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Cada día es más común encontrar en Cuba a personas que sobreviven pidiendo limosnas, buscando restos de alimentos en la basura y en el peor de los casos, viviendo en las mismas calles.
En un contexto marcado por la inflación, la escasez de productos básicos y los bajos salarios y jubilaciones, una triste realidad que ha llevado al aumento de la mendicidad.
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"No me digan que son descarados, alcohólicos o locos, porque si un salario no alcanza para nada, menos alguna jubilación, muchos no recuerdan ni el sabor de un vaso de leche!", señaló en octubre una autónoma, en un llamado a desterrar los prejuicios contra las personas que piden en las calles.
Limosneros, enfermos mentales o con alguna discapacidad, o personas sin familia o sin casa, pululan solos -o a veces acompañados de una mascota- tirados sobre cartones viejos en calles, parques, portales y paradas de guaguas de todo el país.
Entre ellos abundan los ancianos, un grupo de población que se caracteriza por su extrema vulnerabilidad, pues sus pensiones no alcanzan para cubrir las necesidades básicas para la vida y dependen de otras personas, además de que muchos llegan a esa edad sin familia.
En los últimos meses, los cubanos han hecho notar la gravedad del fenómeno de la mendicidad en Cuba, cuyo gobierno siempre presumió que en las calles no habían personas pidiendo limosnas para poder llevarse algo a la boca y sobrevivir.
Las medidas económicas del régimen han empujado a miles de familias a la pobreza.
Cuba es actualmente el país más pobre de América Latina, según la firma DatoWorld, un reconocido observatorio electoral internacional que evalúa parámetros como el ingreso per cápita, el acceso a los servicios de salud, a la seguridad social, la alimentación y espacios de la vivienda.
El país presenta un 72 por ciento de índice de pobreza, cifra que lo sitúa al frente de la región latinoamericana.
En medio de la falta de atención de las autoridades, la iglesia y activistas desarrollan iniciativas para ayudar a los más necesitados.
En enero, dos hermanos de Camagüey que llevan más de cuatro años viviendo en la calle junto a sus perritas, recibieron la ayuda desinteresada de buenos samaritanos que se conmovieron al conocer su historia.
El periodista José Luis Tan Estrada, coordinador del grupo Red Nacional De Corazón en la provincia, acudió con otros miembros a llevarles ropas, abrigos, comida, entre otras cosas.
Por esos días, un grupo de cubanos repartieron caldosa a 20 personas en situación de calle, tras una convocatoria de la activista Massiel Carrasquero Ramos para recoger ropas de invierno a los que duermen en Galiano y Reina, en Centro Habana.
La mayoría de los afectados eran hombres y de raza negra.
También en enero, la Iglesia Cristiana Pentecostal de Cuba llevó abrigos, sábanas y bebidas calientes a personas necesitadas que pernoctaban en las calles de la ciudad de Camagüey.
"¡La temperatura bajó! Hay frío en las calles, la iglesia lleva el calor de Cristo (abrigos, sábanas, té caliente caliente), el menesteroso nos necesita", expresó la iglesia en su muro de Facebook.
La institución religiosa mostró imágenes de las personas humildes y carentes de recursos que viven en las calles.
En diciembre, jóvenes de la parroquia Nuestra Señora del Carmen, en Santa Clara, repartieron alimentos calientes a personas sin techo y desamparadas que viven en las calles.
El 27 de diciembre, luego de celebrar la cena de Navidad, los jóvenes recorrieron las calles santaclareñas en busca de los pobres, los excluidos, los deambulantes, "esos que a los ojos de muchos pasan desapercibidos en nuestras calles", y les repartieron "un plato de comida caliente", según dio a conocer la diócesis santaclareña.
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