El ministro de Transporte de Cuba, Eduardo Rodríguez Dávila, reconoció el pésimo servicio que ofrece el gobierno a quienes deben trasladarse a la Isla de la Juventud.
En un texto compartido en su perfil de Facebook, Rodríguez Dávila admitió que el proceso es sumamente incómodo y engorroso, desde la compra del pasaje hasta la llegada.
Según explicó, el ferry Perseverancia, que empezó a operar en agosto pasado, pertenece a la Empresa Prácticos de Cuba, cuyos trabajadores cobran salarios muy bajos, a pesar de que los precios de los pasajes van desde los 200 pesos para pasajeros hasta los 780 pesos por vehículos.
Además de los bajos sueldos de los tripulantes, las condiciones de trabajo (alimentación y disponibilidad de camarotes) son malas. Todo ello hace que cada día cueste más captar a jóvenes que deseen incorporarse al staff de la embarcación.
En cuanto al servicio que se ofrece a los viajeros, el dirigente estuvo de acuerdo en que a lo difícil que resulta adquirir los boletos, se suma la "larga y agotadora" espera desde que se sale de La Habana hasta arribar a Nueva Gerona.
"Las condiciones de la terminal de Batabanó distan de ser cómodas y todo el sistema de monte y desmonte de los ómnibus resulta cuando menos angustioso. La terminal de Gerona, no se encuentra en mejor estado y la de 26 en La Habana también requiere atención", detalló.
El denominador común para los viajeros, en una u otra dirección, son los largos tiempos de espera y la pobre información que les brindan.
El ministro no se refirió a otros problemas que han vivido los pasajeros que viajan a la Isla de la Juventud, a pesar de que el Perseverancia no lleva ni siquiera un año en activo.
En marzo pasado, detuvo sus servicios por falta de combustible.
En septiembre también hubo una suspensión del servicio y la Empresa Viajero ni siquiera explicó el motivo, solo ofreció disculpas y pidió a los pasajeros que colaboraran y que de ser posible viajaran solo por cuestiones inaplazables.
Los problemas con el ferry complican aún más el panorama del transporte en la Isla de la Juventud, limitado severamente debido a la escasez de embarcaciones.
Las opciones de viaje para la población se han visto reducidas, lo cual mantiene en una zozobra a muchos ciudadanos que dependen del servicio marítimo para sus desplazamientos elementales.
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