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Unas de las grabaciones originales de la famosa autoinculpación del poeta cubano Heberto Padilla fue dada a conocer por Jorge Ferrer, escritor y traductor cubano residente en Barcelona, quien la publicó en su canal de YouTube.
Ferrer, quien no reveló la fuente de donde recibió los videos, explicó que los compartía “porque es lo debido”, luego de la polémica que se desató en los últimos días en torno al material que fue usado por el cineasta Pavel Giroud para la realización de su documental El caso Padilla.
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La versión liberada por Ferrer incluye 1 hora y 26 minutos de metraje de la reunión que tuvo lugar el 27 de abril de 1961 en la sede de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), y que se calcula que se extendió por cerca de 3 horas, de las 9 a las 12 de la noche.
La pasada semana, en un texto publicado en el magazine independiente Hypermedia, el escritor Orlando Luis Pardo Lazo había cuestionado la decisión de Giroud de retener el material en bruto que obtuvo para hacer su documental, pues se trataba de un documento de interés público.
Antes, en sendos posts de Facebook, Pardo Lazo había argumentado que el material del mea culpa de Padilla “pertenece a todos y cada uno de los cubanos que quedamos”.
“Aquella hora única de la Revolución Cubana cogida in fraganti, no necesitaba de montaje magistral, ni de créditos creativos, ni de musiquita contextual, ni de presupuesto para hacer ‘cine en serio’ con el desastre colectivo de un testimonio individual”, agregó.
Por su parte, Giroud se escudó en contratos y compromisos de distribución para justificar su decisión de no compartir el material original hasta que su documental, que toma la grabación como base, no cumpliera su vida comercial.
“Pasa que para hacer cine en serio, se firman contratos, se hacen acuerdos y se le dan garantías a quienes apuestan por un proyecto (un proyecto rechazado por todo fondo internacional al que aplicamos, ya supondrás por qué). Una de las garantías que di a los pocos que aportaron el dinero de su bolsillo y sus recursos, fue que el material del que partimos se haría público después de circular la película, que también tiene pactada una ruta de compromisos y estrenos”, contestó el cineasta.
La polémica subió de tono en los últimos días en las redes sociales y ha dividido a buena parte del campo intelectual cubano.
En un texto publicado en El Estornudo, el escritor Carlos Manuel Álvarez, consideró que la retención del material por parte de Giroud apunta a “cierta lasitud ética con un documento político de tal importancia, o con cualquier documento público en general, deriva inevitablemente en un resultado de limitada ambición estética”.
Desde otra posición, un grupo de artistas, como el editor de cine Ricardo Acosta, sostuvo que los reclamos contra Giroud no tienen sentido y son parte de una tendencia tóxica del mundo intelectual cubano.
“El alegato mea culpa de Padilla es algo que pertenece a la memoria colectiva de nuestra larga noche de abuso y violencia política. Pero también deberíamos de saber respetar que un director de cine se tome el trabajo, el reto, las horas, la pasión, el respeto, por esa parte dolorosa de nuestra historia (…) y construya un filme”, argumentó Acosta en un post de Facebook.
El documental El caso Padilla se ocupa de recrear el episodio de represión en que se vio envuelto el poeta cubano Heberto Padilla, quien fue encarcelado en marzo de 1971 por el régimen cubano, acusado de ser un enemigo del pueblo, debido a los versos críticos contenidos en su legendario cuaderno Fuera del juego.
De acuerdo con la sinopsis del documental, la autoinculpación del escritor, cuya grabación se muestra por primera vez al público, marca la línea narrativa de una historia en la que aparecen testimonios de Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Jean-Paul Sartre, Jorge Edwards y Fidel Castro.
Luego de su encarcelamiento, Padilla se vio obligado a decir en público un discurso de arrepentimiento semejante a los pronunciados por los condenados a muerte en los momentos más críticos de la cacería de brujas estalinista, conocida como los Procesos de Moscú.
La represión del gobierno cubano y la posición de Fidel Castro durante el affaire Padilla provocaron la primera escisión entre buena parte de la intelectualidad latinoamericana y mundial y la revolución cubana, según explica Rialta Magazine en un dosier sobre el caso.
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