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El preso común Kevin Canlo Morales falleció en Güines, tras recibir una brutal golpiza en la cárcel de Quivicán, a manos del segundo jefe del reclusorio, dijeron activistas cubanos.
Albert Fonse, defensor de los derechos de los detenidos tras el 11J, identificó a Yuleiki Menéndez Montero como el responsable de la golpiza.
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"Recuerden que este esbirro fue el mismo que golpeó brutalmente al preso político Abel Lázaro Machado Conde (joven con problemas mentales)", escribió Fonse en su cuenta de Facebook.
La periodista independiente y defensora de los derechos humanos Ismary Bacallao reprodujo la denuncia y mencionó que el joven preso murió en el hospital de la localidad de Güines, provincia Mayabeque.
Por su parte, la también activista Glenda Rancaño escribió en Twitter: "El día que estos animales amanezcan hinchados, se acaba el abuso"
CiberCuba no ha podido contrastar esta información con fuentes oficiales.
Los presos en Cuba no solo sufren carencias de medicinas y alimentos, sino maltratos físicos y psicológicos de los encargados de los reclusorios, que son atendidos por el Ministerio del Interior.
El gobierno se niega a que organizaciones internacionales y observadores independientes fiscalicen el trabajo de las cárceles y solo abre las puertas de estas a la prensa oficialista y la extranjera acreditada en Cuba, en determinadas ocasiones, lo que organizaciones internacionales califican de teatro.
A inicios de marzo se denunció un brote de tuberculosis en el Combinado del Este, cárcel de La Habana, donde pusieron a los detenidos en cuarentena, aunque el gobierno no se ha pronunciado sobre el tema.
Durante la crisis de la pandemia del coronavirus hubo diversos reportes independientes sobre las condiciones de hacinamiento e insalubridad en las cárceles del país, donde los reclusos vieron además limitadas las visitas familiares y el acceso a comida y medicamentos.
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