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La noticia llegó el martes en la noche como una bomba. La Central Termoeléctrica (CTE) Antonio Guiteras se desconectaría del sistema electroenergético nacional a partir del miércoles 28 de febrero por espacio de 17 días para cumplir tareas de mantenimiento.
Los mensajes y notas informativas eran reenviados constantemente de un celular a otro. Los familiares y amigos de otros países preguntaban si era cierto lo que ya se decía a miles de kilómetros de distancia. Sí, sobrevendrían días más amargos aún por la salida del sistema de generación eléctrica la Central más importante de Occidente. La tristeza y la preocupación oscurecía los rostros de los más curtidos en estos años de carencias y dificultades.
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Junto a la noticia “operativa” regresaron dos figuras odiadas por el pueblo cubano: el plan de medidas de contingencia y la planificación de apagones por horas y municipios; una suerte de ruleta rusa en la que ninguno quiere incluirse para no constatar que le toca la bala montada en el tambor.
Las autoridades decidieron poner en práctica el régimen de contingencia no. 1 que se centra en extremar las medidas de ahorro en los horarios de mayor consumo, conocidos como picos. Así, se prohíbe el uso de los aires acondicionados administrativos en todos los horarios, apagarlo todo en los centros laborales durante las horas establecidas, menos los de producción continua. Paralizar las actividades laborales y fomentar el teletrabajo o el trabajo a distancia.
También se indicó limitar al máximo el alumbrado en pasillos, escaleras y áreas comunes en los centros de trabajo. Prohibir el uso de hornos eléctricos durante el pico ni realizar bombeos de agua en el sector estatal.
Por si esto fuera poco, el miércoles amaneció con la planificación de apagones desde las 8 de la mañana y hasta las 4 de la tarde en zonas pertenecientes a diez municipios de los más poblados de la capital cubana.
Faltará la energía eléctrica por espacio de ocho horas en los alrededores de las calles San Luis y Luz, en el municipio 10 de Octubre; en el reparto Frank País, de Arroyo Naranjo; en los repartos Aldabó, Mazorra, Panamericana y Abel Santamaría del municipio Boyeros; en toda la zona industrial de Berroa, en la Habana del Este; en los repartos Alberro, Santa María del Rosario y carretera de Santa María a Alberro, en el Cotorro.
Tampoco tendrán electricidad los alrededores de las calles Adriano, Maceo, Perdomo y Diez de Octubre, en el ultramarino municipio de Regla, así como los repartos Alturas de la Coronela y Ampliación de Arroyo Arenas, pertenecientes a La Lisa. Los repartos Buena Vista y Siboney, de Playa y los alrededores de las calles Camagüey, Avenida Boyeros y La Guayaba, en el Cerro se unirán a los repartos California y Jacomino en San Miguel del Padrón.
Enseguida, como una manera de amortiguar el impacto, la Unión Eléctrica de Cuba se adelanta a justificar que “estas medidas, entre otras, resultan vitales para reducir la demanda y mitigar las afectaciones a la población”, por lo que será “en extremo necesario exigir su cumplimiento, realizar análisis y adoptar medidas drásticas con los incumplidores, tanto políticas como administrativas”.
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