Amarilys Núñez Barrios (La Habana, 1968) es una de las mejores actrices cubanas, con capacidad para transitar -sin apenas esfuerzo- del drama a la farsa, de la comedia a la tragedia; como demostró en aquella memorable puesta en escena habanera de Bodas de sangre, que aún estremece a los que pudieron descubrir su belleza inteligente y sensibilidad indagadora.
De mamá, la disciplina y el rigor artísticos; del ballet, la armonía gestual, que llenan su andar por la vida y los escenarios; de fiesta por sus papeles en las películas Plantadas y Febrero, estrenadas en el Festival de Cine de Miami; pretexto ideal para conversar con una mujer contemporánea; deseosa de actuar más y que contagia sonrisas con su educación y sensibilidad; hasta el detalle de disculparse por no encontrar una foto a tiempo.
¿Cómo llevas ser la mala de Plantadas?
La mala de Plantadas, es un sistema carcelario que evidentemente, fue injusto.
¿Cómo construiste tu personaje de la carcelera y que dejó en ti?
Es difícil cuando tienes dentro de la historia, tan poco de que asirte, sobre todo, si el personaje destaca esencias tan delicadas como el maltrato de la mujer por la mujer.
Intentas entonces transmitir en muy poco tiempo, todo lo que has leído y vivido, y ser lo más fiel posible a la historia que propone el guión. Porque si terrible es el caso del maltrato de los hombres, mucho más deshonesto es cuando lo profesan las mismas mujeres.
Para tratar de ser consecuente, me despojé entonces de cualquier encanto femenino, y desterré mi alma. Quedó solo la carcaza de un ser vacío y frío, que cumple con su trabajo, y se regodea en ello.
No fue fácil, me cuesta sobre todo, la agresividad, la violencia. Y hubo momentos que me tocaron emocionalmente, por ejemplo cuando está la Niña en escena.
Pero de cualquier manera, agradezco haber podido conocer y vivir la otra cara de la historia.
Siendo una de las actrices más populares de Cuba, decides emigrar, ¿por qué?
Podría convenientemente decirte otra cosa, pero la realidad es que me fui de Cuba por dos razones: una, me enamoré de alguien que vive aquí; y la otra y no menos importante, quería que mi hijo tuviera la oportunidad de volar tan alto, como le permitieran sus alas.
No fue fácil, al principio fueron años de cuestionamiento y soledad artística, pero como dijo Chaplin, “El tiempo es el mejor autor,…”, y una aprende incluso a resignarse, y/o a reinventarse, o simplemente a abrir las manos y dejar ir.
Y luego, llegan oportunidades como Plantadas que, por pequeñas que sean, despiertan y oxigenan a la actriz.
O como Febrero, que también tiene su premiere en el marco del Festival.
¿Cómo es tu vida en Miami?
Muy parecida a la de cualquier otra persona. Trabajo, disfruto de mis amigos, me enorgullezco de mi hijo, voy al teatro, sonrío, y agradezco el milagro que es la vida.
¿El teatro y la televisión hurtaron al público cubano de una bailarina o fue solo una afición de niña?
Bailar es lo que más me gusta en la vida. No hubiera sido una buena bailarina, mi constitución nunca lo habría permitido, pero la escuela de ballet fue un pilar importantísimo en mi formación también como actriz. La disciplina y el conocimiento y trabajo sobre mi cuerpo desde niña, sirvieron luego para armar los personajes que la vida me permitió vivir.
¿Te gustaría hacer más cine?
Me gustaría ¡actuar! más. Y claro que la magia del cine, enamora a cualquier actriz.
¿Tu vena artística viene de mamá, la soprano María Eugenia Barrios?
Claro que mi mamá tuvo mucho peso, sobre la Amarilys actriz, no creo que todos los niños duerman arrullados con arias de Puccini o Verdi. También de ella heredé el respeto por el arte y la disciplina a ultranza. Ella sembró las pautas y me brindó las herramientas, pero me dejó andar sola el camino de mi carrera.
Una de tus preocupaciones vitales es el apoyo al teatro y los artistas cubanos de la emigración; ¿que necesita hacer Miami y su comunidad para que la cultura cubana siga siendo un referente de la nación?
Ojalá hubiera más apoyo para el teatro en Miami, y para los proyectos de creadores talentosísimos que tenemos del lado de acá. Mientras tanto, nos queda ayudarnos unos a otros, en este empeño de amar lo que hacemos y lo que somos.
¿Qué nuevos proyectos tienes en mente?
Me gustaría dirigir teatro, la dirección de actores me apasiona. Y me acaban de regalar un personaje llamado Isabel, que me tiene rezando día y noche porque se logre.
En el teatro y la televisión has hecho innumerables personajes, desde Electra, La zapatera prodigiosa, Añorado encuentro, Tierra brava o requiem por Yarini o tu participación en espacios infantiles; ¿que papel te gustaría interpretar?
No puedo quejarme de las oportunidades, que he tenido. Las batallas que he librado conmigo misma por sacar a flote mis personajes, también me han hecho la mujer que soy. Y a pesar de sentirme feliz cuando miro hacia atrás, hay cientos de otros que me encantaría interpretar. Pero sin dejar de soñar he aprendido a ser práctica, me gustaría interpretar, el que me acaban de regalar.
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