Renecito de la Cruz: "Este tiene que ser un país de inclusión; aceptar a todos, piensen como piensen"

"Cuba debe seguir uniéndose, seguir amándose. No permitamos que ni los de allá ni los de aquí nos separen. Yo quiero el amor entre los cubanos aunque pienses como quieras, vivas donde te dé la gana"

Actor cubano Renecito de la Cruz © Renata de la Cruz / Cortesía CiberCuba
Actor cubano Renecito de la Cruz Foto © Renata de la Cruz / Cortesía CiberCuba

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Este artículo es de hace 1 año

Con sangre de artistas corriendo por sus venas, Renecito de la Cruz es uno con mayúsculas. Violinista, director de orquesta, pelotero… finalmente actor y director, el hijo de ese actorazo que fue René de la Cruz y la reconocida pianista concertista Pura Ortíz vive una espléndida madurez.

Lo reencontré durante la puesta en escena de Teatro del Sol, con la icónica "Mi Socio Manolo".


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Por supuesto, la conversación brotó espontánea recordando viejos tiempos cuando éramos jóvenes y así comprobé que el nacido en la capital cubana tiene su intelecto puesto en no pocos objetivos.

¡Qué bien ese reencuentro! Recibirte en el teatro haciendo una obra que respeto, cuyo estreno vi hace 30 años, protagonizada por dos grandes actores y amigos de mi padre, Mario Balmaceda y Pedro Rentería, y dirigida por el inmenso Silvano Suárez. Ha sido muy lindo verte en el teatro ¡de veras!

Sé que no detienes tu andar; antes de "Mi Socio Manolo" acababas de llegar de España.

Así es. Hice unas presentaciones junto al músico David Álvarez, experiencia que iniciamos en 2018, en un montaje que tuve la suerte de realizar a través de un libro de cuentos titulado Los Tesoros de mi Viaje de la escritora española Susana Munís, espectáculo que fue concebido por los relatos que ella iba indicando a los espectadores; yo los actuaba y David los musicalizaba según su interpretación.

Junto a David se encontraban Rolando Luna en el piano, Lino Lore en el bajo, Jose en la batería y en la percusión el Guayo y su hijo Arre ¡te puedes imaginar el espectáculo!

Yo recuerdo que en La Habana se presentó esta obra.

Sí, en la Sala Llauradó y en el teatro de Bellas Artes; se hizo un documental dirigido por Rigoberto Senarega y después hicimos una gira por Cuba, algo muy bonito.

En 2019, nos llama Susana desde Madrid, que iban a publicar el libro y quería hacerlo conjuntamente con el espectáculo. Todo se concretó satisfactoriamente y David y yo viajamos a la capital ibérica. Allá se nos incorporó el resto de los compañeros.

Hicimos presentaciones en Madrid, Valencia y Cádiz. Ese bregar juntos nos condujo a David y a mí a enfocarnos en nuevos propósitos y preparamos un espectáculo basado en un texto de Juan José Téllez, escritor, narrador y novelista andaluz; un especialista en Paco de Lucía y Camarón de la Isla.

La dramaturgia se basaba en el cuento “La hora de los espejismos” pero la pandemia de la COVID, literalmente hablando, nos bajó del avión. Esto nos posibilitó madurar el espectáculo, incluimos canciones de la vieja trova, de David… ¡todo desde el malecón habanero!

Pasó al fin la pandemia y tanto nosotros como el público, tan necesitados unos de otros, nos unimos y disfrutamos. Así regresamos a las mismas ciudades hispanas, hecho que repetimos en noviembre de 2022, coincidiendo con la dura pérdida física de un cubano grande, hijo de Bayamo, gran padre, hermano, músico, artista, gloria de Cuba, del que siempre recibí mucho cariño, me llamaba sobrino, el inmenso Pablo Milanés.

Este año la gira, por tres meses, comprendió Alicante, Valencia, Cádiz y Madrid. Mucho esfuerzo pero muy lindo: compartir con colegas, amigos, hermanos de España y de Cuba.

Y te digo que llegué un domingo por la noche a La Habana y el lunes temprano entré en la Sala Llauradó, que celebraba sus 20 años de creada, de la que soy fundador, y presenté nada menos que "Mi Socio Manolo". Cansado pero feliz.

¡Teatro! ¿La reina de las artes escénicas?

Tienes mucha razón. Yo disfruto de todas, pero el teatro es sublime, es la que más me apasiona. Ese público que está en la sala y ríe y llora igual que tú, con mares y selvas de mentiras y que el espectador lo asume como real. Es algo fascinante. Por eso nunca estuve de acuerdo con los “conocedores nuevos” y “especialistas” que propusieron hacer teatro on line que no es lo mismo que teatro en televisión.

Por cierto, otro espacio televisivo perdido. En Cuba se hizo un espacio muy bueno: Teatro ICR, con un lenguaje propio a esa manifestación escénica. También desapareció otro programa bueno, El Cuento.

Roberto Garriga, Abel Ponce, Silvano Suárez, Vázquez Gallo, entre otros grandes directores entregaron muy buenas propuestas y eso era válido; ahora bien, el sentir la respiración del espectador, sentir su presencia… ¡Eso no tiene comparación! Por eso no estoy de acuerdo con el teatro on line.

La televisión te hace popular, todo el mundo te mira, recibo el cariño de los televidentes… ¡es un tren! pero el teatro es mi zona de confort.

René ¿del niño pelotero no extrañas los jonrones?

Jajajaja. Siempre. Cuando salí de la EIDE (Escuela de Iniciación Deportiva) y de grande también cuando efectuábamos los juegos entre actores, humoristas y músicos, a los que tú ibas; siempre he tenido en el alma la pelota. Incluso, muchos periodistas y narradores decían que nuestros encuentros colmaban más los estadios que los de la Serie Nacional.

Pero te digo que antes de la EIDE estudié violín en la ENA (Escuela Nacional de Arte). A mí me priva la música, el violín. La música me ha servido para descubrir el tempo de los personajes.

No es para menos, hijo de gato caza ratón y tú eres hijo de la maestra Pura Ortíz, pianista por años de la Orquesta Sinfónica Nacional, además de haber colaborado con el Teatro Lírico Nacional y la Orquesta Sinfónica de Córdova, España y trabajar en el montaje de las óperas L´Boheme, Tosca, El Trovador, Don Pascuale y en la zarzuela Cecilia Valdés.

Todo ese legado lo absorbí, pero además mi tiempo en la ENA fue asombroso porque allí bebíamos de muchas fuentes, lo mismo ballet clásico que folklórico, danza contemporánea, influencias de varios instrumentos musicales y variantes de artes escénicas. Era apasionante.

¿Por qué lo dejaste?

Porque lo mío era de oídas, no leía la música; vaya, era malo. Tenía grandes profesores y fui compañero de músicos relevantes pero eso no basta. Además, yo tenía el bichito de la pelota dentro: los domingos yo siempre jugaba en el entonces terreno de Bohemia, uno de los tantos que ha desaparecido; como también se jugaba en el terreno que hoy ocupa el parqueo de las FAR ¡mucha pelota! Ahora hay mucho menos, claro.

Después me mudé y me iba para el parque Martí, donde aprendí a nadar y se efectuaban eventos internacionales de varios deportes; incluso, fue sede del balonmano de los Juegos Panamericanos Habana 91 y ahora… ¡da grima, da espanto, envuelto en completo abandono y penuria, todo destruido!

¿Cómo entras a la EIDE?

Entré en el círculo social “José Antonio Echeverría” con Isidoro León, que fue lanzador de las Grandes Ligas y luego de jugar la provincial fui alumno de Ihosvany Gallegos, pitcher de Series Nacionales.

Ahí entro en la EIDE que estaba en Playa y entrenábamos con Papo Liaño. Tremendo piquete: Javier Méndez, Poulot, Zamora…Yo pitcheaba, jugaba primera y los jardines. Tenía buen brazo y fildeaba de espalda.

Y ahí vino lo de “pata de plancha” ¿no?

Jajajajaja. Sí. Yo tenía (tengo) un pie difícil, plano y me gané ese epíteto. Fueron momentos hermosos pues nos escapábamos y nos íbamos para la ENA, donde nos poníamos a ver a las modelos y observábamos las clases de actuación. Uno de los profesores era Luis Alberto García padre. Ahí se definió mi verdadera vocación: ¡actuar! Aunque mi amistad con los peloteros se mantuvo y seguirá de por vida.

¿Qué sentimiento te embarga al hablar de tus padres?

¡Orgullo! Puedo asegurarte que no hay hijo que sienta mayor orgullo por sus padres que yo. Soy hijo de dos exponentes de la cultura cubana, dos seres enormes pero si ellos hubiesen sido albañil y costurera yo hubiese sido el mejor albañil y el mejor modisto del mundo.

Mis padres nunca me permitieron vivir de ellos. Lo que yo logre lo lucho yo. Llevo con mucho respeto el apellido de ambos pero lo que soy no es por ellos. Incluso, cuando fui a entrar en el ISA traté de que mi padre me acompañara, pero mi padre me dio un NO rotundo. Él no estaba dispuesto a que me aprobaran por él. Y esto lo agradezco eternamente. Él siempre ha estado ahí, sus consejos viven en mí.

¿Y qué decirte de mi madre? Admirada por talentosos artistas internacionales y cubanos, desde Montserrat Caballé hasta Chucho Valdés pasando por Frank Fernández, maestra de Gonzalito Rubalcava. No le han dado el Premio Nacional de la Música…¡cosas que pasan! Ellos se lo pierden. Yo trato de ser la mitad de lo que han sido y son ellos.

Mi padre siempre me decía que para ser buen artista había que ser buena persona y eso es difícil pero trato de entregar lo mejor de mí a amigos, conocidos, a mi hija, a mi madre.

Con su hija Renata de la Cruz / Cortesía CiberCuba

Rene, la situación actual en nuestro país marca un párrafo aparte y consciente. Las firmas en la UNEAC, la posición del ministro de Cultura y aún mantenido, el desprecio a los que no comulguen como el gobierno ¿qué piensa un artista sensible como tú, se puede hacer algo?

La situación en nuestro país es increíble, estamos viviendo momentos muy difíciles. Tantos jóvenes partiendo buscando un futuro en otros horizontes. La pérdida de jóvenes y no tan jóvenes es muy triste, presenciamos un 27 de noviembre, un 11 de julio.

Errores, decisiones injustificadas que han provocado esta situación, errores y decisiones mal tomadas que sólo han incidido en hacer crecer el odio y lo peor, la justificación a ese odio. Yo lo único que quiero es que regrese el amor entre los cubanos, estén donde estén.

Actor Renecito de la Cruz. Foto: Renata de la Cruz / Cortesía CiberCuba

El cubano siempre ha sido solidario, basta ya de tanto odio. Cuba necesita de ese amor que tanto nos caracterizaba. Nunca me he encontrado un cubano, lo mismo en Madrid que en París, en Brasil, Venezuela, Colombia o Beijing que no sienta por su patria.

El cubano es un ser de amor; no sigamos matando ese sentimiento. Este tiene que ser un país de inclusión; aceptar a todos, piensen como piensen. José Martí pidió la libertad de las ideas, la posibilidad del respeto a la diversidad de las ideas. Ahí seremos una nación desarrollada.

Y yo me pregunto, tanto que decimos que somos martianos, que perseguimos el pensamiento del Apóstol y ¿lo hacemos realmente? Yo creo que no debemos utilizar los pensamientos de Martí hasta donde nos convengan y es que una simple coma mal puesta, una idea mal expuesta puede cambiar el sentido de la frase.

La diferencia en el pensar es lo que provoca que el país sea verdaderamente libre, que crezca. Cuba es una sola y es de los cubanos. Cuba es de Chacho y Chicha (personajes del videoclip que Renecito protagonizara con la actriz Nieves Riovalles); a Chacho lo que más le gusta es que Chicha le tenga limpia la choza y eso hace Chicha y él se lo pide con cariño y respeto. Así van por la vida tejiendo sueños; te cuento que ya anunciaron que habrá una segunda parte. Vaya ¡te adelanté una noticia!

Sé que siempre has cantado, llevas en vena la musicalidad; sé que admiras a Pablito. ¿A qué parte del hondo océano mandarías a Ana Hurtado?

La pérdida a finales del año pasado de una figura tan alta, llena de cubanía fue un golpe demoledor. En muy poco tiempo se nos fueron varios exponentes de nuestra cultura; en una semana perdimos a Aurora Basnuevo, Mario Balmaseda, Rogelio Martínez Furé, Eugenio Hernández Espinosa, entre otros, hasta el 22 de noviembre que partió Pablo.

Su concierto en La Habana fue un aviso, por eso todos teníamos que entregarle nuestro cariño. Todo lo que se movió alrededor de su concierto fue muy feo, la verdad. Él sabía que su final estaba cerca y vino a despedirse de su pueblo, de estos cubanos que tanto lo amamos.

Ese concierto lo disfrutamos todos y él lo disfrutó más. Le cantó a todo, incluyendo a la Revolución a pesar de que le prohibieron su Fundación, la misma que permitió difundir la cultura de creadores cubanos y extranjeros por todo el planeta.

Ahí está la Camerata Romeu, la compañía de Narciso Medina, muchos trovadores jóvenes así como Compay Segundo y la trova tradicional que hicieron trascender la música cubana más allá de nuestras fronteras.

Las canciones de Pablo Milanés hicieron que se conociera en el mundo el proceso humanista de la Revolución; entonces, cabe preguntarse ¿qué sucedió en ese ser humano tan vibrante y espectacular que era Pablito para que se produjera en él ese drástico cambio de opinión? ¿Qué lo provocó?

Y aún así, siguió cantando sus himnos, los himnos de nuestras vidas; esos himnos que tanto nos conmovieron, que nos removieron los sentimientos. Me preguntas por Ana Hurtado. Yo qué sé quién es esa Ana Hurtado. Ni la conozco ni en España nadie sabe quién es, pero sí te digo algo: debería limpiarse la boca, pedir perdón por hablar así de ese gran cubano que sigue haciéndonos cantar.

Y a los que sí la conocen y también disfrutaron y siguen disfrutando de la música de Pablo; esos poquitos que la conocen, debían exigirle en público que pronuncie una disculpa a este pueblo por hablar como lo hizo de un cubano mayor.

No me preguntes a qué parte del océano la mandaría porque sería una preocupación más para la vida rica, el ecosistema que hay que cuidar en los océanos ¡la vida en esas profundidades no nos perdonaría!

Por cuestiones como estas pienso que Cuba debe seguir uniéndose, seguir amándose. No permitamos que ni los de allá ni los de aquí nos separen. Yo quiero el amor entre los cubanos aunque pienses como quieras, vivas donde te dé la gana.

Actor Renecito de la Cruz. Foto: Renata de la Cruz / Cortesía CiberCuba

Tengo muchos amigos que ya no viven cerca de mi casa ni se paran a mi lado en el escenario pero cada vez que me los encuentro por ahí es una fiesta, porque donde quiera que nos vemos hay una fiesta y esa fiesta nadie la va a impedir nunca.

Ese es mi pensamiento y lo mantendré aquí, allá, en cualquier parte. Mis amigos siempre serán mis hermanos; mis sobrinos, que no viven conmigo, pero donde los vea, igual amor les doy. La nostalgia se mantiene y la alegría por vernos, cuando nos vemos, también.

Un solo mensaje Julita: amor para Cuba, amor entre los cubanos y con ese amor seguiré parándome en los escenarios. El amor por Cuba es mi lucha constante; la Cuba que respeto, la Cuba que defiendo, la Cuba que amo. Y esa Cuba es de todos nosotros a pesar de los sentimientos errados, a pesar de las cosas lamentables que suceden, a pesar del pensamiento cerrado.Fdebe ser

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Julita Osendi

Graduada de Periodismo en la Universidad de La Habana 1977. Periodista, comentarista deportiva, locutora y realizadora de más de 80 documentales y reportajes especiales. Entre mis coberturas periodísticas más relevantes se hallan 6 Juegos Olímpicos, 6 Campeonatos Mundiales de Atletismo, 3 Clásicos


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