El mandatario ha dicho en un comunicado publicado en la red social X que cree “que es en el mejor interés de mi partido y del país que me retire y me enfoque únicamente en cumplir mis deberes como presidente durante el resto de mi mandato”.
Asimismo, ha ofrecido su apoyo a una posible candidatura de su vicepresidenta Kamala Harris.
“Hoy quiero ofrecer todo mi apoyo y respaldo para que Kamala sea la candidata de nuestro partido este año. Demócratas: es hora de unirse y vencer a Trump. Hagámoslo”, sentenció Biden en otro mensaje a los estadounidenses y a la comunidad internacional.
Sin embargo, aunque este punto de apoyo ayuda a Kamala a convertirse finalmente en la candidata del Partido Demócrata rumbo a las elecciones del 5 de noviembre, todavía la primera mujer vicepresidenta estadounidense debe pasar otros procesos, incluyendo la posibilidad de no ser nominada en detrimento de otros posibles candidatos.
Si bien es cierto que encabeza la lista de probables sustitutos, pues es la más conocida en el ámbito nacional estadounidense y, de una posible contienda, pudiera continuar con los fondos de campaña que tiene Biden al estar junto a él en la boleta, también resuenan otros nombres en el lobby demócrata.
Entre ellos están los gobernadores de California, Gavin Newsom; de Illinois, J. B. Pritzker; de Michigan, Gretchen Whitmer; de Colorado, Jared Polis; y el de Pensilvania, Josh Shapiro.
Newson tiene números significativos en contiendas electorales. Según un recuento de ABC, el demócrata no ha perdido ninguna elección desde sus primeros años como alcalde de San Francisco, cargo que ocupó entre 2004 y 2011.
Al puesto llegó con 36 años, convirtiéndose en el más joven en el cargo y con un claro 72% de los votos. Lleva 20 años en la política estatal y, además de gobernador, fue vicegobernador.
Sobre Biden expresó que “pasará a la historia como uno de los presidentes más impactantes y desinteresados”.
Whitmer, por su parte, es preferida del ala más progresista del PD. En un comunicado tras conocer el retiro de Biden dijo: “Mi trabajo en esta elección seguirá siendo el mismo: hacer todo lo que pueda para elegir demócratas y detener a Donald Trump”.
Las previsiones también manejan otros nombres aunque con menos resonancia. Algunas menciones son las del senador Bernie Sanders, un año mayor que Biden; el secretario de Transporte Pete Buttigieg y los senadores Cory Booker, de New Jersey, y Amy Klobuchar, de Minnesota, también encuentran su espacio en este debate.
Reemplazar a un candidato presidencial en plena campaña se presentaba como una tarea hercúlea y sin precedentes en la historia moderna de Estados Unidos. Sin embargo, la presión sobre Biden y su equipo dieron resultados.
La incertidumbre generada por su desempeño en el debate contra Donald Trump, oficializado candidato por el Partido Republicano, llevó a reflexionar sobre la viabilidad de su candidatura y las posibles alternativas que el partido debe considerar.
Sin embargo, finalmente son los delegados del partido los encargados de decidir el nuevo candidato.
En ese escenario, Biden podría buscar inclinar la balanza hacia un candidato u otro -como ha hecho con Kamala Harris- pidiéndoles el voto, pues los delegados fueron nombrados por su lealtad hacia él.
Sin embargo, no están obligados a seguir las directrices de Biden a la hora de escoger a un sucesor. En este escenario, sin candidato claro, los demócratas votarán en la convención “abierta” por su favorito, un procedimiento que no se da desde 1968.
A la Convención Nacional Demócrata, que inicia el 19 de agosto, se puede llegar con dos escenarios: una alternativa es el candidato ya acordado, lo que haría de la reunión un simple procedimiento. Otra es con varios posibles sucesores, lo que obligará a la votación, que no terminará hasta que haya una mayoría y se designe al relevo de Biden.
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