El boxeador cubano Yordenis Ugás celebró el viernes su cumpleaños 37 orgulloso y feliz de todos los logros que ha alcanzado en su vida.
"Que este otro año de vida llegue con salud, sabiduría, humildad y cosas buenas: Solo tengo que agradecer a la vida por todas las bendiciones y todo los regalos que he recibido", dijo en sus redes.
Yordenis festejó en su casa, con globos, frutas, dulces y una pequeña tarta con el número 37.
"Gracias a todos lo que están enviando amor y felicitaciones, gracias especialmente a la personas de la familia Team Ugás, que son todos ustedes. Los quiero mucho. Gracias a todos. Gracias a Dios. Dios Patria Vida Libertad.
En un video, el púgil aseguró que aunque le quedan muchas cosas por mejorar, está muy agradecido.
"Y ustedes saben, digo patria, vida y libertad para mis hermanos cubanos", afirmó.
Hace menos de un mes, el boxeador anunció que ya tiene en camino su próximo combate. Aunque no ha precisado contra quién será, sí anticipó que seguirá "luchando contra los mejores".
"¡Emocionado! Gracias a Dios una gran pelea en camino. Seguiremos luchando contra los mejores. Seguiremos persiguiendo la grandeza. ¡Vamos! Dios, Patria, Vida, Libertad", escribió el púgil en Facebook junto a un imagen suya sobre el ring.
A mediados de junio se cumplió un año de la delicada intervención quirúrgica a que Ugás debió ser sometido por las serias lesiones que sufrió en su ojo derecho durante su pelea contra el estadounidense Errol Spence en abril de 2022.
El cubano confirmó entonces que llevaba meses entrenando, a pesar de que aún tenía presión y visión doble en su ojo, y recalcó que lo peor de todo el proceso no había sido el dolor físico, pues las heridas más duras de la vida son las emocionales, en alusión a lo que representó para él la derrota frente a Spence.
"Nunca cuestiono cómo pasaron las cosas, porque Dios es el que sabe y yo estoy agradecido, pero siempre me pregunto cómo ese golpe en el round 7 me rompió el hueso orbital y no me tumbó, algo loco", comentó.
Yodenis ha compartido videos grabados en su local de entrenamiento, donde retomó su rutina de preparación tras casi un año recuperándose de lo que él llama "las heridas de la guerra".
"Estar aquí, gracias a Dios, entrenando y trabajando duro otra vez, es todo lo que le había pedido a Dios", expresó en marzo.
En diciembre, cuando aún no había regresado al ring, tuvo una cita con la doctora que le operó su ojo derecho, quien le confirmó que seguía mejorando cada vez más.
"Ese ojo mío salió al dueño, un guerrero, un valiente. Al principio de la cirugía me dijeron que iba a necesitar espejuelos, ahora me dicen que no. Atrás han quedado ocho meses de dolor, presión, visión doble, y aún así tengo 20-20 de mi visión. (...) Seguro muchos querían que me quedara tuerto, lo siento, están jodidos", dijo.
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