Una enorme cola deben hacer los cubanos en Camagüey para comprar pan a 75 pesos en mercados estatales, luego de casi una semana sin que este alimento llegue a la canasta básica normada.
Según publicó en Facebook el profesor y periodista cubano José Luis Tan Estrada, en dos puntos de venta estatales se vendió este jueves "pan suave largo" a 75 pesos y las personas se congregaron e hicieron largas filas para poder alcanzar a comprarlo.
"Hace más de cinco días que la mayoría de las familias camagüeyanas no recibe el famoso 'pan de la cuota' porque no hay harina en el país, según medios e instituciones oficialistas. Sin embargo, hoy jueves, en dos puntos de ventas estatales, pude apreciar enormes colas de la población para comprar 'pan suave del largo' a 75 pesos cada uno", escribió Tan Estrada.
Información enviada al periodista también apunta a que en el Mercado de Montercarlo de la ciudad de Camagüey, una Mipyme vende la libra de harina a 200 pesos, cuando el régimen avisó que hasta sábado alcanzó la reserva de harina para elaborar el pan de la población.
"Entonces, ¿hay o no harina para Yolanda?", se cuestionó el cubano.
Las interminables colas para el pan son parte del paisaje recurrente en la isla, donde la escasez de harina ha llegado a un punto insostenible.
Tras casi una semana sin el pan diario de la cuota familiar, las panaderías particulares y las pocas estatales que lo expenden han incrementado los precios de manera acelerada.
Los cubanos se quedaron sin el pan de la canasta básica luego de que en el país se acabara la harina para su elaboración.
En la mayoría de las provincias cubanas las escasas reservas de harina alcanzaron para producir el pan de la bodega hasta el sábado, pero desde entonces las panaderías estatales esperan pacientemente la distribución del producto luego de que un buque cargado de ese ingrediente llegara a Cuba.
En el municipio de Cárdenas, Matanzas, un hombre llegó a adquirir una barra a 150 pesos, luego de haberla comprado el mismo día a 130, una opción a la que tuvo que recurrir por no contar con el que vende el Estado a las familias.
Otra persona compartió en Internet las fotos del pan que le toca por la cuota junto a uno que compró en una panadería privada para demostrar la abismal diferencia entre ambos.
El del negocio particular era casi el doble de grande del de la bodega, su color mucho más claro y en general tenía un aspecto mucho más apetecible.
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