Una cubana que acudió al hotel Pernik, de Holguín, se quejó del pésimo servicio gastronómico en la piscina, tanto por la demora y dejadez de los camareros como por los precios de la comida.
Ángela Fernández denunció en su muro de Facebook su mala experiencia, con fotografías que permiten ver a al menos cinco dependientes hablando animadamente en lugar de cumplir con su trabajo.
"Mal servicio gastronómico en el hotel Pernik de Holguín: más de una hora para un pedido y los dependientes conversando, y como si fuera poco, un filete de pescado de tilapia 540 pesos. Adónde vamos a parar", comentó.
Esta misma semana un joven cubano relató la discriminación que sufrió en el hotel Pernik, cuando quiso entrar para sentarse en una mesa que estuviera cerca de un tomacorriente a trabajar con su laptop.
El usuario, que se identifica en sus redes como Kmilo Noa, dijo que al pedir un lugar tranquilo para trabajar y consumir, lo interrogaron con preguntas como "¿Quién es usted?" "¿Qué quiere decir con trabajar?" y "¿En qué va a trabajar?", tras lo cual tuvo que quedarse en el lobby esperando a que lo autorizaran.
"Parece que en el Hotel Pernik de Holguín es demasiado raro que alguien quiera sentarse a consumir y abrir una laptop para trabajar. Me han preguntado qué para qué venía, que si en mi casa no había electricidad, que no podía consumir porque estaban cerrados por capacidad", detalló en su Twitter.
"Cuando en realidad el hotel estaba vacío. Yo quería pagar el pasadía como un cliente normal, abrir mi computadora y tomarme unas cervezas y quizá almorzar. Pero no, parece que soy peligroso para el hotel o algo por el estilo", cuestionó.
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