidad en todas las divisiones y llegamos juntos al equipo nacional. Todo estaba listo para el Mundial de Argentina'98 en el cual, tras ganar mis dos primeros combates, pierdo con un púgil ucraniano discutiendo la medalla de bronce. Tras regresar ingresé en la Finca en el 1998, tenía 18 años.
¿Cómo fue tu entrada en la ya muy conocida y respetada Finca?
Imagínate, yo entré en un momento en el que había cinco púgiles por división. Cuando empecé competía en los 71 kilos. Te cuento que con Ariel Hernández, titular olímpico, nunca tuve la posibilidad ni de hacer escuela de combate. Fue en ese momento que conozco a Pedro Díaz.
A mí me suben de división después del certamen nacional Playa Girón de 2000 ya que presentaba muchos problemas para hacer el peso. Ese año gano el Preolímpico en 75 kg, participé en el entrenamiento de altura en Ecuador y todo apuntaba que podía asistir a la Olimpiada de ese año, pero lo que hicieron fue hacerme firmar una carta de renuncia a mi participación. Ahí se me escapó mi primer sueño olímpico.
¿Qué es la carta de renuncia?
Sencillo, el Preolímpico clasificaba al hombre que ganaba; o sea, no era la plaza sino el nombre. Entonces, si el púgil que había logrado el boleto olímpico no cumplía con las expectativas del colectivo de dirección, nos obligaban a firmar un documento a través del cual se explicaba las razones por las que no podíamos asistir. Eso lo hicieron conmigo y con Enrique Carrión en 57 kilos.
Finalmente en tu peso asistió Jorge Gutiérrez, a la postre campeón olímpico. ¿Cómo era el enfrentamiento entre ustedes?
Con Gutiérrez nunca hice un sparring; fueron peleas, seis en total, y de ellas me impuse en cuatro. ¿Fue justo? Para mí lo injusto fue que no participé. Incluso, podían haberme bajado a mis 71 kilogramos originales pero subieron a Juan Hernández Sierra… todo un desajuste.
Por suerte pudiste ser testigo de la magnificencia olímpica en Atenas 2004.
Sí y debo reconocer que en mi división había grandísimos boxeadores. Gané mis dos primeros combates y en la discusión de la medalla de bronce perdí ante el norteamericano Andre Dirrell en un cerrado combate 12-13.
Fue el peor momento de mi vida; muchos sentimientos encontrados. Aparte de que había hecho una excelente preparación, me sentía en condiciones de llegar a la final. Es cierto que había perdido a mi padre en el mes de junio y quizás no estaba psíquicamente apto pero yo sé que podía.
¿Por qué decides partir en 2008?
Mira Julita, yo no quería verme en el espejo de los demás. ¿Cuántos campeones olímpicos y mundiales andan tirados, alcohólicos, sin atención? Además, no respetaron mi experiencia y años en la selección nacional.
Te explico. En el cuatrienio 2004-2008 participé en dos divisiones 75 kilos y 81. En 2007 me establecí en 81 kg y ¿qué hicieron?: llevaron en dos ocasiones a Julio César la Cruz a los Preolímpicos sin darme una oportunidad.
¿Resultado? La división no fue clasificada y fue una gran decepción para todo el colectivo técnico. También creo que al yo ser de la generación de Solís, Rigondeaux, Barthelemy, Gamboa, Lara no querían tener un boxeador de ese gran equipo y de esa forma trataron de desecharme.
Pues bien… ¡me fui!
Yordanis Despaigne fue medallista de bronce en los Campeonatos del Orbe de Belfast 2001 y Bangkok 2003, campeón en los Centrocaribes de Medellín 2006; oro por equipos en la Copa del Mundo de Astaná 2002 y plata en Moscú 2005 así como segundo en los Panamericanos de Santo Domingo 2003.
Competiste en el boxeo profesional en Estados Unidos.
Llegué con 29 años y deseos de brillar. Subí 11 veces al ring, gané nueve peleas, cuatro de ellas por ko. Lamentablemente sufrí un desprendimiento de retina y no pude continuar. Mi carrera profesional concluyó en ese instante. Fue, sin lugar a dudas, un golpe bajo que me dio la vida; algo para lo que nunca estamos preparados.
Fue difícil pero asumí que la salud es lo primero y que todo en la vida tiene un final. Para nadie es un secreto que los peleadores cubanos sufren de un gran desgaste en sus carreras amateurs, ya que el volumen de combates es muy grande al año.
Soy del criterio que si hubiera llegado antes al profesionalismo hubiera alcanzado importantes resultados porque, pese a mi no tan poderosa pegada, mi boxeo se ajustaba perfectamente al profesional por mis movimientos y mi capacidad defensiva.
Pero no pudo ser y ahora me siento realizado con mi labor de entrenador, siendo respetado y querido por mi colectivo de Mundo Boxing. Me alegra ver, cada vez con mayor frecuencia, puños cubanos salir airosos en los cuadriláteros del boxeo profesional; esos muchachos merecen seguir un camino seguro y con libertad.
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