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El intelectual cubano Jorge Fernández Era denunció la decisión de la Seguridad del Estado de emprender represalias contra su hijo en prisión, en su intento por acallar la voz del escritor y periodista contestatario.
En privación de libertad tras un delito cometido en 2021, el hijo de Fernández Era ha sido utilizado por los represores cubanos para presionar al escritor y obligarle a desistir de sus publicaciones críticas y mordaces en contra del régimen cubano.
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“Tras el proceso instructivo fue trasladado a la Prisión Occidental de Menores del Guatao, donde recibió presiones para que dejara de relacionarse con su papá. Viví una de ellas”, relató Fernández Era este martes en sus redes sociales.
Ocurrió aquella durante una de las visitas de familiares, cuando un oficial del Departamento Técnico de Investigaciones decidió privar al joven de ese derecho para someterlo a un interrogatorio sobre su padre. Sin embargo, no fue la única.
“El hecho que con su consentimiento denunciaré sucedió el miércoles 12 [de abril]. Necesitaba oír en voz de mi hijo detalles que me revelaran lo que me presentía: que había sido urdido con absoluta premeditación”, contó Fernández Era.
Desde marzo, la Seguridad del Estado ronda al joven en la prisión para convencerle de la conveniencia de alejarse de su padre, una figura perjudicial para él, sobre todo en su condición de reo de un delito.
En ese sentido, se le han acercado oficiales y “amigos” proponiéndole un cambio de centro penitenciario (El Chico) “en aras de ‘protegerlo’ de las influencias del padre”. Según denunció el periodista, “el confinamiento incluiría seis meses sin pase ni visita, mucho menos la de su progenitor”.
“Solicitaremos al Ministerio del Interior se posponga su traslado en aras de dar tiempo a que su papá se llame a contar sobre las publicaciones ofensivas al Gobierno y a la Revolución que publica en redes sociales”, dijo una oficial del centro penitenciario a un familiar del joven, que luego contó la conversación a su padre.
Las presiones sobre el joven de 22 años, que se encuentra cumpliendo sentencia en el “campamento Toledo 2, cercano a la CUJAE”, constituyen la enésima aberración de los órganos represores cubanos en su intento por silenciar a Fernández Era y una evidencia más del violento totalitarismo que oprime a los cubanos.
“Se somete a mi hijo a sanción adicional por causa de un delito que no cometió, o una ‘contravención’ de un familiar cercano. Él no tiene que pagar por lo que hace su padre, y viceversa. Lo acontecido con Eduardito viola los más elementales derechos humanos y la propia Constitución de la República. Un Estado de Derecho no puede permitir a los combatientes del MININT que, en nombre de la Revolución que dicen defender, utilicen métodos tan bajos de degradación humana con el único fin de callarme”.
Para Fernández Era, este comportamiento de las autoridades es propio “de un fascismo enquistado en el alma de la nación” y de una voluntad enfermiza de la Seguridad del Estado por impedirle ejercer su libertad de expresión.
“¿Podré, con tales precedentes, confiar en que los responsables de mantener el orden velen por que mi hijo cumpla solo lo que le toca según Ley de Proceso Penal y Código Penal vigentes?”, preguntó el angustiado padre, quien exigió la inmediata liberación de su hijo y una autorización para salir del país, ya que “aquí peligra su integridad física y sicológica”.
Para conseguirlo, el escritor hizo “un llamado a la ONU, a su Comisión de Derechos Humanos, a Amnistía Internacional, a la Unesco, al Vaticano, a las congregaciones religiosas de cualquier denominación, a la Cruz Roja Internacional, a las embajadas asentadas en La Habana, a los gobiernos y parlamentos democráticos del mundo entero, a escritores y artistas honestos, a los medios internacionales de prensa, a la izquierda internacional y a todas las personas de buen corazón a que intercedan por mi hijo".
“Hago responsable al presidente de la República, al primer ministro, al Partido Comunista de Cuba, a los órganos del Ministerio del Interior, de represalias que se ensañen en un joven que no tiene más culpa que ser hijo de su padre”, concluyó Fernández Era.
La denuncia confirma lo dicho por el intelectual días antes en un post a propósito de la censura ejercida contra él por la revista La Joven Cuba, en el cual avisó que contaría “en su debido momento todas las bajezas con que los ‘heroicos’ órganos del MININT me han ido para arriba”.
“Si mi reclamo no es atendido, el sábado 29 de abril, entre las 12:00 m y la 1:00 pm, volveré a sentarme ante el monumento al Apóstol del Parque Central, esta vez en protesta pacífica por el acoso que vivimos Eduardito y yo. Lo repetiré semana tras semana, a la misma hora. Ya nada tengo que perder”, advirtió Fernández Era.
Transido de dolor, el padre pidió a los represores del régimen que enfocaran su campaña de descrédito en él, que lo juzgaran y encarcelaran si así lo consideraban necesario para acallarle. “Pero, ¡No toquen a mi hijo!”.
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