El número de muertos provocados por el terremoto en Turquía y Siria supera las 36,000 personas, una cifra que todavía no es definitiva mientras continúan las labores de desescombro y rescate de las víctimas, a las que resulta cada vez menos probable encontrar con vida.
Las autoridades a ambos lados de la frontera turco siria, la zona más afectada por el sismo con epicentro en la localidad turca de Nurdagi, en la provincia de Gaziantep, reportaban en la mañana de este lunes un total provisional de 36,217 fallecidos, cuyos cuerpos han sido recuperados.
El Centro de Coordinación de Emergencias de Turquía informó que el saldo provisional de cadáveres se elevó hasta los 31,643; mientras que el número de muertos en Siria se sitúa actualmente en 4,574, según CNN.
En este país, enfrascado en una guerra civil de larga duración, las operaciones de rescate se han visto complicadas. La organización de voluntarios Cascos Blancos, surgida como cuerpo de auxilio en zonas y ciudades bombardeadas en el conflicto, dio por finalizadas las labores de rescate en las áreas controladas por los rebeldes en el noroeste de Siria.
El total de fallecidos contabilizados en este país incluye a más de 3,160 en zonas rebeldes según el Ministerio de Salud del Gobierno de Salvación de la provincia de Idlib, controlada por la oposición. En zonas controladas por el régimen de Bashar Al Assad, las autoridades informan de 1,414 muertes.
Este lunes, una niña y una mujer fueron rescatadas en dos ciudades turcas, en lo que empiezan a ser rescates “milagrosos” tras más de 168 horas del mortífero evento.
La menor, de unos seis años, fue identificada con el nombre de Miray, y su rescate fue en la ciudad de Adiyaman, después de unas 178 horas de los sismos. Tres horas menos permaneció sepultada bajo los escombros de un edificio Naide Umay, que fue rescatada por un grupo de bomberos de Estambul, apoyados por mineros turcos, en la provincia de Hatay.
La víspera una mujer y su hijo, de cinco años, fueron rescatados por un equipo salvadoreño tras pasar unas 150 horas de los sismos.
“Hemos resuelto el problema de 205,000 ciudadanos de Hatay con la paz de construcción”, decía Recep Tayyip Erdogan durante la campaña presidencial de 2018. El líder del partido AKP está ahora en el punto de mira por una política de construcción utilizada con fines electorales, que llevó al incumplimiento de las normativas de construcción y a la corrupción de autoridades que concedieron amnistías a edificios levantados sin licencia.
“Estamos resolviendo un problema muy importante de nuestros ciudadanos en Gaziantep, como en el resto de nuestro país, con la paz de reconstrucción”, decía en 2018 el presidente que el próximo 14 de mayo aspira a la reelección.
Emin Koramaz, presidente de la Unión de Cámaras de Arquitectos e Ingenieros de Turquía (TMMOB) aseguró a EFE que durante los 20 años de gobierno del AKP, se han producido ocho grandes legalizaciones de edificios “inseguros, podridos e ilegales” y que habían sido construidos y habitados sin las correspondientes licencias.
“La razón principal de esta enorme tragedia es el permiso concedido a edificios construidos sin respetar la normativa de construcción”, aseguró Koramaz mientras varios medios turcos recordaban hoy que durante la campaña para las presidenciales de 2018, Erdogan recorrió las zonas más afectadas por los sismos anunciando que se habían resuelto los problemas de viviendas de cientos de miles de ciudadanos gracias a lo que llamó “paz de construcción”.
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