Cuba repite su clasificación de tercer país menos democrático de América Latina, según la última edición del Índice de Democracia elaborado por la Unidad de Inteligencia de la prestigiosa revista británica The Economist.
La encuesta anual, que califica el estado de la democracia en 167 países, ubicó a Cuba en el puesto 135, con una calificación 2.65 sobre 10, una puntuación basada en indicadores que reflejan la solidez de las prácticas democráticas, incluidas la imparcialidad con la que llevan a cabo las elecciones y la protección de las libertades civiles.
Por sus resultados, el régimen cubano es calificado como “autoritario”, un dudoso “honor” que comparte con los regímenes de Venezuela y Nicaragua. Mientras este último país clasifica como el peor de la región, en el puesto 143 (con 2.26 puntos), el régimen de Nicolás Maduro es el segundo menos democrático, ocupando el puesto 142 (2.31) del ranking de The Economist.
Solo tres países son considerados como democracias plenas en América Latina: Uruguay, Costa Rica y la Guyana Francesa. La mayoría están catalogados como democracias imperfectas (Brasil, Colombia, Argentina o Chile, entre otros), mientras que siete países latinoamericanos son clasificados como regímenes híbridos (México, El Salvador, Honduras, Guatemala, Bolivia, Perú y Ecuador).
La Unidad de Inteligencia de The Economist (UIE) clasifica a 167 países y territorios en una escala de diez. A nivel mundial, el último informe, publicado el 15 de febrero, muestra que menos del 8% de la población mundial vive en democracias plenas y que el 39,4% está bajo gobiernos autoritarios, frente al 36,9% en 2022.
Noruega, Nueva Zelanda e Islandia son los países más democráticos del mundo. La lista la cierra Afganistán, precedido por Myanmar y Corea del Norte.
Según la UIE, los regímenes autoritarios son propios de aquellos estados donde el pluralismo político estatal está ausente o muy restringido. Afirman que muchos países en esta categoría son dictaduras absolutas.
En otros, algunas instituciones formales de la democracia pueden existir, pero tienen poca sustancia. Las elecciones, si se llevan a cabo, no son libres ni justas.
En estos regímenes se cometen abusos y violaciones de las libertades civiles. Los medios suelen ser de propiedad estatal, o controlados por grupos relacionado con el régimen gobernante. Hay una represión de las críticas al gobierno y una generalizada censura. Y no existe un poder judicial independiente.
Mientras las tensiones geopolíticas crecen en el mundo, influyendo en la calidad de las democracias de algunos países -como la propia Ucrania, que resiste la invasión de Rusia- los tres peores regímenes de América Latina siguen siendo los mismos y en el mismo orden.
Nicaragua, Venezuela y Cuba siguen siendo actores antidemocráticos que, más allá del perjuicio que causan en sus poblaciones, influyen en los países democráticos de la región de manera perniciosa, exportando un modelo de autoritarismo que seduce a actores políticos afines.
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