A pesar de que el régimen en Cuba ha promovido la bancarización de forma acelerada y obligatoria, durante los últimos siete meses, en la práctica, la medida gubernamental se incumple en muchas entidades estatales de Santiago de Cuba y ello perjudica a los habitantes que no logran acceder al dinero en efectivo.
Según la edición digital del periódico Sierra Maestra, recientemente se realizó un recorrido por centros de la gastronomía en la ciudad oriental y se descubrieron numerosos problemas en la aplicación de esa disposición del gobierno.
En el Parque de los Sueños pocos puestos aceptaban opciones virtuales de pago, “y como en el momento de la consulta, la persona que tenía la cuenta en su celular no estaba en el local, no fue posible. ¿Cómo puede algo tan importante depender de uno solo?”, señaló el diario.
Según el reportaje, la cafetería-pizzería La Vía Central, el centro Medité o Casa de las Infusiones Médicas y la heladería La Infinita no aceptan actualmente el pago por transferencia a través de ninguna de las plataformas digitales habilitadas en el país, como son EnZona y Transfermóvil.
En otros lugares, como el Coppelia La Arboleda, la UEB La España, la chocolatería Fraternidad y la tienda comercializadora Labiofam, los clientes sólo pueden emplear EnZona.
Algunos sitios tienen sus propias particularidades. El mercado El Santiaguero y el complejo Chan-Chan únicamente aceptan pagos por Transfermóvil, mientras que en la librería José Antonio Echeverría no han habilitado el servicio de caja extra.
Este último servicio permite a las personas extraer dinero en efectivo en establecimientos comerciales ubicados en aquellas zonas donde no haya cajeros automáticos.
El propio diario oficialista reflejó el descontrol que existe en estas instalaciones del gobierno, pues los clientes, en no pocas ocasiones, señalan que les impiden pagar por las plataformas EnZona o Transfermóvil “porque ese día existían problemas”.
En contraste, advirtió Sierra Maestra, “en paladares no estatales y Mipymes, la situación es más favorable para los usuarios, aunque no en todos los casos”.
Después de que en agosto pasado el régimen cubano aprobó un programa para la bancarización del país, el día a día de muchos santiagueros se transformó en la búsqueda eterna de cajeros con efectivo disponible y que no estén en apagón, y comercios –estatales o privados– que acepten el pago a través de EnZona o Transfermóvil.
Al respecto, CiberCuba contactó a algunas personas que confirmaron que es bastante difícil encontrar un cajero habilitado y dinero en efectivo.
“Subo Garzón, inicio en el banco cerca de la heladería Infinita, voy a los cajeros de los 18 plantas, de ahí bajo Enramadas, voy a todos los que están en esa calle, también a los que están en el Parque Céspedes, y nada. Ese recorrido lo hago mientras voy al trabajo y de regreso a la casa, dos veces por día, y pueden pasar semanas sin ver efectivo”, explicó una señora que prefirió mantener el anonimato.
Un trabajador del puerto Guillermón Moncada refirió que gracias a una amiga puede acceder al efectivo: “Ella es dueña de una cafetería y tiene un negocio de envío de remesas a Cuba y por esas actividades recoge bastantes billetes de todas las denominaciones, y a mí me cambia sin pagar nada extra”.
“Antes iba a los centros estatales, la bodega por ejemplo, o al coppelia Jardín de las Enramadas, pero eso es una mafia. En esos lugares los administradores ayudan a quienes ellos quieran y no hay nadie que vele porque las cosas se hagan bien. Es un relajo”, sentenció.
Una tercera persona, también contactada por nuestro diario, refirió que en marzo solo pudo acceder al efectivo porque un amigo lo puso en contacto con el director de una sucursal bancaria.
“Tenía una gran cantidad de dinero en mi cuenta que necesitaba sacarlo. Un amigo me dijo que, con el incentivo apropiado, el director de una sucursal podía ayudarme. Así lo hice, y me avisó un día que se hicieron varios depósitos. Fui en el horario que no tocaba el apagón y pude cobrar. Ese día me di cuenta que hay clientes regulares para ese ‘servicio’”, comentó.
Muchos acuden a las vías informales porque “empatarse” con un cajero funcionando, que no esté apagado por falta de corriente eléctrica, que además tenga efectivo y la cola no sea gigantesca, es casi argumento de un cuento de ficción.
Una alternativa que han encontrado algunas personas es cambiar en la calle, pagando el 10 por ciento de la transferencia a cambio de efectivo.
Los entrevistados coinciden en que si el gobierno no resuelve hasta ahora los problemas con la famosa bancarización, la solución muchas veces está en las manos de cada uno.
Sin señalar culpables ni profundizar, el periódico Sierra Maestra refiere que aún quedan muchos problemas por solucionar, como son “el respaldo para la extracción de efectivo, la apertura y utilización de las cuentas fiscales, la asociación a formas de pago digital; la fiscalización de todos los organismos implicados, la exigencia del cumplimiento de lo establecido, la facilitación de la instalación del Transfermóvil, que aún presenta barreras, la capacitación de los trabajadores, la alfabetización virtual de determinados grupos etarios, el contar con otras maneras ante la falta de un celular u otra tecnología”.
En un país donde ni los cajeros tienen efectivo, el régimen cubano aprobó hace siete meses el programa para la bancarización del país que comprende un grupo de medidas para incentivar el uso de los canales electrónicos de cobro y pago en la isla, y también para ejercer un control férreo sobre el efectivo.
Desde entonces, y aún sin solución, se mantiene el problema del acceso a los billetes, y las personas no consiguen siquiera extraer sus salarios con facilidad, ni en cajeros ni en los centros estatales que tienen habilitado el servicio de caja extra.
El régimen cubano, en su afán de controlar los nuevos “actores económicos” (entiéndase micros, pequeñas y medianas empresas), impuso un proceso “gradual” de bancarización, que al final ha sido obstáculo a la circulación de dinero, intensificando aún más su escasez de efectivo y disparando la inflación y el precio del dólar en el mercado informal.
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