Una bailarina cubana que triunfó en el famoso cabaret Tropicana en los años 50 y lleva más de seis décadas viviendo en España, afirmó en una entrevista que decidió irse de Cuba, donde había triunfado y era muy feliz, al llegar el comunismo.
Marta Castillo Torrens era una primera bailarina que actuó en los tres cabarets más importantes de La Habana: Sans Souci, Montmartre y Tropicana. Pero fue en este último donde estuvo más años haciendo espectáculos, con dos producciones por temporada, una en invierno y otra en verano.
Todo eso se acabó con el triunfo de la revolución castrista. Primero se fue a Miami, de ahí a Puerto Rico y luego a México, donde estuvo tres años, hasta que en 1964 decidió radicarse en España. Nunca más ha vuelto a Cuba.
"Estando en Barcelona yo escuchaba muchos rumores de lo de la revolución, pero no le hacía mucho caso. Lo cierto es que cuando llegaron los comunistas, nosotros tuvimos la suerte de poder irnos. El maestro Roderico [el mítico coreógrafo Neyra] tenía un contrato para poder salir de gira con uno de los espectáculos de Tropicana, y nos fuimos todos...", relató en entrevista a La Lectura, suplemento cultural del diario español El Mundo.
Nacida en La Habana en 1931, durante su rica trayectoria en Cuba trabajó con grandes figuras como Benny Moré, quien fue su pareja en un show en el Montmartre que tuvo un gran éxito.
"Él era una persona extraordinaria, aunque ya tomaba mucho (yo creo que murió de algo del hígado), pero cuanto más tomaba, mejor cantaba. Todos lo adoraban y yo tenía una amistad muy buena con él", dijo.
Integrante de las legendarias "Mulatas de fuego", Marta negó que existiera racismo en los espectáculos cubanos.
"En Cuba no había racismo, vivíamos todos juntos, blancos y negros, sin complejos y sin problemas, y en los cabarets actuábamos también todos juntos. Yo fui figura en Tropicana y no soy blanca, de hecho había muchos músicos también que eran mulatos", aclaró.
"Donde sí vi racismo fue en Miami, allí sí lo notabas en la calle y en los restaurantes, por eso yo luego no me quedé allí y preferí venirme a España a vivir", precisó.
Celia Cruz y Tito Puente tuvieron un papel especial en su vida. La primera fue "como una hermana para mí", y con el músico norteamericano tuvo una relación sentimental que duró más de 30 años, aunque él vivía en Estados Unidos y ella en España.
"Celia, cuando venía a Madrid, me traía regalos que Tito le había dado para mí. Era muy buena amiga y una gran cantante", recalcó.
El exilio en España no significó el fin de la carrera de Marta. Con su pareja de baile, Miguel Chekis -fallecido en 2020 de Covid- siguió bailando por todo el mundo, hasta que ella cumplió 61 años. "Y no porque no tuviera más fuerzas, "sino porque todo cambió y ya los espectáculos había que hacerlos sin orquesta", subrayó.
Con 92 años, esta gran artista vive en Madrid. Su sobrino Jorge Enrique González Pacheco, poeta, escritor y fundador y director del Seattle Latino Film Festival en Estados Unidos, busca inversores para hacer un documental sobre la vida de su tía, de la que inexplicablemente no se conoce en absoluto.
"[En España] me encuentro como en mi casa. Yo sí que tengo dos amores, como decía Machín, uno es España y el otro es Cuba. Pero yo ya soy española. Nunca más he vuelto a Cuba. La madre de Chekis nos decía que allí las cosas estaban muy mal, por eso nunca volvimos", señaló.
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